Una temporada en el infierno

Juan Pedro Quiñonero

París, vuelos low cost y campos de concentración

6 Comments

Aeropuerto Charles de Gaulle, 14 junio 2010. Foto JPQ.

En ocasiones, por momentos, la gestión de la clientela y el tráfico de los vuelos aéreos low cost me recuerda las técnicas de la gestión del comercio de ganado.

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La iluminación, las direcciones obligatorias, las alambradas, los silbatos de mando, las órdenes, los altavoces, etc., algo tienen en común con la gestión de la mano de obra forzada.

De vuelta a casa, advierto que mi trayecto se cruza, en Drancy, justamente, con el trayecto ferroviario por donde circulaban los trenes de ganado que transportaban seres humanos deportados a los campos de concentración. Céline fue el primero en hablar de tierra de trabajo maldita, para nombrar esos mismos suburbios.

Estaciones del vía crucis:

–Aéroport Charles de Gaulle, 1.
–Parc des Expositions.
–Villepinte.
–Sevran Beaudottes.
–Aulnay-sous-Bois.
–Le Blanc-Mesnil.
–Drancy.
–Le Bourget.
–La Courneuve-Aubervilliers.
–Basílica del Sacré Coeur desde la Plaine.
–Gare du Nord. Amantes. Fotos JPQ, del 14 y el 17 junio 2010.

Salta a la vista que me horrorizan las técnicas de la fotografía “artística” (tan próximas a la foto publicitaria y sus maquillajes) para tratar estos temas, Homenaje a Joan Miró y obscenidad de la fotografía de paisajes.

Paisajes suburbanos que son el contraplano de otros paisajes humanos:

–“.. fóllate a un poli..”.
–“… ni escuelas, ni mezquitas, ni iglesias, ni sinagogas: prostíbulos…” “… pasta, sexo y rap…”.
–París: los androides ya copulan con ovejas eléctricas y meten fuego a las hamburgueserías cuando se aburren.
–Céline: “Tierra sin alma, campo de trabajo maldito..”.

En mi caso… hablé de Líbano-sur-Seine, 1, 2, 3, 4, 5, 6 El Sacré Coeur y un Holocausto desalmado. LsS. Epílogo. Escuelas y panaderías atacadas a bombazos.

Comments

  1. Los aeropuertos tienen un no sé qué inhumano; son lugares donde la vida se interrumpe y queda suspensa, donde el tiempo adquiere una textura estoposa, como de pesadilla de cloroformo, a la que el pasajero se abandona, olvidándose del mundo circundante, olvidándose de sí mismo. Los aeropuertos son no-lugares, parajes utópicos en el sentido etimológico de la palabra en los que uno deja de amar durante unas horas, en los que deja de sufrir durante unas horas, en los que se deja acunar por el hastío, antes de tomar un vuelo que actúa sobre su alma convaleciente como una especie de centrifugado (¿quién no ha sentido, en mitad de una turbulencia, que su alma se ha desprendido de su cuerpo, para quedarse enredada entre las nubes?) y que lo deposita, a cientos o miles de leguas de distancia, en otro aeropuerto idéntico y también utópico, en otro no-lugar en el que ni siquiera se siente extranjero, simplemente no se siente, porque el hombre que era ha dejado de existir, se ha volatilizado

    Cementerios de Vidas

    Siempre he profesado un odio resignado a los aeropuertos, esos delirios arquitectónicos que consumen mi paciencia y humillan mi condición humana y ponen a prueba mi estupor hasta extremos de paroxismo o desesperación. Últimamente, aquel odio dócil y conformista se ha ido transformando en un aborrecimiento beligerante y rencoroso, pues he descubierto que los aeropuertos no sólo están diseñados para torturar y exasperar al usuario, sino que quienes los concibieron lo hicieron con órdenes estrictas de convertirlos en escuelas de gregarismo y alienación.

    Zombis en el aeropuerto

    Siempre me acuerdo de estas palabras de De Prada cuando estoy en uno de esos antros

    Hace unos años, cuando los aeropuertos empezaron a formar parte de mi vida creí que no era posible. Estaba convencido de que esos crímenes de lesa humanidad eran insostenibles en el tiempo. ¡Un cristiano no puede soportar ese trato!¡Qué iluso soy a veces!

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  3. Aaaaaaah!! Esa ruta del RER B a la Gare du Nord, seguida de la ruta de vuelta al norte con la SNCF, camino de la castigada Picardie… que de recuerdos, Quinyo, que de recuerdos! Me pregunto si la SNCF aun va con los billetes tamanyo maxi y picados mecanicamente en lugar de los «avanzados» billetes impresos de les Rodalies… Algun dia deberias animarte a hacer un reportaje grafico de las multiples esquinas de la Gare du Nord!

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