A juicio de la Comisión, tal dispositivo permitiría la expulsión de unos 650.000 ilegales.
Sin embargo, el Herald Tribune sospecha con razón que será difícil si no imposible que países como Francia o Inglaterra adopten reglas comunes con el resto de la UE, donde impera la balkanización de las políticas de interior y justicia.
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En este caso, la división política solo es la parte visible de un iceberg mucho más profundo, fragmentado ad infinitum: hay divisiones culturales sobre la naturaleza, tratamiento y futuro de la inmigración; son dramáticas las diferencias culturales entre inmigrantes de distinta raza, lengua, religión, etc.
Ante tales diferencias, el tratamiento político de la inmigración quizá sea insuficiente para resolver el problema de fondo, que las mafias filantrópicas, la hipocresía social, e infantilismos varios complican de muy diversa manera, sin olvidar que los medios de (in)comunicación de masas introducen ponzoñas de variadísima especie.
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