Saints-Pères esquina Saint-Germain, 7 junio 2018. Foto JPQ.
Los libros, convertidos en papel decorativo. El 68, slogan publicitario para vender glamour radical chic. La más íntima de las tragedias de Antonio Machado sucedió a quinientos metros muy cortos: El hotel de don Antonio Machado.
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Las referencias evocadas por afamados escritores, los consejos de ministros, el destierro de los grandes patriarcas de la cultura literaria del siglo XX, también hablan del mismo proceso de desertización cultural / espiritual en curso.
Con la mudanza, he vuelto a tropezarme con un viejo comentario que habla de tales cuestiones, en curso de de gradación…
Allan Bloom ha publicado un panfleto filosófico y brutal The Closing of the American Mind: How higher education has failed democracy and impoverished the souls of today’s students / L’Âme désarmée. Essai sur le déclin de la culture générale…
El título inglés lo dice casi todo: De como la educación universitaria ha fallado / falla en nuestra democracia, empobreciendo alma de los estudiantes de nuestro tiempo… la historia de una cierta decadencia espiritual moral, cultural, minando los fundamentos y valores donde en otro tiempo moraba el alma de la civilización occidental…
El lector advertido no se equivoca: en efecto, Bloom hace el inventario de las catástrofes y tragedias anunciadas por Nietzsche. Y la suya es, quizá, la más implacable cartografía de la tierra baldía donde sobrevivimos, caídos de hinojos en las cenizas del yermo despoblado por las viejas divinidades y principios que alimentaron, con su savia, el esplendor de nuestra juventud perdida.
La Escuela de Viena nos hizo amar la tentación del suicidio final, la venenosa belleza de una agonía mortal e implacable. Las escuelas existencialistas nos revelaron los misterios del ser caído de bruces en un vacío inhóspito y agonal.
El psicoanálisis reconstruyó un Olimpo clínico y aséptico, donde la terapéutica suplanta con violencia las viejas y cansadas divinidades, sustituidas por las alzas y bajas de una cuenta corriente, los ansiolíticos recetados por la Segundad Social. La abstracción pictórica desterró nuestra figura y existencia misma, para inmortalizar nuestra desaparición como actores de nuestra propia vida, las huellas de nuestro dolor anónimo e insomne.
La irrupción brutal y ensangrentada de otros pueblos y otras civilizaciones en el torbellino inquietante de nuestra historia humilló el eurocentrismo de nuestros fundamentos morales, religiosos, culturales, sin aportarnos la vana consolación de una nueva creencia en la que depositar nuestra esperanza, una nueva doctrina con la que amueblar el ser vacío de nuestra conciencia perdida…
Nietzsche anunció el fin trágico e irremediable de los valores fundacionales de nuestra cansada, frágil y mortal civilización, contemplando, horrorizado, el advenimiento de una civilización cuya ausencia de valores nos condenaba a sufrir guerras de ferocidad desconocida, suplicios de atroz refinamiento mecánico, el presagio espantoso del dolor y la mediocridad corriendo por las calles de la gran ciudad moderna.
Kafka, años más tarde, nos confirmaba la evidencia: la marea negra totalitaria todo lo arrasa a su paso. Lenguas, cuerpos, historia, hombres, amor, creencias, se han convertido en objetos perdidos en el catálogo de los objetos abandonados en la clínica psiquiátrica, el supermercado, el campo de concentración.
Consciente y aterrado ante la evidencia de un proceso aparentemente inexorable, Alian Bloom se ha entregado a la pasión del entomólogo dieciochesco:
-Anotando con irónica precisión los síntomas de nuestras enfermedades, llámense corrupción de las humanidades, masificación de la ignorancia, exaltación de la vacuidad moral, banalización y desaparición de las pasiones en nombre de una normalización moral que arrasa todos los valores.
-Describiendo con rigor la triste historia de nuestras desventuras: seres solitarios incapaces de ser felices consumiendo el tiempo y las mercancías que producimos con la zafiedad de quien ha perdido el rumbo de su vida y dice confiar en la trivialización de la ignorancia y la estulticia para poder medir tos límites de la propia insignificancia.
