Angelus Novus de Paul Klee (dibujo a tinta china, tiza y acuarela sobre papel, 1920) adquirido en 1921 por Walter Benjamin.

Vuelvo una y otra vez a esa obra, prestada por el Museo de Israel, con motivo de una exposición reciente: Paul Klee, Ángel de la guarda.

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Obra mayor, fábula, metáfora y parábola de visión mesiánica de la historia, eterno retorno de la catástrofe:

“Hay un cuadro de Klee que se llama Angelus Novus. En él se muestra a un ángel que parece a punto de alejarse de algo que le tiene paralizado. Sus ojos miran fijamente, tiene la boca abierta y las alas extendidas; así es como uno se imagina al Ángel de la Historia. Su rostro está vuelto hacia el pasado. Donde nosotros percibimos una cadena de acontecimientos, él ve una catástrofe única que amontona ruina sobre ruina y la arroja a sus pies. Bien quisiera él detenerse, despertar a los muertos y recomponer lo despedazado, pero desde el Paraíso sopla un huracán que se enreda en sus alas, y que es tan fuerte que el ángel ya no puede cerrarlas. Este huracán le empuja irreteniblemente hacia el futuro, al cual da la espalda, mientras los escombros se elevan ante él hasta el cielo. Ese huracán es lo que nosotros llamamos progreso…” IX Tesis filosofía de la historia / Angelus Novus, en la que está muy presente el dialogo Benjamin / Scholem, que tanto influyó en mí.

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