Primerodeabril 2005. Foto JPQ. “Aquella noche de primavera, en el casino de Montecarlo…”
Quien se perdió, corriendo tras Lo – li – ta o la silueta de Ana Karenina, solo puede amar la ilusión de Montecarlo, incluso como cronista ocasional de amoríos, bodas, crímenes y muertes, en una Costa Azul inmortalizada, qué se yo, por Lartigue, Hitchcock, Stefan Zweig, Somerset Maugham y el Fitzgerald de Tender is the night, Recuerdo de los Fitzgerald.
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“DEL LECHO AL TRONO… Y TIRO PORQUE ME TOCA…”
Alberto II de Mónaco (50 años) y Charlene Wittstock (30 años) han decidido contraer matrimonio, tras un noviazgo oficioso que se hizo público en los JJOO de invierno del 2006 y debiera hacerse oficial este otoño, tras una bizantina puesta en escena de la pareja, en la Costa Azul, sucesivos viajes oficiales del príncipe, hasta la celebración pública de la relación amorosa, en los JJOO de Pekín, el verano pasado, prólogo cosmopolita al matrimonio que debiera consumarse la primavera o el verano del 2009.
Palacio no desmiente las afirmaciones de Bild am Sonntag, Gala y Le Parisien, anunciando la “inminente” proclamación del noviazgo oficial. Las ya legendarias imágenes de Charlene Wittstock irrumpiendo como una estrella solar en el último baile de la Cruz Roja, luciendo un majestuoso modelo malva de Terrence Bray, su modisto preferido, instalado en Durban, escoltada en muy segundo plano por las princesas Caroline y Stephanie, voluntariamente eclipsadas, ya proclamaban silenciosamente su nueva posición estelar en el palacio de la familia Grimaldi, tras haber conquistado el corazón y el lecho de Alberto II.
El último baile de la Cruz Roja, fecha capital en el calendario oficial de Mónaco / Monte Carlo, estuvo precedido por señales inequívocas.
Durante una visita oficial a Austria, la primavera pasada, Charlene Wittstock posó junto al presidente Heinz Fischer en las escenas oficiales. Las imágenes de Alberto y Charlene, en Pekín, como enamorados y representantes oficiales de Mónaco, confirmaron la intimidad finalmente proclamada sin lejanas reservas.
La metamorfosis de las relaciones Alberto – Wittstock ha coincidido con las metamorfosis de la imagen femenina de la antigua campeona olímpica sur africana.
En su origen último, la relación de la pareja fue una relación deportiva, juvenil. Una nadadora olímpica, muy bella, lucía una figura de escuela o estrella de sirenas, acompañada de un hombre que todavía tenía el porte de un antiguo deportista de élite.
REINO ENCANTADO
Con la muerte de su padre, Alberto II no solo asumió la soledad del poder supremo. Su figura se enriqueció adiposamente con el porte de un señor acomodado, ligeramente fondón, acompañado de una señorita de altísimos vuelos. Con prudencia, mucha finura e impecable discreción, la figura pública de Charlene Wittstock comenzó a sufrir una metamorfosis de otro tipo. La antigua deportista se transformó en una mujer madura todavía muy joven, aérea, luminosa.
La irrupción imperial de Charlene Wittstock en el último baile de la Cruz Roja culminó tal metamorfosis con una elegancia definitiva. La antigua deportista de elite era y es ya, para siempre, una gran dama que luce los modelos de la más alta costura con la elegancia intachable de una princesa con mucha casta. Ella irrumpiendo en la escena, escoltada por Caroline y Stephanie, anunciaba a quien pudiera desconocerlo que había nacido una nueva estrella en la bóveda celeste de la nueva geografía del lujo y los placeres, en el corazón de la Costa Azul.
A la complicidad flagrante de los enamorados, durante los últimos seis meses, seguirá pronto el anuncio del noviazgo oficial. Y la boda, la primavera o el verano que viene, en la Catedral de Mónaco, como dudarlo, donde están enterrados Grace de Monaco y Rainiero, entre otros ancestros del príncipe. La boda legendaria de Grace y Rainiero, en 1956, abrió una nueva página en la historia de Mónaco y la Costa Azul. La boda de Alberto II y Charlene confirmará el nuevo rumbo que ha tomado el viejo reino encantado, fundado por los Grimaldi hace más de trescientos años.
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Deliciosa historia, rose bombom, Mr. Q. Què ocurriò aquella primavera..?
… Mme Marie,
Aquella primavera… pura literatura. Primavera primavera la de septiembre, en Madrid, Cedaceros Street,
Q.-