Palacio del Elíseo. Foto ¿?
La visita de Estado de SM Carlos III, Rey de Inglaterra, y su esposa, la Reina Camila, acompañados del presidente Emmanuel Macron y su esposa, Brigitte, comenzó la tarde del miércoles con una ceremonia solemne ante la tumba del soldado desconocido, en el Arco del Triunfo, símbolo supremo de la «restauración» de la legendaria «entente cordial» entre la más antigua de las monarquías parlamentarias y la «monarquía republicana» más poderosa de nuestro tiempo.
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Palacio de Versalles. Foto ¿?
Por ambas partes, en la cúspide del Estado, se deseó comenzar la visita en un lugar altamente simbólico para las relaciones entre ambos países.
El Arco del Triunfo, en la Plaza Charles de Gaulle, es el monumento emblemático a las campañas imperiales de Napoleón. Ningún otro presidente o jefe de Estado aliados, con la excepción de los EE. UU., podría participar en una ceremonia semejante. Para España, las campañas imperiales de Napoleón no son motivo de estima particular. Para Alemania o Italia, el recuerdo de la rivalidad militar, durante la Segunda Guerra Mundial, siguen teniendo una huella simbólica muy alta.
Tras la ceremonia, el Rey de Inglaterra y el presidente de Francia desfilaron por los Campos Elíseos, en coche descubierto, «escoltados», por los aires, por la Patrouille de France y la Red Arrox, símbolos del arma aérea de ambos países. En el terreno militar, Francia y el Reino Unido son las dos únicas potencias nucleares europeas y comparten una cultura militar muy similar, bastante alejada de los modelos alemán, italiano o español, solo comparable al modelo estadounidense.
Macron recibió a Carlos III con estas palabras: «Majestad, vinisteis a Francia, por vez primera, como príncipe. Regresáis como Rey. Mis respetos». Tras el desfile en coche descubierto por los Campos Elíseos, la gran avenida de los desfiles militares, nacionales, los Macron recibieron a los reyes de Inglaterra en el palacio del Elíseo, residencia del jefe del Estado, donde también se encuentra el «cetro» del botón del arma atónica nacional. Ningún presidente democrático tiene ese poder, excepcional: el presidente francés es, al mismo, la máxima autoridad militar, con poder para apretar el botón del uso del arma atónica.
Carlos III y su esposa residen en la embajada del Reino Unido en Francia, a doscientos metros cortos del Elíseo. Detalle igualmente simbólico, en la puesta en escena de la restauración de la «entente cordial» entre dos «monarquías», que decidieron celebrar el reencuentro con una cena de gala en el palacio de Versalles, residencia histórica de los reyes de Francia, hasta la Revolución de 1789 – 93 y el Terror, con la guillotina, en la actual plaza de la Concordia, antigua plaza de la Revolución donde fueron guillotinados Luis XVI y María Antonieta, los últimos reyes de Francia.
Originalmente, la visita de Estado de Carlos III estuvo programada para el mes de marzo pasado. Pero, por aquellas fechas, Francia estaba en pie de guerra callejera contra Emmanuel Macron, denunciado por millares de manifestantes como un «rey» condenado a la guillotina.
Seis meses más tarde, la crisis social y callejera se ha apaciguado. Y Macron recibe a Carlos III de igual a igual, en tanto que «monarca republicano», entre el Arco del Triunfo y el Elíseo. «Vida pública», la institución oficial que informa sobre las instituciones de Francia, califica siempre al presidente de Francia como «monarca republicano» (entre comillas), con unos poderes «absolutos» que no tienen el presidente o jefe de Estado de ninguna otra democracia industrial. «La visita del Rey Carlos III permite a Emmanuel Macron usar su traje de monarca republicano», escribe Le Figaro (matutino conservador), sin entrecomillar el título de monarca republicano.
El primer día de la vista de los reyes de Inglaterra culminará con una cena en Versalles, la antigua residencia de los Reyes de Francia entre 1682 y 1789, símbolo absoluto del Antiguo Régimen. El Rey de Inglaterra y el presidente de Francia han deseado estar acompañados de artistas y celebridades, para celebrar la nueva «entente cordial» con vinos y cocina francesa, a mayor gloria de los valores nacionales.
Con motivo de la visita del Rey de Inglaterra, preparada durante mucho tiempo, París y Londres han deseado situar el diálogo, personal e institucional, «más allá» de la diplomacia convencional. El monarca británico y el «monarca republicano» francés no discutirán el rosario de problemas pendientes entre Londres y la UE, tras el Brexit. Pero ambos han oficiado de «embajadores» de un diálogo que pasa por la fraternidad de la antigua «entente cordial».
Carlos III no puede ni debe hacer incursiones en la política activa. Pero sus tareas institucionales son altamente simbólicas. «Monarca republicano», por el contrario, Macron puede y desea oficiar de «intermediario» oficioso entre la «nueva» Inglaterra y unos escaldados aliados europeos. Sin olvidar un detalle capital: los franceses eligen democráticamente a su «monarca» temporal; pero también se arrogan el derecho a conducirlo a la guillotina política, destronándolo en una próxima elección. ABC, Macron y Carlos III restauran la entente cordial entre Francia e Inglaterra en la era ‘pos-Brexit’ + ABC.
Fina says
Quiño,
Muchas gracias por tenernos tan bien informados de esta visita histórica. Parece que la primera dama francesa posee el elixir de la eterna juventud…
Es impresionante la mesa para la cena de gala en honor de los monarcas en el palacio de Versalles. ¡De película!
Esperemos que este encuentro sea beneficioso para ambas naciones y para Europa.
JP Quiñonero says
Fina,
Siempre tan generosa y gentil, siempre…
Tan tan de agradecer …
En mi caso, cosas del curro…
Vamos…
Q.-