Autoroute du Soleil, a la altura de Cruas-Meysse, 30 diciembre 2009. Foto JPQ.
En Francia, la energía nuclear, civil y militar, indisociables, es una de las matrices históricas de la soberanía nacional y de las ambiciones europeas, ante los grandes desafíos ecológicos y militares dónde está hipotecado el futuro de Europa.
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Históricamente, desde 1958 / 62, todos los presidentes y gobiernos de la historia de la V República apoyaron y defendieron con matices propios esas ambiciones. Emmanuel Macron inició, entre los meses de febrero del 2022 y 2023, un proceso más ambicioso: presentar la energía nuclear como «la más limpia, verde y ecológica», anunciando un gran programa energético, con nuevas centrales nucleares; fundar una Alianza nuclear (AN) con los Estados miembros de la UE partidarios de la energía atómica; y poner el arsenal militar nuclear francés al servicio de la defensa de Europa.
Ambiciones íntimamente unidas.
El mes de febrero del 2023, Francia, Bélgica, Bulgaria, Croacia, Estonia, Finlandia, Hungría, Holanda, Polonia, la República Checa, Rumanía, Eslovenia, Eslovaquia y Suecia firmaron en Estocolmo el acta fundacional de Alianza nuclear (AN). Inglaterra (segunda potencia nuclear europea) e Italia, participaron en el acta fundacional en tanto que países «observadores».
Desde su fundación, AN se reúne regularmente, para presionar en el seno de las instituciones europeas con el fin de conseguir para la energía atómica las mismas «ventajas» y «ayudas» que las energías ecológicas y renovables. En Francia, el 70 / 72 % de la energía consumida es de origen nuclear. El 25 % de la energía consumida en toda Europa es de origen atómico: y el 40 % es de origen francés. Esa posición energética, industrial y comercial, nacional y continental, también tiene una traducción diplomática muy activa e influyente.
El 4 de marzo pasado, los catorce miembros fundadores de la AN y los dos grandes miembros «observadores», se reunieron en París lanzando un programa de acción, dentro y fuera de la UE, con muchos frentes.
Ese proyecto, concebido esencialmente por el gobierno de Emmanuel Macron, matizado con las aportaciones del resto de los miembros de la Alianza, tiene estos objetivos de acción diplomática y cooperación multilateral: «reconocer el puesto de la energía nuclear en la decarbonización de la economía», «asegurar la autonomía estratégica», «intensificar la defensa de la energía atómica», «crear un marco europeo global propicio al desarrollo de la energía nuclear, asegurando su financiación». Francia ha creado un grupo de trabajo especial, con participación de otros Estados y este objetivo: «Crear nuevos instrumentos de financiación de la energía nuclear, con ayudas del Banco Europeo de Inversiones (BEI), fondos para la innovación».
El intento de invasión rusa de Ucrania y la prolongación indefinida de la guerra, en el corazón de Europa del este, ha recordado la dependencia energética de Alemania y buena parte del continente de los suministros rusos. La fragilidad energética y militar de Europa es muy considerable, sin energía ni recursos militares propios para defender la soberanía continental, hipotecada al «paraguas militar» de los EE. UU. (que tiene muchas armas nucleares estacionadas en Alemania, Italia, Bélgica, Holanda). Si Donald Trump fuese elegido presidente, la inseguridad europea crecería de manera espectacular, ante el riesgo de la retirada norteamericana de una Europa, mal protegida y débil en el terreno militar y energético.
Ante esa doble fragilidad, Emmanuel Macron volvió a reiterar una proposición de gran calado: poner el arsenal nuclear francés al servicio de la seguridad europea, sugiriendo la creación de una defensa europea, asociada pero independiente a la OTAN, pilar militar de la Alianza Atlántica.
Desde la óptica francesa, independencia energética e independencia militar son indisociables. Y la energía nuclear es la matriz de los dos grandes pilares fundacionales.
En tanto que potencia energética, atómica, Francia ha creado y lidera la AN, contando con un número importante de aliados.
