Imprescindibles para sobrevivir
La filología, la crítica literaria y la hermenéutica del lenguaje pueden ser armas decisivas para los últimos hombres libres, quizá, cuando el Estado, las mafias filantrópicas y las masas lectoricidas (Ramón dixit) están socavando los fundamentos de la razón, el Verbo, el Logos.
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Carrefour de l’Odeon, 19 abril 2009. Foto JPQ.
LAS MULTITUDES LECTORICIDAS ATACAN
A través de los ensayos y misceláneas que precedieron a sus Gramáticas de la creación (2001), Steiner había explorado el dédalo de abismales cuestiones que precipitaron nuestra encrucijada actual, cuando asistimos, quizá, a una modificación sustancial del concepto mismo de persona humana y la marea negra de sonámbulas “multitudes lectoricidas” (Ramón dixit) modifica de manera ¿definitiva? nuestras relaciones con la palabra escrita.
¿Qué queda por escribir cuando se han escrito unas Gramáticas de la creación que ya abordaban las primeras cuestiones esenciales, sobre el origen y evolución, técnica y espiritual, de nuestras culturas, a las puertas de una nueva civilización, cuando los cambios que hoy modifican los conceptos de la comunicación, el conocimiento, la generación de sentidos y de formas, son, probablemente, los mayores y de mayores consecuencias, desde que el homo sapiens elaboró el lenguaje…?
Queda por continuar reconstruyendo el atormentado camino que condujo hasta esta encrucijada crucial para el destino de nuestra civilización.
LA PERSONA HUMANA, AMENAZADA
Entre 1967 y 1997, Steiner ejerció la crítica literaria en el New Yorker, el semanario de ciertas elites muy costa Este de los EE.UU., donde publicó 130 comentarios, entre los que hay muchas pequeñas obras maestras, joyas preciosas que nos permiten seguir muchas pistas indispensable para intentar comprender la encrucijada que el mismo Steiner había resumido con luminosa claridad: ¿Puede existir y sobrevivir la persona humana, tal como la conocemos, desde hace tres o cuatro mil años, si se socaban, dinamitan y destruyen definitivamente la relaciones entre el hombre y el logos, la palabra, el Verbo que lo funda y echa los cimientos de su morada en la tierra…?
Bulevar St.Germain, 18 marzo 2009. Foto JPQ.
A través de un ensayo magistral consagrado al historiador del arte Anthony Blunt, eminencia absoluta en sus disciplinas y traidor a su patria, en beneficio de la difunta URSS, Steiner plantea un problema de fondo, ya tratado por el su libro canónico sobre Heidegger: cómo los “clérigos” (en la terminología de Julien Benda) de la cultura, los “mandarines” universitarios, pueden convertirse en personajes luciferinos, desfondando con su amoralismo cínico y desalmado los viejos principios de lo bueno, lo bello y lo justo.
EL TESTAMENTO DE LOS HÉROES
Sin duda, el caso de Heidegger quizá sea mucho más hondo, complejo. Pero Steiner demuestra como la “excelencia” universitaria, el magisterio de los “mandarines”, aceleran en nuestro tiempo, con frecuencia, la desertización moral y espiritual de algunos viejos principios donde crecieron las amenazadas raíces de nuestra civilización.
A través de algunos pasajes esenciales de la correspondencia cruzada entre Walter Benjamín y Gershom Scholem, consagrados a Klee y Kafka, entre otros temas mayores, diseccionados con una fignura intelectual a la altura de los venerados maestros, Steiner se adentra por el tobogán del “fin” de una historia (la nuestra) convertida en pesadilla ¿sin retorno? del hombre privado de Dios, del Logos, de fe, de esperanza, desarraigado (Simone Veil) en una tierra natal (la heimat de Heidegger) condenada ella misma a la desertización geográfica y espiritual.
A través de una revisión global de la obra de Arthur Koestler, con una atención muy particular su Testamento español, culminando con el misterioso suicidio de Arthur y Cynthia Koestler, Steiner se adentra en el mar de los sargazos (Jean Rhys) de las metamorfosis del héroe de nuestra civilización.
ANARQUISTAS, ARQUITECTOS Y AMENAZADOS HOMBRES LIBRES
Más allá de sus íntimas razones, cubiertas con el púdico velo de la piedad, el suicidio de los Koestler arroja una lívida luz sobre la tumba sin nombre donde se precipita el hombre contemporáneo de nuestra civilización. El Lord Jim de Conrad muere voluntariamente para respetar y hacer valer los principios morales donde su funda su vida, como Sócrates, como Jesús. Los Koestler mueren voluntariamente al fin de un proceso agonal de muerte sin resurrección de todos los valores. Celine, Cioran, Thomas Bernhard nos hablan del mismo bosque de almas muertas, desarraigadas, que se cierne sobre los últimos hombres libres.
