He tardado nueve largos años en descubrir el libro donde se habla de las actividades de mi padre durante la Guerra civil (1936 – 39).
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Se trata de Totana, 1936 – 1939. Repercusiones de la Guerra civil en un municipio de la retaguardia (Ed. Ayuntamiento de Totana, Murcia), de José Antonio Guerao Navarro, que ganó el Premio Alporchón 2000.
Es una minuciosa historia sobre la vida en mi pueblo natal, durante aquellos trágicos años: la economía, la industria, la vida social, cultural y política, la sanidad y el colosal problema del agua; la ausencia de agua, para ser más exactos.
Mi padre y mi tío, Juan José Martínez Pérez, aparecen aquí y allá. De mi padre se habla con cierto respeto, como animador de la cooperativa Democracia y Cultura y como director de una Escuela racionalista que se encontraba en El Cabecico, entre 1937 y 1939. Mi madre lo acompañaba en las tareas de aquella escuela: tras la guerra, fue represaliada y nunca pudo recuperar su título. Mi padre fue detenido en el Campo de los Almendros y encarcelado… Evoco el fulgor de aquella historia en el prólogo y algunos capítulos de mi libro Retrato del artista en el destierro.
Alguien que no soy yo ni mis hermanos ha contado esa historia a José Antonio Guerao Navarro. Detalle que me habla de la huella y recuerdo que dejaron mis padres, todavía bien presente, medio siglo más tarde. Vicente Carreño Carlos me ha descubierto y enviado ese libro, detalle que tanto le agradezco, con un abrazo fuerte. Quede constancia de mi profundo agradecimiento, así mismo, para Guerao Navarro y sus informantes.
- París / Murcia / París (1). Las Agustinas, mi madre, Pedro Flores, Ramón Gaya y la arquitectura espiritual.
- California / Murcia. Desertización geográfica y espiritual (2).
- California / Murcia. Desertización geográfica y espiritual (3).
- California / Murcia. Desertización geográfica y espiritual (y 4).
- La patria de los desterrados.
- Personal en este Infierno.
Albert says
emocionante y bonito.
J. Moreno says
Me alegro que tu espíritu retome la alegría y que la nostalgia sea todo lo dulce que te mereces.
Desde Viladecans …buenos y cálidos días.
JP Quiñonero says
J.Moreno, Albert…
J.Moreno,
Ayayay… avanti!!!
Albert,
Gracias…
Q.-
maty says
Justo acabo de llegar de honrar a unos cuantos míos. Me pregunto quién nos honrará a nosotros, así que… carpe diem.
Vicente Carreño Carlos says
Buenos dias desde Totana. Al autor y a un monton de amigos le mando inmediatamente el enlace a tu blog para que te lean y sigan las huellas de los valores enternos.
Felíz dia.
JP Quiñonero says
Maty, Vicente…
Maty,
Amén.
Vicente,
Te leo mirando al mar… abrazos,
Q.-
José A. Guerao says
Hola, la información sobre la escuela racionalista me la proporcionó un antiguo alumno de tu padre. Me alegro de haberlo reflejado en el libro, pues además de él, sólo encontré vagas referencias a dicha escuela.
Cuando comencé la investigación, creía que encontraría mucha información en los testigos directos, pero no fué así. Unos no recordaban y otros no querían hacerlo.
Es sorprendente la velocidad del olvido de la memoria humana en cuanto a la tradición oral.
Un saludo.
JP Quiñonero says
José Aº,
Nuevas razones para mi agradecimiento profundo… lo que dices sobre la capacidad de olvido plantea insondables problemas, que tengo bien presentes…
Durante mi infancia, quienes recordaban y nos querían… intentaban evitar a mi familia: en el mejor de los casos, hablaban en voz baja, en un rincón, intentando ocultarse: recuerdo a mi madre bajando el telón de La Tercena, para que no los viesen hablar de los sucesos de Barcelona… y quienes recordaban y nos querían un poco menos nos trataban con una superioridad un poco matocesca (sic) que me hacía sufrir profundamente por mis padres… terminamos marchándonos de Totana, por una razón muy simple: mis padres no tenían dinero ni trabajo… se fueron cerrando todas las puertas… ilusa, mi madre alquiló la casa donde nació: pero el inquilino no pagó jamás y nadie de nuestros conocidos deseó echarnos una mano… cuando devolvieron las llaves, la casa estaba arruinada… viejas historias manchadas de incontables y menudas miserias…
De ahí que tu generosa cita, hablando de lo único que importó a mis padres (la cooperativa, la escuela) me emocionase mucho. Por el recuerdo de quien te contó la historia. Y por tu generosidad al contarla. Gracias de nuevo. Con un abrazo fuerte de gratitud,
Q.-
Nina says
El miedo cierra a cal y canto la memoria de los perdedores, me temo. El miedo y la vergüenza de la humillación. Gracias por recoger los restos del naufragio, señor Guerao.
JP Quiñonero says
Nina,
… gracias a tí, también, por…
Q.-
maty says
Como suele decirse -y recordar- a las buenas todo el mundo es amigo, mas sólo a las malas cribamos a los auténticos.
Las buenas personas escasean, y más en una sociedad como la española tan sectaria, cainita y carenta de principios y valores.
