Paris Match, 6 marzo 08
Las lecturas de “izquierda” y “derecha” nacionales, con Sarkozy al fondo, me parecen de una pasable insignificancia. Nobody’s perfect.
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SARKOZY, “FUSIBLE” DE SU GOBIERNO
Unos 44 millones de electores son invitados a votar, hoy, en primera vuelta, para elegir los concejales y consejeros municipales que elegirán los alcaldes de las 36.782 comunas y ciudades en Francia, tras la segunda vuelta, el domingo día 16. La izquierda socialista espera confirmar y quizá ampliar su mayoría en las ciudades de más de 50.000 habitantes. La derecha moderada espera conservar su mayoría en las ciudades de menos de 50.000 habitantes.
El PS y sus aliados tradicionales (PCF y ecologistas) ganaron las elecciones municipales de 1989, 1995 y 2001, cuando París eligió un alcalde socialista, Bertrand Delanoé, la primera personalidad política francesa que declaró públicamente su homosexualidad. Desde hace veinte años, la izquierda es mayoritaria en la Francia urbana, mientras que la derecha moderada es muy mayoritaria en la Francia rural.
Todos los sondeos sugieren la confirmación de tal relación de fuerzas, con una ligera ventaja para la izquierda socialista en algunas grandes ciudades, como Marsella. Según los últimos sondeos, un 66 % de los electores votarán “por razones esencialmente locales”. Por el contrario, otro 20 % proyecta un “voto de castigo”, cuando el presidente de la República y su gobierno se encuentran en una situación política sin precedentes en la historia de la V República.
Históricamente, el primer ministro francés ha servido de “fusible”, preservando la popularidad del jefe del Estado. De Gaulle, Giscard, Mitterrand y Chirac utilizaron a sus jefes de gobierno para “dar la cara”, encajar la impopularidad. Y, una vez “quemados”, el presidente los destituía. Partidario de una presidencia muy personalizada, Sarkozy ha invertido tal relación política: el jefe del Estado es hoy muy impopular (65 % de opiniones negativas), mientras que su jefe de gobierno, François Fillon, es muy popular (70 % de opiniones positivas).
CAMBIOS POLÍTICOS
¿Cómo afectará en los negocios de Estado un posible voto de castigo en las elecciones de hoy y el domingo próximo..? Salvo catástrofes mayores, de ninguna manera.
La izquierda controla la alcaldía de París desde el 2001. Pero tal bastión no le impidió perder las presidenciales y legislativas del 2006. El PS francés puede consolidar sus bastiones municipales en otras grandes ciudades: pero no hay elecciones legislativas ni presidenciales hasta el 2012.
El voto municipal si podrá cambiar las relaciones de fuerza dentro de las distintas familias políticas.
Si Bertrand Delanoé es reelegido victoriosamente alcalde de París, como parece previsible, se convertirá automáticamente en un líder nacional, con aspiraciones a la conquista del PS y el liderazgo como posible candidato socialista a la presidencia de la República, dentro de cuatro años.
Si los centristas consiguen algunas alcaldías significativas, François Bayrou confirmará su vocación presidencial, fallida el 2007, pero ya en campaña para el 2012.
A la extrema derecha, los amigos y familia de Jean Marie Le Pen atraviesan una cierta crisis de identidad. Pero, salvo sorpresa, el líder extremista no está en situación de ejercer ningún chantaje contra nadie.
SARKOZY Y CARLA, NUEVA IMAGEN
A la derecha moderada y tradicional, Nicolas Sarkozy sigue ejerciendo un liderazgo indiscutido. François Fillon, su primer ministro, es el primer defensor del proyecto empantanado de ruptura con veintitantos años de arcaísmos de izquierda (Mitterrand) y derecha (Chirac). Y la guardia pretoriana de Sarkozy controla la burocracia interna de la Unión por un Movimiento Popular (UMP).
A la vista de los resultados definitivos, la semana que viene, Sarkozy tiene previsto un cambio o reajuste de gobierno, que deberá confirmar la línea estratégica de fondo: apertura al centro y la izquierda independiente, para intentar “acelerar” unas reformas que sigue reclamando el núcleo duro del electorado conservador moderado.
Tras la amarga experiencia humana y política de su divorcio y nuevo matrimonio, con una caída espectacular en los sondeos de opinión, el presidente Sarkozy ha iniciado con su esposa, Carla Bruni, una operación en marcha de “recontraje” de imagen. El presidente comienza a cultivar una personalidad más tradicional. Su esposa comienza una velada nueva carrera, más política, con trajes de alta costura de intachable elegancia, siempre de blanco, negro o gris oscuro.
TF1, Cartografía política municipal de Francia, 9 marzo 08.
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