A través de la voz que no calla cuando todo se ha perdido, en la obra de Samuel Beckett, a través del legado todo de Borges, presentado como supremo “anarquista y arquitecto”, Steiner rastrea y encuentra lo que él define de este modo: “La función liberadora del arte reposa en su capacidad de soñar un nuevo mundo, contra el mundo”. Así, la palabra, el Logos, amenazado por las “multitudes lectoricidas” recobra la tarea original del Verbo: salir al paso de los escombros y mataderos de la historia, para construir un mundo nuevo.
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George Steiner at the New Yorker. Edición e introducción de Robert Boyers. New Directions Books. New York, 2009. 343 páginas.
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- George Steiner, en el New Yorker.
- Steiner y las gramáticas de la creación.
- George Steiner y el ocaso de Europa.
- El Taller de la gracia y las multitudes lectoricidas.
- Imprescindibles para sobrevivir, en este Infierno.
Bulevar St.Germain, 26 marzo 2009. Foto JPQ.
Passy says
El artículo es estupendo, pero su pesimismo necesitaba de las ilustraciones.
La primera parece una búsqueda contemporánea de El origen del mundo.
La segunda, sin ninguna duda, es un fotograma de un película de la nouvelle vague rodada con algo más de color,
Y la tercera demuestra que el fotógrafo tiene lo que hay que tener para el trabajo de campo: flexibilidad en las rodillas y en la espalda.
Saludos,
JP Quiñonero says
Miguel,
Algo así pudo pasar por mi cabeza. No sé.
Sobre las fotos…
En verdad… para empezar, busqué en mi archivo algo que hablase del íntimo taller de la escritura, el taller de la gracia, y me pareció que la primera foto podía evocar algo de eso.
La segunda: cosas del cazador furtivo, a las tantas de la noche, maravillado ante la proximidad de una figura iluminada por una luz tan…
La tercera… algo así, dicho finamente, claro.
Graciasssssssssssssssssssssss….
Q.-
PS. Dicho todo eso… quizá lo esencial sea una cierta cara dura, matizada con una sonrisa franca.
Lola says
Me obsesiona el tema de los «clérigos». Es sangrante. Por cierto del espía Blunt hay una bastante reciente biografía minuciosa y ejemplar, hecha por una compatriota; menudo tío, si se me permite la vulgaridad.
Habla Arentd en una entrevista en la tv alemana, ahora publicada en catalán. Perdón por la extensión, pero es tan sarcástica y tan sagaz…:
(Alemania, principios años 30)»El problema no era pas el que feien els nostres enemics, sinó el que feien els nostres amics.El que en aquell moment va passar en l’onada de neutralització, que a més era bastant voluntària, si més no encara no es produïa sota la pressió del terror, va ser com si es formés un espai buit al teu voltant. Jo vivia en un ambient intel.lectual, però també coneixia altres persones. I vaig poder constatar que entre els intel.lectuals la neutralització era com qui diu la regla. Però entre els altres no (…) En l’essència de totes aquestes coses hi ha el fet de poder-se inventar alguna cosa en cada situació, com si diguéssim. Miri, que algú es neutralitzés perquè havia de pensar en la dona i el fill, això no s’ho ha pres mai ningú malament. El pitjor era que llavors hi creien de veritat! (…) trobaven alguna cosa en Hitler, i en part coses interesantíssimes! Totalment fantàstiques i interessants i complicades! Això em semblava grotesc.»
Feliz Sant Jordi, JP, supongo que estás en París. Te mando una delicadísima rosa.
JP Quiñonero says
Lola,
Oye, que maravilla de cita… tan bella, tan honda y, en el fondo, terrible… el problema no es lo que hacían nuestros enemigos; si no lo que hacían nuestros amigos… Si, por ahí comenzaba el proceso de destrucción de la razón y destrucción de la moral, que luego tomarían tan frondosos rumbos. En ese terreno siempre recuerdo Las reservas morales de Robert Antelme sobre Jorge Semprún y los comunsitas en Buchenwald,
Q.-
PS. También yo te envío un ramo de rosas. Roses de Picardie es una vieja cursilería adorable que cantaba un YMontand de otra época.
PS.