-Denunciando con el vigor de un viejo moralista romano las plagas de nuestro tiempo: Universidades incapaces de transmitir o despertar nobles pasiones; industrialización zoológica de la música convertida en mero estimulante nervioso; incapacidad de las familias de ofrecer un cobijo moral que defienda antiguos principios; conversión de la política en un negocio de “managers” marcando al rojo de la demagogia verbal la corrupción de los valores que antes nos permitían “comunicarnos” y hoy confirman la desaparición de los principios donde un día pudo florecer nuestra civilización.
Nietzsche nos previno, con vigor, de los riesgos mortales de tal proceso. Heidegger inició, quizá, la aventura intelectual que un día pudiera fundar un proyecto de reconstrucción moral. Heidegger, en definitiva, nos recuerda que nuestra civilización es la metáfora última de las variaciones verbales de algunos poemas griegos.
No fue otro el proyecto de Hollderlin: releer la Antígona de Sófocles para reinventar un mito que devolviese a nuestras almas desamparadas el vigor, la fuerza, la fe, en definitiva, de una creencia por la que ser capaces de tiramos a la calle a morir en nombre de nuestras ideas y recobradas pasiones.
El inventario de Alian Bloom parece poner de manifiesto que la obra de Hölderlin y Heidegger ha caído en el purgatorio de nuestra propia derrota. Nuestras universidades no nos enseñan cómo devolver a nuestras almas la libertad de unas creencias que nos ayuden a ser más nobles, más felices, devolviéndonos la confianza en alguna certidumbre moral. Nuestra música ha desertado de todo proyecto “apolíneo”, entregándose a una “locura dionisiaca” sin fondo, sin fin, sin horizonte: la consagración del “eros” zoológico que, tras la copulación anónima, cae de hinojos en el sueño vegetal. Nuestra literatura no nos enseña a vivir o a morir: se limita a convertirse en mero “testimonio”, que, creyendo hablar con “libertad”, confirma nuestra condición de lacayos. Nuestras humanidades hace tiempo que abandonaron cualquier pretensión “humanista”. El adjetivo mismo tiene hoy algo de sospechoso y proscrito: la nueva división del trabajo intelectual se nutre de vocablos que provienen de las artes, de la guerra, la industria, el comercio, las ciencias, la tecnología, presuntas divinidades sin Dios que se manifiestan incapaces de ocupar el puesto vacío que antes ocuparon las disciplinas clásicas, para siempre enterradas en una biblioteca universal cuyas proporciones sin precedentes condenan al libro y la lectura, perdidos en el piélago de los libros cuya proliferación hace imposible la lectura, envenena el gusto y los valores a través de los gráficos inconfesables del “marketing” y la publicidad de masas.
Sería erróneo, sin embargo, me digo, abandonarse al delirio nihilista anunciado por Nietzsche. La obra de Bloom, en definitiva, pone de manifiesto que la batalla continúa y prosigue, en nosotros, contra nosotros, y a través de nuestra propia audacia.
El carácter panfletario de la obra de Bloom subraya esa evidencia: es evidente que las fuerzas del mal están arrasando, devastando y entregándose al pillaje de nuestras almas. Pero no es menos cierto que, aquí o allá, hombres solitarios y tenaces venden cara su imposible dimisión, denuncian, insobornables, su irrenunciable decisión de combatir hasta el fin.
Se trata, quizá, de un proceso moral de nuevo cuño. La Viena de Wittengstein se abandonaba inconsciente al precipicio final donde todo debía perecer, la hoguera, el ho- locausto, el advenimiento del campo de concentración que aspira a conquistar el mundo. El extranjero, de Camus, nos sedujo, precisamente, a través de la misericordia que inspira el ser sin patria de cobijo que nos parece tan próximo a nosotros, cuando está hablando de nosotros mismos. Instalados, al fin, en la noche eterna donde han desaparecido todos los valores, Heidegger nos invita a recorrer un nuevo camino: el tesoro perdido de los poe- mas presocráticos quizá pudiera entrañar un nuevo misterio.
