Sinera, Ateneu. Paseo Xifré, 22 julio 2017. Foto JPQ.
Felices vacaciones
Arenys / Sinera [ .. ] Primer café de la mañana en el Ateneu de Sinera.
[ .. ]
Felices vacaciones 4.
Felices vacaciones 3.
Felices vacaciones 2.
[ .. ]
Josep Pla y el estamento municipal de Barcelona.
Caína y los feudos, “reinos” e “imperios” hispánicos.
Meteorología y suicidio de VN.
Cosas y figuras que se resisten a morir, desaparecer.
Variaciones sobre El cementerio marino.
Despedida de VN, desde el hotel construido en la laguna seca de Alvargonzález.
El Campo de Rivesaltes, en llamas.
El paisaje a la luz de Monet, Ruscha, Auschwitz y nuestra mirada.
Una entrevista ¿perdida? de Mercè Rodoreda.
Park Güell, la Pedrera y la tierra prometida.
Luminosa oscuridad de parque temático.
Josep Pla y el nido de reptiles catalanes.
Nocturno de primeros de agosto.
Desiertos cristalinos y esmeralda.
Muertos, sexo y comida basura.
Nausicaa y las luces fluorescentes.
Juan Pedro, que me haces picar, ay. Me decía, Pablo, déjalo correr que te enreda. Y al final, tanta tercera edad, tanto Sinera…y entro al saco con Espriu. El anzuelo.
Pablo,
Hay para mi algo emocionante en tus palabras, si.
«Felices vacaciones» no es un título exactamente irónico. Pero tampoco responde al sentido convencional y convenido. Quizá sea / será una crónica puramente visual de cosas, realidades, que algo tienen que ver con las «vacaciones», pero que son otra cosa. Ponerme a «comentar», «hacer literatura» y todo eso, con el pretexto de mis imágenes es la última de mis intenciones. Las imágenes hablan por sí solas, no necesitan «literatura». Por el contrario, en mi caso, asocio o intento asociar imágenes, enlazándolas las unas con las otras, como las cerezas, si… y, efectivamente, en este caso, la Sinera de Espriu está muy presente. Más bien, la «metamorfosis» de la Sinera de Espriu, ay… Curioso que sea un andaluz quien se detenga en ese detalle. Llevo años y años visitando la tumba de Espriu, por las mismas fechas: y no recuerdo que el detalle haya interesado a ningún catalán,
Q.-
Juan Pedro, muchas gracias. Hay personas sensibles, en el sentido de observadores, en todos lados.
Sobre la foto, tengo una opinión al respecto. Y la comparto contigo. Mira, todos los años hago una humilde colaboración a la revista anual de mi pueblo. Un poco me atan la accesibilidad para todos. Y este es el artículo de este año. Prepárate para el sermón jejejeje utilizó pseudónimo mezcla del personaje de Eco y de don Gonzalo Torrente Ballester.
RAFAEL, EL FOTÓGRAFO
Una foto sin historia no me vale, me apremia saber el porqué y el cómo, quiénes son los rostros humanos, sus vidas, qué motivó que aparecieran juntos y lo que querían transmitir. Las fotos llevan un mensaje, como el que lanza el náufrago en una isla desierta, acaso vivimos ya en un desierto sin darnos cuenta, y es la foto nuestro mensaje, nuestra llamada de auxilio, nuestra esperanza.
Mi amigo Javier me invita acompañarle a los San Fermines, es muy precipitado, tengo la agenda laboral muy ocupada, tal vez demasiada, pero mandan las circunstancias. Parte de mis ancestros provienen de Navarra y me siento en la obligación de ir a Pamplona. Pero le ruego encarecidamente me mande fotos, y lo hace. Javier ¡por lo que más quieras, que en todas apareces tú con la camisa blanca y el pañuelo rojo! ¿qué quieres, la catedral? eres insaciable, me responde. Sabe que quiero conocer, sentir el latido del corazón de la calle Estafeta al paso del encierro de los Cebada Gago, beber de la bota de vino sin abrir la boca y notar el calcetín sudado de un día que no conoció hora para el ocaso.
