Animador de un blog sevillano, entre otras muchas cosas, Enrique Miguel Parrilla Rubio-Manzanares me pidió que escribiese algo sobre una foto sepia, fechada en Florencia, 1954, en la que aparecen, de izquierda a derecha, Ramón Gaya, Clara Janés, Concha de Albornoz y Juan Gil-Albert… ¿Hay algo, me dije, más urgente que hablar de la inactualidad de la cultura, la honradez, la hombría de bien, la ilusión de una España limpia y moderna..?
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Florencia 1954
Entre mis libros, tengo siempre presente otra fotografía, tomada ¿dónde? ¿cuándo..? en la que Luis Cernuda, en pie, elegante y gran señor moderno, da su brazo a Rosa Chacel y Concha de Albornoz.
Cuando conocí a Rosa, hace ya tantos años, me encantaba escucharla hablar de la misma España de la que tuve primeros ecos a través de los libros de mis padres. “Nosotros deseábamos crear una España nueva, moderna, limpia, muy alejada de la España negra de la Picaresca”, me decía Rosa. Era la España del Canalillo, el Prado, la Junta de Ampliación de Estudios, etc. Y los jóvenes que soñaban con esa España inexistente se hicieron hombres leyendo el Retrato del artista adolescente, a Juan Ramón, a Ramón Gómez de la Serna, etc. Antes de tomar la ruta del destierro. Orgullosos de llevar en sus maletas los planos y la arquitectura imaginaria de otras Españas. Ellos, españoles de tres mundos, en la terminología de JR. Españoles de una ¿tercera? España.
En Florencia, hacia 1954, Ramón Gaya, Clara Janés (¿Clara Janés?), Concha de Albornoz y Juan Gil-Albert proseguían una conservación nunca interrumpida sobre España, el arte, la cultura, la lengua, las literaturas, etc. En La Habana, Lezama se escribía con María Zambrano, que pudo estar en esa foto. Poco antes de llegar a París, el joven Cortazar leía con devoción las Cartas a las golondrinas escritas en el destierro por Ramón. Cartas que no llegaron nunca a su destino. Esa España limpia, moderna, continúa por construir. Los hombres que la soñaron murieron en los más diversos destierros. En Puerto Rico, como Juan Ramón; en Madrid, como Luis Rosales; en París, como Juan Gris; en Buenos Aires, como Ramón; en los más distintos y alejados destierros, interiores y exteriores, como Gaya o Cernuda.
En lo más hondo de ese destierro único y plural, caminando a través de una noche sin mañana conocido, Gaya ya nos había enseñado a trabajar sin descanso en el misterio del nacimiento de la luz. Que es la única tarea que pudiera ayudarnos construir una realidad nueva, honrada y limpia.
- Enrique Miguel Parrilla Rubio-Manzanares ha publicado ese texto en el blog que él y otros de sus amigos animan: UPD. El blog de los amigos de UPyD Sevilla.
Ana A. says
Bella historia, pardiez.
Ramón Machón says
¿Clara Janés?
Creo que no. En 1954 ella tendría… 14 añitos. Y la moza que aparece en la foto está muy muy (dos veces muy, por delante) desarrollada. Lo mejor sería que Dª Clara se pasase por aquí a sacarme de dudas.
JP Quiñonero says
Ramón,
Lo más sencillo sería llamar a Clara.
He preferido preservar una ambigüedad calculada… EM lleva meses insistiéndome en que se trata de Clara Janés. ¿Cual de ellas..?
Esa es otra historia, claro.
Q.-
Ramón Machón says
¿Y no podría ser una tal Clara James, de apellido anglosajón?
Creo que por ahí debería seguirse la pista… ¿O no?
JP Quiñonero says
Ramón,
Genial sospecha… como me gustaría confirmar la existencia de una rica millonaria americana, presta a socorrer a los desterrados españoles, en Florencia, o en Santa Fe, New Mexico…
Hélas, habría que confirmar tal hipótesis ante genuina Clara Janes.
Seguiremos indagando, Muy Lentamente: el misterio no deja de tener su atractivo,
Q.-
Jose Luis Valcarcel says
El caso es más dudoso aún teniendo en cuenta que la foto no puede ser de 1954, fecha en que Ramón Gaya estaba ya de vuelta en México. Lo más probable es que la fotografía fuese tomada en 1952 durante el viaje por Italia que hicieron Gaya, «Clarita», Concha de Albornoz y Juan Gil-Albert. De tratarse de Clara Janés, tendría entonces doce añitos, edad que, desde luego, no tiene la «Clarita» de la foto. ¿ALGUIEN TIENE LA RESPUESTA DEFINITIVA?
JP Quiñonero says
José Luis,
Lo de las fechas me parece bastante razonable.
Lo de Clara Janés está todo menos claro: todas las fuentes consultadas insisten en que se trata de Clara Janés… Clara Janés que no es la Clara Janés que nosotros conocemos y apreciamos.
Personalmente, NO tengo ninguna respuesta, desde hace años…
Q.-
Jose Luis Valcarcel says
Gracias, JP.
Seguiré indagando. Si lo encuentro, lo cuento. J.L.
Ramón Machón says
Muy buenas a todos.
La respuesta definitiva al enigma la tiene Clara Janés, y me la dió anteayer por la noche en persona: no es la de la foto con toda seguridad.
Clara pasó por Praga un par de días, y tuvimos el gusto de compartir sus poemas en una sesión de Luces de Bohemia, en el café Řetězová.
Siento haber deshecho el acertijo ¡Con lo estimulante que era ese no saber!
JP Quiñonero says
Ramón,
Siempre estuvo claro que la Clara Janés que nosotros conocemos NO es esa posible Clara Janés. A finales del 2007, escribía… «EM lleva meses insistiéndome en que se trata de Clara Janés. ¿Cual de ellas..?«.. en esas sigo, hasta que alguien ¿ella? ¿tú? ¿un tercero..? despeje el misterio relativo de esta historia,
Q.-
José Ramón López says
Hola a todos.
Buscando información sobre Concha de Albornoz, he encontrado esta hermosa fotografía en este estupendo blog.
La muchacha que se halla junto a Concha de Albornoz es, en efecto, Clara James y no Clara Janés. Se trata de una alumna argentina que había estudiado en Mount Holyoke, centro universitario en el que trabajó como profesora Concha de Albornoz, y que después se hizo colega e íntima amiga de esta exiliada española.Por cierto, si alguien dsipone de datos acerca de Albornoz, estaría muy interesado en ellos.
Un cordial saludo.
JP Quiñonero says
José Ramón,
Qué alegría más grande… Esa precisión tuya tiene una importancia a todas luces histórica para los interesados ignorantes, que somos muchos. Gratitudes milllllllllll
Q.-
PS. Por mi parte, tengo recortada una imagen de periódico con la foto de Cernuda rodeado de Rosa Chacel y Concha… es una imagen un poco rústica, técnicamente, pero que a mí me emociona un poco.