Mucho antes de iniciar la reconquista o la reconstrucción de viejos o desconocidos valores, el pedagogo debe recordar a Sócrates condenado por las leyes de la ciudad: su ironía, su sabiduría, sus revelaciones sobre la música y la oratoria de los sofistas deben pagarse con la propia vida. Para sus discípulos, para Platón, ésa será la última lección: cuando la cicuta comience a paralizar sus piernas, el viejo Sócrates descubrirá en las lágrimas y la turbación de sus discípulos que la palabra y la crítica de la palabra dejan una huella duradera. Su vida cobrará un sentido que había escapado a su propia retórica, y que Platón nos reconstruye con sus diálogos sobre las almas, el amor, las pasiones y la República. Bloom descubre y nos muestra las leyes y la cicuta que están desarmando y envenenando nuestras almas. Viejo profesor de Retórica y Gramática Griega en Chicago, Bloom se entrega, con pasión, a la descripción de los males que devoran el cuerpo de las almas, los pueblos y las civilizaciones, cuando los hombres son víctimas de la corrupción de las palabras y los valores.
Tras su elocuencia, tras la elocuencia del pedagogo y el sofista, no es difícil rastrear las huellas de una pasión: la pasión de la gramática y las artes de la memoria. Gramática que intenta reconstruir una retórica que haga ha- bitable la casa vacía de nuestro ser. Recuerdos y artes de la memoria que Intentan evocar e imaginar un tiempo pasado anterior a la decadencia que, en la poesía griega, se con- funde con la poesía y los viajes homéricos, y en la poesía y la literatura castellana se confunde con los sueños y esperanzas posteriores al Mío Cid, antes que Rocinante hunda a Don Quijote en un precipicio que, con nuestra razón novelesca, no deja de fundar el malestar trágico y original de nuestra cultura… ABC Literario, 11 abril 1987, El alma desarmada. Ensayo sobre la decadencia del alma occidental.
Octavio Paz también insistió en ese proceso en curso de desertización cultural:
“… una literatura se muere y una sociedad se degrada si el propósito central es la publicación de best-sellers y de obras de entretenimiento y consumo popular…” → Octavio Paz, la muerte de la literatura y la degradación de España a través de la industria editorial.
Estado de la cultura / incultura en España, 2017.
José Luis Gómez y la destrucción de las culturas españolas.
Bestsellers e industrias de la incultura agravan las crisis españolas.
Max Aub, Ramón, Steiner, Roth, Compagnon, El taller de la gracia y el amenazado futuro de los libros.
Octavio Paz recordaba que se trata de un proceso histórico de desertización cultural: “… una literatura se muere y una sociedad se degrada si el propósito central es la publicación de best-sellers y de obras de entretenimiento y consumo popular…”.
Así destruye la cultura la industria editorial.
Así destruye la cohesión social la industria de la incultura.
Así funciona la industria de la incultura y la importación de basuras.
De cómo la industria editorial incrementa la incultura.
Clásicos amenazados, víctimas de la incultura de masas.
España, víctima de la incultura cainita de sus élites.
España entierra su futuro en la tumba de la incultura.
De como el Estado destruye la cultura a través de la Comunicación Estatal de Masas.
“Estado cultural”: De la oligarquía demagógica a la conversión de la cultura en mercancía publicitaria.
El Estado, instrumento de desertización cultural.
23-F, best sellers y estética del parque temático.
Las industrias de la incultura y los bestsellers también son una catástrofe económica.
Fernando Valls: “La industria de los bestsellers lo subvierte todo”.
Cultura (s).
Industrias culturales.
