RCh por Timoteo Perez Rubio, Roma, 1925.

Si entiendo bien el lío parlamentario, dos o tres Españas se disputan a garrotazos la marca, el concepto y el modelo territorial de España, víctima siempre de sus íntimos demonios, llevándosela en volandas, a imagen y semejanza del Volaverunt goyesco.

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Quizá nada más urgente que una reconstrucción, no solo institucional, que nos remite a los viejos proyectos de quienes soñaron una España menos cutre, menos zafia, menos cerril, más limpia y luminosa.

En la historia reciente, recuerdo, en particular, a Rosa Chacel y Luis Rosales, mis maestros: Reconstrucción de la arquitectura no solo constitucional de España: el modelo Luis Rosales y Luis Rosales y la arquitectura espiritual de España.

En el caso de Rosa Chacel… toda su vida y su obra solo tuvieron un objetivo: modificar el rumbo de la historia de nuestra cultura, torcida, pensaba Rosa, desde la irrupción trágica de la Picaresca. Por escrito, en persona, conversando, tomando copas, merendando, soñando, tras una copiosa cena, Rosa siempre volvía al mismo proceso histórico: la historia de la lengua española se tuerce, se envenena, con la degradación espiritual que arrastra consigo la novela picaresca.

Gran lectora de Platón, Rosa pensaba que las palabras tienen vida espiritual, y, en definitiva, ellas nombran y construyen algo que en otro tiempo se llamó “espíritu”, o “alma”, que nosotros destruimos degradando el uso del lenguaje, malversando, deteriorando, corrompiendo el uso de las palabras. Con la Picaresca, pensaba Rosa, la lengua española cayó de hinojos en su propia ruina, perpetrando inmemorables atentados terroristas contra el alma y el espíritu de la lengua española, degradando, como consecuencia, el destino de España.
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Cuando Rosa trabajaba en la redacción de Barrio de Maravillas, Pere Gimferrer y yo recibíamos cada quince días una veintena de páginas mecanografiadas. Y esa lectura, en mi antigua casa, ya perdida, en Móstoles, me reveló, finalmente, el alcance definitivo de la obra de Rosa: un intento desesperado de construir otra España, limpiar, purificar y devolver al español una pureza cristalina, para salvarnos del infierno de la historia.
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El día de la presentación de Barrio de Maravillas intenté explicar por vez primera esa ambición chaceliana de construcción de otros mundos, verbales, como refutación del tiempo y de la historia, evocando el fantasma de Randolp Carter…Una cofradía de secretos conjurados, ABC, 28 de julio de 1994.

Vísperas del 20D… Recuerdo a Rosa Chacel construyendo el alma de Leticia Valle.
Vísperas del 20D… Recuerdo la Teresa Mancha de Rosa Chacel.
Vísperas del 20D… Recuerdo el Barrio de Maravillas de Rosa Chacel.
Mercè Rodoreda, Rosa Chacel y Quiñonero.
El 2 de mayo, Rosa Chacel, Rodoreda y los genios del lugar.
Chacel, Rodoreda, Yourcenar, Woolf y otras hilanderas.
Con Rosa Chacel y María Zambrano, en París.