Eran los años sesenta, repaso las fotos de las Escuelas, yo en un pupitre con un libro de Ciencias Naturales y la bola del mundo, debía ser un virus generalizado, creía era para inocularnos el espíritu de Cortés, el ansia oceánica de Núñez de Balboa, la pura esencia y matriz extremeña. Y no, luego mis amigos de Sevilla tenían otra gemela de la mía, y también los amigos de otros amigos en otras partes del globo terráqueo. Igual con las de la primera comunión, pero las nuestras con el fondo del comercio de Juan Moreno, coloniales, o tomando todos los niños el chocolate con churros en el MoryMor ¡Toma, Moreno! diría Macario, el personaje del célebre ventrílocuo.
Y fue el encargo que hice a Javier, y las fotos de antaño, las que me devolvieron la memoria de la primera persona que vi tirar una foto. Tengo recuerdos vagos y tal vez imprecisos de su historia vital, pero no debía caer en el olvido de Campillo de Llerena, ni en el mío, Rafael, el fotógrafo. Ahora que para el viaje de novios ya no llevas carretes del 12, todo un atrevimiento del 24, de fotos hablamos, y que de tu casa al Rodeo ya llevas 34 capturas con el móvil, y en un día de San Isidro has agotado todos los archivos habidos y por haber, de su memoria, tú ya no la tienes propia porque no habrás revelado ninguna de ellas para el día de mañana, se nos agiganta la figura de Rafael. Vuelve la quietud, darle al tiempo su tiempo, y sobre todo no perder el tuyo.
Rafael Vega era parco en palabras, enjuto, alto, me recuerda a la figura de don Quijote, pero con una cámara de fotos colgada al hombro, en vez de montando a Rocinante. Ya os he dicho que tengo en una nebulosa su biografía. Casado, con dos hijas, María Teresa, la mujer de Magariño, el municipal, y Carmen Vega Gómez. Tenía un estanco ¨frente por frente¨ de la casa de mis primos, los hijos de mi tío Anselmo y mi tía Inocencia, en la Calle Cánovas del Castillo. Era la época del retrato, la foto ya vendría más tarde, hasta hacerla impersonal en nuestros días. Pero ahí estaba la figura de Rafael, en las celebraciones y momentos de gozo, en las Escuelas, en el retrato de familia, en el MoryMor.
Pero no todo está perdido, no todo es un selfie mortal, ni todo va a ser perecedero, fruto del momento, de nuestros miedos de orilla, sin ganas de remar mar adentro. Y así me ocurrió en un encuentro fortuito en Sevilla, acompañado de de los que hacen de la juntiña romance y poesía, en la calle de la Sierpes, donde aparecieron Antonio Cortés, vuelve entonces la esencia extremeña, su mujer Mar Fernández, y su hija.
Mar hace que la fotografía quede anclada al corazón, tiene rostro humano, no permanece anónima, y aprovecha la oportunidad que la vida le da para transmitirlo a la bola del mundo, nos contagia y nos acerca a los demás. Es el retrato de antes, pero el Facebook de ahora, un mensaje en una foto, en un video, de la vida cotidiana, la vida, de Campillo. Ya sean las Candelas, los Carnavales, San Isidro…sabes que Mar hará de reportera, de freelance se dice hoy.
Y claro, Mar es la pulsión, pero es otro Rafael, Cabanillas Vera, el que verdaderamente ha recogido el testigo de Rafael Vega. Le pone sangre a la técnica, se esmera, se esfuerza en cada acontecimiento de Campillo de Llerena para plasmar el mejor instante. Y, aun así, combina la precisión con la lealtad a los suyos, a nosotros, y no permanece mudo a lo que ve y a lo que ocurre en la foto y fuera de ella, y eso se refleja en su obra. Y junto a Mar, y Rafael, hay muchos otros que vuelven a devolverle a cada foto su historia, Juan José Hernández, María José, Joaquina, Tony…, la llamada de auxilio llegó a buen puerto, hay esperanza.
GUILLERMO BALLESTER
Pablo,
Pues está muy bien, oye… «Las fotos llevan un mensaje, como el que lanza el náufrago en una isla desierta…»
Si.
Tu visión es compatible y complementaria a la visión de HCB, que habla del «instante de gracia» de la foto…
Siempre hay algo de «autorretrato» en toda fotografía. El objetivo es un espejo que nos habla de la visión del mundo del fotógrafo. CB estima que, en ocasiones, si tiene suerte, el fotógrafo consigue inmortalizar un instante de gracia de la vida. Tu naufrago busca esos instantes, esperando la redención…
Algo así.
Avanti..!
Q.-