Los orficos antes que todos descubrian o inventaban que la mayor felicidad es no haber nacido y si has nacido morir joven. Toda o parte de la cultura sera el intento de estetizar la vida. Quiza el sentido de la humanidad sea la respuesta del moribundo cuando le preguntan cual es su ultimo deseo: «que me acompañen todos los de la especie» y en esto estamos
Juicio final
Lucha final
Solucion final
Destruccion mutua asegurada
Mientras tanto a divertirse hasta reventar. Tanatos y la vida como pasion inutil. Holderlin fue mas alla después de intentar con Empedocles encontrar una salida a occidente con su verso: por mucho que se afanen los humanos su trabajo queda infructuoso. Si hay solucion habra que inventarla pero muy pocos estan por la labor. Tal vez no sea el carbono y si el silicio. Esperar para ver
El boton esta preparado para satisfacer al moribundo. El viaje ha valido la pena con Itaca o sin Itaca. Aqui estamos intentando construir una nueva alma sin propaganda ni mentiras. La verdad se hace visible o continuaremos los ultimos dias viviendo en la mentira. Volvamos a los orficos y presocraticos. No olvidemos tampoco los textos primeros de las otras culturas. Todo circulo se cierra donde empezo. Otra circunferencia o no. Aristoteles nos recordaba que los individuos mueren pero la especie es eterna. Acabemos con estos egos hinchados y construyamos el alma de la especie o como dicen despues de la GG la familia humana. Una nueva literatura para estos tiempos tan aciagos
José,
«… construir una nueva alma…» algo así decían Jünger, Heidegger, Juan Ramón, que insistía en la necesidad urgente reconstruir la arquitectura espiritual de España.
Quizá no hemos avanzado mucho. Desertización en curso quizá no anuncie nada bueno; pero… decir y repetir este tipo de locuras quizá sea una forma de siembra, a la espera de frutos por venir… A ver…
Q.-
¡Ay, Josep!
¿Dónde me has traido?
Desde que estoy entre tantos eruditos la verdad se hace más visible y puedo reconocer con claridad mi «incultura».
Mencionáis a tantos autores que no he leído, ni creo que pueda leer, si sigo pintando y dedicándome a otras cosas, algunas obligatorias y otras optativas… 🙂
En fin, no quiero vivir mis últimos días en la mentira, puede que por eso me encuentre tan a gusto en «Una temporada en el infierno». aquí se respire «verdad» y a pesar de mi ignorancia voy recogiendo alguno de los frutos que vais sembrando…
Bien Josep, me gusta eso que dices de: «Divertirse hasta reventar» o aquello de: «Morirse de risa».
Bona nit!
¡Allan Bloom! Madre mía… un libro que marcó época en EEUU y que aquí pasó prácticamente inadvertido. «La cierre de la mente moderna» (tal es el título en español) debería volver a ser editado con urgencia…
Gracias por recordarnos estos libros….
Joaquín,
Ah… en verdad, he retomado a Bloom, a la luz de los penúltimos nombramientos ministeriales, acompañados de una serie de encuestas y declaraciones varias… en una relación de libros importantes para la humanidad, el Nueva Testamento figuraba / figura detrás de Saramago o alguien así…
Me dije, me digo, que los síntomas e indicios que se acumulan parecen confirmar las hipótesis más negras de Bloom, efectivamente. De ahí la repesca de esta entrada. Nunca se sabe…
«Venceremos, venceremos, se que venceremos, algún día…»
We Shall Overcome cantaban Joan Baez y Bob Dylan hace siglos… Blowing in the Wind.
Q.-
No tengo palabras, Quiño, es ya 15 de julio y me vuelvo a detener en tus palabras, animas, me animas, a no desfallecer. Sí, eres realmente maestro. A veces llegué a pensar que simplemente exponias, frecuentabas la realidad, pero van pasando los días, los meses, los años, y ese escepticismo no es de brazos caídos, nos apremias a continuar, tú mismo te lo exiges cada día. No hay tregua, acaso fuéramos los últimos que alguien lo escuche, sé inicié, hacer habitable la casa vacía de nuestro ser
Pablo, uauuuuuuuuuuu…
Encantado con este chute, ya de buena mañana.
Qué decir… no pretendo dar «lecciones»… qué horror, «sentar doctrina»… no; lo mío es caminar, ver, leer, fotografiar… y, efectivamente, siempre hay «algo» detrás de la mirada y la lectura… primero, un intento de comprensión; luego, la reacción de la palabra o la imagen, intentando exponer, dar visibilidad, a algo que está ahí y me parece significativo por algo…
Por otra parte, soy poco contemplativo, en efecto: ¡me aburro sin hacer nada…!
Venga, a dar guerra.
Avanti..!
Q.-