He vuelto a ver, con la misma emoción de siempre, el Samourai de Jean-Pierre Melville, que se abre con una legendaria cita falsa del libro Bushido, el código de honor de los samurais japoneses: “II n’y a pas de plus profonde solitude que celle du samouraï; si ce n’est celle du tigre dans la jungle, peut-être…”
No hay soledad más profunda que la del samurái; sino es la del tigre en la selva… El samurái de Melville es indisociable de los samuráis de Kurosawa y de algunos héroes del autor de Moby Dick. Soledad del héroe, el asesino y el waldgänger jüngeriano [Der Waldgang], errantes en una ciudad moderna que viene de Frizt Lang. Sacrificio, el suyo, del hombre libre y en pena, condenado, presto a morir en la soledad absoluta del asesino a sueldo capaz de dar su vida, su alma, sin esperanza de redención.
maty says
Con el transcurrir de los años, uno va conociendo sus limitaciones. Una de las mías, es mi incapacidad para crear párrafos como:
Chema says
J.P.:
La otra noche escuché al marqués de Tamarón que la traducción walgang /»emboscadura», waldganger/»emboscado» le parecía desafortunada. A mí, sin embargo, me da la sensación de que Jünger ha tenido bastante suerte con sus traducciones españolas. ¿Opiniones?
Luis Rivera says
A mi no me acaba de convencer y tal vez prefiriera «emboscarse» que yo entendería como meterse en el bosque. El RAE dice que es la acción de emboscar o emboscarse, y en segunda acepción Lugar que sirve para lo anterior.
Por lo tanto es lo mismo que «emboscar». Lo que pasa es que emboscar y emboscada suenan a hostilidad.
«Embosquecer» según el RAE es «hacerse bosque» que podría servir.
Creo que el problema de «emboscadura» es que, para mi, tiene un sonido rematadamente feo.
Una posibilidad nueva sería «bosquearse», pero que se yo…
JP Quiñonero says
Maty, Chema, Luis,
En verdad os digo que tampoco yo tengo ninguna solución.
El problema se plantea así…
Jünger publicó Der Waldgang (1951) dando su primera versión de la cosa… utilizar la figura del waldgänger para hablar de un tipo de hombre moderno… el utilizaba waldgänger recordando la figura de un proscrito islandés medieval, condenado a buscar refugio en el bosque. Jünger explica (cito de memoria) que, para él, el waldgänger es el hombre privado de Dios, de tierra natal, de patria, condenado al destierro absoluto, sin Dios, sin patria, etc. Pero siempre dispuesto a defender su identidad última de hombre libre.
El traductor al francés de Der Waldgang, Henri Plard, dio en su día una larga explicación. Él prefirió resolver del problema del waldgänger titulando ese libro, en francés, Tratado del rebelde. Muy amablemente, Jünger avanzó sus reservas: él no había escrito un “tratado” (cosa muy francesa, desde su óptica alemana) ni el waldgänger era exactamente un “rebelde”, aunque la rebeldía se presuma. El alejamiento, destierro, soledad del waldgänger es mucho más absoluta, radical, definitiva.
Años más tarde, Andrés Sánchez Pascual acometió la tarea de traducir ese libro al español. Y encontró la Emboscadura, que me parece una traducción fiel. Aunque tampoco tengo claro que la figura del emboscado (en castellano) refleje siempre con claridad la figura del desterrado sin patria ni Dios. Por los años que Andrés publicó su traducción, coincidíamos los veranos entre Caldetes, Llavaneres y St Viçenc Montalt. Y ya le confesé mi admiración por esa y tantísimas otras traducciones suyas. Con los años, admiro más su obra (la de Andrés), que no ha recibido homenaje público merecido, para mi gusto.
Así las cosas, ¿quién es el waldgänger?… El Robín del bosque de Sherwood de MCurtiz/EFlinn se le acerca bastante: pero es demasiado infantil. Ayer noche me pareció que el JCostello/samurai de JP Melville se le aproxima mucho-mucho. En verdad, quizá tampoco haya una sola manera de ser ni un arquetipo único de waldgänger: hay muchas maneras de vivir en soledad proscrita y desterrada.
