LaCourneuve,1945.
Robert Doisneau… en cierta medida, sigue siendo un grandísimo maestro oculto, tras las máscaras de su trabajo profesional.
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Doisneau cultivó la fotografía industrial, la fotografía de moda y el reportaje realizado para los más grandes (Vogue, Life). En bastante medida, esos trabajos profesionales, de encargo, en la mayoría de los casos, de grandísima calidad, incluso han entrado en la leyenda, como el legendario Beso de 1950, Le Baiser de l’hôtel de ville.
Sin embargo, ese Doisneau que fotografía un París mítico oculta a otro Doisneau que fotografía casi el mismo París, desde muy otros ángulos. Ese otro Doisneau no era desconocido. Pero ha sido mal estudiado y parcialmente “suplantado” por la grácil imagen del grandísimo oficio y arte del Doisneau más convencional.
El primero nos habla del oficio del maestro. El segundo nos revela su obra. Esa es la tesis central de Agnès Sire, que presenta con mucho talento una selección de un largo centenar de copias de imágenes tomadas en París y sus alrededores, entre 1930 y 1966, en una exposición magistral, Du métier à l’oeuvre, en la Fundación Henri Cartier-Bresson.
Esa obra íntima de Doisneau tuvo muy mala venta: nadie la publicó, a nadie interesaba, por reflejar el anverso en negro y gris de la mítica ciudad de cine y montajes publicitario / periodísticos. Sin embargo, esa ciudad íntima, oscura, dolorida, de una inmensa pureza, también es una visión muy bella, bellísima, de una ciudad y unos personajes que deambulan como ángeles entre los escombros del infierno urbano.
Esa banlieue, esos suburbios parisinos, se parecen muy mucho a los de Céline: “Tierra sin alma, campo de trabajo maldito…” Con una diferencia, capital: por esa tierra baldía caminan niños que se dan la mano, amantes que se aman en la hora del ocaso… Doisneau estaba allí, él era el testigo de un milagro que no cesa: el amor y la gracia tocando las cosas muertas, para devolverles la eternidad de sus instantes de gracia, iluminando nuestra fe en el mundo nuevo que existía en el corazón de esos seres vagabundos y errantes.
- Homenaje a Robert Doisneau.
- París, el último vals….
- Homenajes a Monet y Eggleston.
- Fotografía y París en este Infierno.
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Les amoureux des bords de Seine, Vitry. 1945.
MMarie says
Cuanta belleza, cuanta… Mr Q.
passy says
Tiene una pinta excelente. La página de la FHCB siempre me ha parecido incómoda. No sé si habrá catálogo de esta expo. Si lo hay, a por él.
Saludos,
JP Quiñonero says
Miguel, Mme Marie…
Miguel,
Excelentísima, si. Un catálogo indispensable, para mi gusto: replantea toda la obra, a partir de un punto de vista más íntimo, más secreto, más hondo.
Mme Marie,
Si… Doisneau fotografiaba muy bellos instantes de gracia, si.
Q.-
J. Moreno says
Momentos felices de una soledad infinita…
Buenos días desde el Baix Llobregat.
JP Quiñonero says
J.Moreno,
Soledad infinita, sin duda… pero, pero, iluminada por esos niños que se dan la mano, esos amantes y el fulgor intacto de su amor…
Q.-
Gatopardo says
Perfecto de principio a fin.
Doisneau ha puesto los rostros y los paisajes, y Simenon, sus historias.
JP Quiñonero says
Gatopardo…
Bueno, bueno… quizá se me ocurre un matiz: las historias de Simenon terminan mal, muy mal o dramáticamente mal. Doisneau ilumina instantes de gracia, que no siempre acaban mal, incluso hablan de la gloria de esos instantes, ¿no..?
Q.-
José Julio Perlado says
Grandes fotografías, Juan Pedro.
Como la de de los ojos luminosos de la madre en la línea 4 del Metro que tomaste el otro día.
JJP
Enrique MF says
Q:
Hay ocasiones en las que la fotografía es como un buen poema, algo así como un milagro.
JP Quiñonero says
José Julio, Enrique…
Doisneau era muy grande, si; más grande de lo que parece a primera vista. Graciassssssssssss
Enrique,
Efectivamente: un Milagro, instante de gracia, decía HCB, si,
Q.-
Teresa says
A mi me fascina «La Dent», que mi dentista tiene el buen gusto de tener expuesta en la sala de espera.
Alicia says
Juan Pedro:
Belleza y grandeza en estado puro…
Como la de esos poemas tras cuya lectura
sientes que el mundo tiene un sentido, que te has asomado de la mano del artista a la ventanita tras la que se encuentra la respuesta a muchas de las preguntas que este nuestro extraño e insondable universo te había hecho plantearte…
En fin, como a veces sucede, sobran las palabras…
Besos para todos.
Alicia
JP Quiñonero says
Alicia,
Si… la mirada de Doisneau da un sentido: en esa Tierra baldía, el amor triunfa, triunfa, vence, nos ilumina a todos…
Q.-