De la guerra civil (en curso) y la lengua…
Hoy como ayer, ¿desde hace cuantos años?, los lectores españoles del Times, Le Monde, etc., se quejan amargamente, con razón, que la prensa de referencia europea siga considerando a ETA, muy mayoritariamente, “grupo separatista”, “grupo separatista armado”, recordando que, para una inmensa mayoría de españoles de la más distinta obediencia, se trata de una banda de criminales, asesinos, etc.
Sin embargo, basta con abrir la prensa de la mañana para advertir que, en verdad, buena parte de la confusión real o presumida de los colegas extranjeros echa sus raíces en la confusión misma de los españoles, sobre sí mismos, sobre España, sobre las distintas y enfrentadas maneras de concebir España.
Ayuntamientos, gobiernos autonómicos, gobierno de España, partidos mayoritarios, partidos minoritarios, etc., tienen visiones disímiles cuando no enfrentadas de la misma palabra, “España”. El eufemismo “Estado” bien deja al descubierto un campo de minas donde los unos y los otros se precipitan e intentan precipitar a sus adversarios, con fines evidentemente cainitas.
La diferencia capital entre víctimas y asesinos, entre víctimas y beneficiarios de la violencia criminal, solo deja en suspenso la cuestión esencial: los cementerios, la memoria, las canciones de la guerra y la posguerra, bien a las claras hablan de la profanación permanente de las tumbas, la memoria y las palabras del vecino, convertido en adversario, Caín que sigue persiguiendo a Abel.
Deja una respuesta