Q.-
Luis Rivera says
Leí en cierta ocasión una frase de José Luis Gómez que me pareció excelente. La anoté. Tiene que ver con este pequeño aporte de opiniones y la trasncribo:
«La única oarcela de libertad que pueda conseguir una persona que vive en sociedad es un desapego profundo hacia las cosas materiales, emocionales.».
Desapego ha sido siempre un vocablo que me ha motivado a reflexión: Una de sus acepciones según RAE es «alejamiento, desvío».
No la propongo como alternativa, porque no hay que obviar en la obra de Junger la imagen del bosque y su enorme potencial metafórico.
Luis Rivera says
Por cierto, que creo que un embiscado sería «Jeremiah Johnson», del filme de Pollack interpretado por Redford. En esta línea, la filmografía del Oeste nos dan una amplia muestra de seres solitarios, retirados de la civilización, etc.
JP Quiñonero says
Luis,
JJ también pertenece a ese linaje, por supuesto. Con matices, entre los personajes del Oeste y la jungla urbana (JH), como muy bien recuerdas, hay bastantes otros, creo. Incluso los siete magníficos (que vienen de los samurais de Kurosawa, como el samurai de JPMelville). Y tantos otros: con muchas variantes, etc.
Q.-
Azazel Schmied says
La página del Marqués de Tamarón está en http://marquesdetamaron.blogspot.com/
Mercè says
Desapareció la información del link waldgänger del post, Q…
JP Quiñonero says
Mercè,
Gracias por advertírmelo… he intentado rescatarlo, y no lo encuentro. Problema típico con los links (de ahí el fecharlos, y anotar su procedencia; pero bueno). Ese link remitía a una definición más o menos potable. Vuelvo a leer lo escrito… y casi te copio lo respondido a Maty, Chema, Luis, que siguen pareciéndome una introducción honrada:
En verdad os digo que tampoco yo tengo ninguna solución.
El problema se plantea así…
Jünger publicó Der Waldgang (1951) dando su primera versión de la cosa… utilizar la figura del waldgänger para hablar de un tipo de hombre moderno… el utilizaba waldgänger recordando la figura de un proscrito islandés medieval, condenado a buscar refugio en el bosque. Jünger explica (cito de memoria) que, para él, el waldgänger es el hombre privado de Dios, de tierra natal, de patria, condenado al destierro absoluto, sin Dios, sin patria, etc. Pero siempre dispuesto a defender su identidad última de hombre libre.
El traductor al francés de Der Waldgang, Henri Plard, dio en su día una larga explicación. Él prefirió resolver del problema del waldgänger titulando ese libro, en francés, Tratado del rebelde. Muy amablemente, Jünger avanzó sus reservas: él no había escrito un “tratado” (cosa muy francesa, desde su óptica alemana) ni el waldgänger era exactamente un “rebelde”, aunque la rebeldía se presuma. El alejamiento, destierro, soledad del waldgänger es mucho más absoluta, radical, definitiva.
Años más tarde, Andrés Sánchez Pascual acometió la tarea de traducir ese libro al español. Y encontró la Emboscadura, que me parece una traducción fiel. Aunque tampoco tengo claro que la figura del emboscado (en castellano) refleje siempre con claridad la figura del desterrado sin patria ni Dios. Por los años que Andrés publicó su traducción, coincidíamos los veranos entre Caldetes, Llavaneres y St Viçenc Montalt. Y ya le confesé mi admiración por esa y tantísimas otras traducciones suyas. Con los años, admiro más su obra (la de Andrés), que no ha recibido homenaje público merecido, para mi gusto.
Así las cosas, ¿quién es el waldgänger?… El Robín del bosque de Sherwood de MCurtiz/EFlinn se le acerca bastante: pero es demasiado infantil. Ayer noche me pareció que el JCostello/samurai de JP Melville se le aproxima mucho-mucho. En verdad, quizá tampoco haya una sola manera de ser ni un arquetipo único de waldgänger: hay muchas maneras de vivir en soledad proscrita y desterrada.
Q.-
Mercè says
Gracias, Q
JP Quiñonero says
GRACIAS A TÍ, Mercè…