Carmen says
Ese «dolor profundo por tus padres» del que hablas, Q.-, que me ha emocionado, deja profundas huellas pero también puede ser el origen de una comprensión, empatía o, como dices tú a veces, ecumenismo, hacia el dolor ajeno que yo siempre veo en tí. Sin Bondad, virtud esencial, no sirve ni la inteligencia que tan fácilmente puede ponerse al servicio de la destrucción. Me alegra mucho que hayas descubierto ese libro y felicidades a su autor por rescatar el pasado silenciado.
Carmen
Antonio Muñoz Cifuentes says
Juan Pedro:
Yo soy un paisano tuyo de Totana. El enlace de tu blog me lo pasó mi buen y querido amigo Vicente Carreño, que como anda siempre atento a tu obra.
Yo he leido hace poco más de un mes, durante la convalecencia de una operación, el libro de José Antonio Guerao. Disfrute mucho leyéndolo y conociendo cosas de nuestra historia reciente desconocidas para mí.
Mi abuelo materno, Francisco Antonio Cifuentes Lorenzo, quien ejerció como Secretario del Ayuntamiento durante la guerra, y que después sufrió también algún tipo de depuración al concluir ésta, también aparece en el libro y me alegró mucho encontrar esa referencia a él. Mi abuelo murió a principios de los 60, antes de que yo naciese, pero de lo que cuentan de él, he sacado la conclusión de que era, como decía Machado, un hombre bueno.
Lamentablemente en Totana vivimos ahora, un momento que política y socialmente recuerda más al franquismo que a la República.
Saludos.
JP Quiñonero says
Antonio, Maty, Carmen…
Antonio,
Cuando yo era niño había un refrán muy triste y muy gráfico: «… en Totana, se acaba el pan antes que la gana…» Un horror. Ánimo…
Maty,
Bueno…
Nunca he intentado sacar conclusiones generales de una tragedia familiar. Qué quieres.
Carmen,
Ayayay… insistiré en lo que decía a Maty: ni a mis padres les gustaba, ni a mí tampoco, «hacer política» con nuestra íntima tragedia, de perdedores de todas las guerras, perdedores en todos los bandos. Sería demasiado largo -¡siendo tan sencillo!- entrar en el detalle. No vale la pena. Si es cierto que,en efecto, también yo soy sensible a ese detalle que tú subrayas… ¡han pasado años y años antes que alguien, un antiguo alumno y el autor de un libro, rescanten el nombre de mi padre!! Me parece el mejor de los homenajes: el recuerdo de un alumno, y el recuerdo del autor de un libro. La cosa no tiene ninguna importancia para nadie: salvo para mí y para mis hermanos.
Correré un tupido velo, venga,
Q.-
caos30 says
JP Quiñonero, seguro que no sentiré la paz que tú sientes al haber sabido de la publicación de un libro semejante respecto a la buena labor de tus padres, pero te doy las gracias porque compartiéndolo con nosotros, con todos, algo de esa paz sí nos ha tocado también.
Además, más paz añade tu actitud «no resentida», «no irascible» con los hechos históricos que tristemente hicieron sufrir y «perecer» el proyecto constructivo de tus padres, la escuela racionalista. Eres un ejemplo para todos, me atrevo a decir. Yo no tengo ese temple.
Por lo demás, estas historias, estos casos «aparentemente» aislados siempre me llevan a la idea de que realmente no son tan «casuales» o «aislados». Si algo he visto en mis 39 años de vida, es que las MISMAS actitudes se repiten en todas partes. Quiero decir, que estoy seguro de que como tus padres, ha habido mucha más gente de la que creemos trabajando por unos ideales de mayor justicia social, de mayor desarrollo humano de las personas.
Sabemos de otros casos (al menos eso aprendí estudiando psicopedagogía), pero la tendencia es considerarlos casos únicos y «pocos». Y en cambio, otros indicios, en otros ámbitos de la vida me llevan a pensar que las actitudes más aparentemente únicas e idiosincrásicas, son repetidas por diferentes personas desconocidas completamente entre sí, pero obviamente influidos por unas circunstancias ambientales parecidas que curiosamente, además, suelen concretarse en actos concretos en momentos muy cercanos en el tiempo, históricamente hablando.
Sabido es que algunos descubrimientos científico-tecnológicos muy importantes han sucedido casi al mismo tiempo en zonas geográficas totalmente separadas. Estoy pensando en descubrimientos de hace más de 100 años. Obviamente hoy es más fácil estar interconectado.
A veces creo que esa «comunión» invisible entre las personas y lo que hacen, es lo que Jung llamó «inconsciente colectivo». Una especie de «dacantacón» de las ideas, que la historia colectiva promueve en algunos individuos con una sensibilidad acentuada para leer los signos de los tiempos.
Tus padres eran unos de esos. Y en lo personal me encanta comprobar que van «apareciendo» cada año nuevos testimonios de que la época de la segunda república en España fue realmente una eclosión de modelos pedagógicos innovadores y esperanzados en la transformación definitiva de la educación y la formación de personas.
En fin, no estamos solos… por mucho que a veces lo parezca.
Un cordial saludo!
SERGI
JP Quiñonero says
Sergi,
En verdad, nunca he necesitado de ningún libro para descubrir nada sobre mis padres. No sé si los signos de los tiempos dicen algo sobre mí mismo. Vaya usted a saber,
Q.-