En tanto que potencia nuclear, militar, solo puede compartir ese recurso estratégico. Se puede compartir la negociación de ayudas para financiar la construcción de nuevas centrales nucleares. No se puede compartir el «botón» del lanzamiento de misiles armados con cabezas nucleares. Ante ese dilema, desde hace décadas, Alemania siempre ha desconfiado de Francia, prefiriendo «refugiarse» en el «paraguas atómico» de los EE. UU., pagado por los contribuyentes norteamericanos.
La guerra de Ucrania ha replanteado esos grandes problemas, donde está hipotecado el futuro de Europa, recordando que, en verdad, energía nuclear, civil y militar, son indisociables, en Europa.
El resultado de las elecciones europeas del próximo mes de junio podrá «matizar» ambos procesos. En su día, el Parlamento Europeo (PE) pudiera influir, en alguna manera, en los proyectos de la Alianza Nuclear (AN) y en el proyecto de eventual negociación de un hipotética defensa común europea. Sean cuales sean los equilibrios políticos del futuro PE, la energía nuclear, civil y militar, seguirá siendo, en Francia, la matriz fundacional de la soberanía nacional y las ambiciones europeas. ABC, La energía nuclear, matriz de las ambiciones internacionales de Francia + PDF.
Francia acelera su proyecto de construcción de nuevos reactores y centrales nucleares.
Le Monde, Le gouvernement sonne la « mobilisation générale » pour l’emploi dans le nucléaire : soudeurs, chaudronniers, ingénieurs. Les recrutements pourraient atteindre 100 000 personnes de 2023 à 2033.
Macron y Scholz escenifican su oposición sobre energía y defensa.
Francia pierde su soberanía eléctrica, víctima de su “transición ecológica”.
Jose says
Hablar de la sociedad nuclear parece ser un tema de mal gusto. Cuando ya hace tiempo que estamos. Las minas de uranio se convierten en deseo de muchos países. Las centrales nucleares que casi hacen desaparecer a Ucrania y a Rusia. Por no mentar las de EU UE Japón y más. Las pruebas nucleares de los ejércitos han llenado el planeta de radiaciones con las primeras explosiones más los fallos técnicos de las centrales nucleares mas los nuevos experimentos. Hay pocos pensadores que les pagen para que expliquen este tipo de sociedad tecnológica nuclear. Hay un libro escrito por Gunter Anders que mantiene un intercambio epistolar de cartas con el soldado aviador que soltó la primera bomba atómica. Un tema que da miedo tocarlo. Un aviador con un artefacto producido por las mentes más brillantes del momento más de seiscientos mil colaboradores directos e indirectos gastos inimaginables para nuestras mentes limitadas aprieta un botón y acaba con miles de civiles que hacían sus cosas bajo el sol y de pronto mil soles lo arrasan todo. Nunca sabremos quién es el responsable. Desde entonces la época de la irresponsabilidad ha ido a más arrastrando la confianza en los otros y en unos mismos. Un problema que no creo que se planteen los que quieren iluminar el planeta entero las veinticuatro horas del día con centrales nucleares o como las llamen hoy dia. Estos chicos que aún creen que cambiando nombres cambian la realidad. Los tenderos de las palabras. Que venden mundos para los mudos. Nos venden la energía nuclear como ecológica como arma defensiva nunca como arma de destrucción masiva cuando el ADN ARN de la especie ya se resiente pronto llenaremos los circos de monstruos como en el siglo diecinueve. La única diferencia será que los monstruos serán los espectadores más que los actores. Amen por los nuevos iluminados ilustrados de los mundos de las palabras. El mundo nunca acaba donde acaba el lenguaje de uno. Acaba cuando la mayoría hace lo posible para que acabe con sus juguetes inútiles pero mortíferos.
JP Quiñonero says
José,
Bueno… Francia está por la energía nuclear… España y Alemania contra… el tiempo dirá quién acertaba o se equivocaba…
Q.-