Instantánea, by Weegee
Durante mucho tiempo, los pueblerinos carpetovetónicos que llegaban a París se apresuraban a escribir un artículo contando su emoción descubriendo el Mediterráneo del Sena y los puestos de libros viejos para turistas. Hemos cambiado de retórica lírica. Ahora, los mismos pueblerinos vienen a París invitados por las fundaciones más zorras, los modistos más avispados y los perfumistas más astutos, y publican gratuitamente artículos publicitarios glosando el “glamour” (¡¡!!) o la “modernidad” (¡¡!!) de los productos que desean promocionar quienes les pagan el viaje.
No en vano, en Caína se compra y se vende al precio más alto la moda “internacional”: la charleta o el librillo de una cuentista tocada de rouge parisino, o el fantasma que vende duros falsos neoyorquinos, a cuatro euros de vellón, son recibidos bajo el palio de lo modelno en los altares publicitarios donde se visten los santos de lo que se lleva, engatusando al personal con la bisutería de la ignorancia cainita.
Hace poco me entere por medio de mi hija, que esta en el negocio, de que la «afrancesizacion» de los productos cosmeticos y perfumisticos que se produce en España (la colonia Jacques, el acento frances de la voz en «off» de muchos anuncios de perfumeria, etc), no tiene lugar en ningun otro pais del mundo.
Ramón,
Creo que tu hija y tu veis la cosa con bastante precisión. Hay otro prisma, complementario: hay grandes empresas catalanas (perfumes y cosméticos) que ya son propietarias o accionistas muy mayoritarias de grandes empresas de marca y lujo parisino… que luego venden sus productos ¿catalanes? ¿franceses? ¿occitanos? en Carpetovetonia, con fino acento francés, vía la tele y las imágenes publicitarias…
Q.-
«Relaciones de viajes» (Balmes, ‘El Criterio’, X) es un texto delicioso, en que se pone en solfa toda la literatura de viajes (de todos los tiempos).
Joaquín,
Sospecho que citar a Balmes, en estos tiempos que corren, es algo sencillamente subversivo y provocador. Dicho esto, si recuerdas, un gentleman solo defiende causas perdidas…
Q.-
Bueno, bueno… el bueno de Balmes cada vez que viajaba a París se cuidaba con meticulosidad y sutileza de enviar a la sombrerería familiar de Vic minuciosos informes de la moda parisina; que la metafísica estará muy bien, pero hay cosas con las que no se juega.
Bien regresado al ciberespacio, Joaquín.
Gregorio,
Hombre… Balmes era un hombre muy fino. Todavía hoy, Yves Saint Laurent es más famoso e internacional que Sartre…
Q.-
Gracias, Gregorio, estoy en la fase de «descompresión virtual». Copio un párrafo de mosén Balmes:
«En esta clase de escritos [las relaciones de viajes] deben distinguirse dos partes: las descripciones de objetos que ha visto o escenas que ha presenciado el viajero y las demás noticias y observaciones de que llena su obra. Por lo tocante a lo primero, conviene recordar lo que se ha dicho sobre la veracidad, añadiéndose dos advertencias: 1ª. Que la desconfianza de la fidelidad de los cuadros debe guardar alguna proporción con la distancia del lugar de la escena, por aquello: «De luengas tierras, luengas mentiras». 2ª. Que los viajeros corren riesgo de exagerar, desfigurar y hasta fingir, haciendo formar ideas muy equivocadas sobre el país que describen por el vanidoso prurito de hacerse interesantes y de darse importancia contando peregrinas aventuras. »
(Y aquí el lector añade unas gruesas risotadas; Balmes tenía mucho humor).