
Francesc Català-Roca, La pell de Barcelona (2024).
El primer siglo de la historia de la fotografía estuvo dominado por el blanco y negro.
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Y muchos grandes maestros defendieron esa supremacía, hasta hoy mismo.
Henri Cartier-Bresson llegó a declarar: «La photographie en couleurs n’est pour moi qu’un moyen de documentation et ne peut être un moyen d’expression artistique».
Otro grandísimo maestro, Walker Evans, estima que la fotografía en color era «vulgar».
Es una historia bien conocida, cómo olvidarlo.
En algún momento de mediados del siglo XX, la fotografía en color comenzó a cobrar una importancia que no ha dejado de crecer. La gran transición de la fotografía analógica a la fotografia digital quizá favoreció el crecimiento espectacular de la fotografía en color.
Al azar de mi sensibilidad recuerdo grandes maestros del color fotográfico, Saul Leiter, William Eggleston, Harry Gruyaert, Alex Webb, Bruce Davidson, Constantine Manos, Steve McCurry, Helen Levitt, Vivian Meier, Martin Parr, Joel Meyerowitz.
Gran maestro, Francesc Català-Roca inmortalizó Barcelona en blanco y negro. Pero su obra culmina fotografiando Barcelona en color: Català-Roca, la piel y las mujeres de Barcelona
Sin embargo, grandes creadores y muchos aficionados continuan fieles a la foto analógica, en blanco y negro. Incluso grandes constructores, como Leica, siguen distribuyendo equipos solo aptos para el blanco y negro.
No entraré en más detalles sin duda históricos. Quede constancia del apego de una cierta elite al blanco y negro.
A la pregunta, «¿Porqué sus fotos son en blanco y negro?», Graciela Iturbide, gran fotógrafa, flamante Premio Princesa de Asturias de las Artes, responde:
«Porque siento que la realidad, mayoritariamente, es en blanco y negro; las fotos a color las siento como una ilusión, como de mentira». ABC, 26 mayo 2025. Entrevista de Milton Merlo, «La realidad es en blanco y negro; la mentira, en color».
Si la frase es correcta, bien transcrita tras un diálogo periodístico, me parece un error garrafal.
El blanco y negro no existe en la realidad. Puede ser un reflejo fotográfico genial de muchas realidades. Pero no existe como color único de ninguna realidad. La realidad, por el contrario, tiene muchos colores. Decir que el color fotográfico es una «mentira» me parece algo peor y más grave que un lapsus: un error castrófico para la comprensión de la fotografía y el arte.
Arte.
Quiño,
¡Qué triste sería la vida sin colores!
Demos gracias de que existan y de que podamos apreciarlos y contemplarlos.
Los colores alegran mi existencia.
En fin, contra gustos no hay disputas…
Palanteeeeeeeee……….con tu París en color!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Fina,
Argumento mayor… la tristeza de una vida sin color, colores… nos enriquecen, a su manera, descubriendo otros mundos terrenales, que están en este, si…
Q.-