Maison de la Mutualité, 11 abril 2012. Foto JPQ.
“Entre Francia y yo hay una relación que no se acabará nunca”, declara Nicolas Sarkozy para describir con precisión su reinstalación en el corazón del paisaje político francés, si es que alguna vez estuvo ausente.
[ .. ]
Sarkozy publica este fin de semana un nuevo libro, Passions, contando sus relaciones personales íntimas con la política y la clase política francesa del último medio siglo: una cartografía muy precisa del origen, actualidad y futuro de sus ambiciones.
Acosado y perseguido por un rosario de procesos judiciales, acusado de numerosos delitos de corrupción, activa o pasiva, Sarkozy descarta con un gesto sonriente esa tela de araña, en la que continúa caído: “Fui perseguido judicialmente en otras ocasiones. Y siempre terminé libre y sin cargos. Ahora, mañana, también”.
Passions aborda con precisión elíptica la única cuestión esencial: ¿Vuelve Sarkozy a la escena política? Y responde de manera forzosamente ambigua: no piensa volver para estar al frente de ningún partido político; no piensa embarcarse en la guerra política de cada día; no piensa ser un “recurso” para ninguna familia política.
No. Sarkozy ya luchó, ganó y perdió en todos esos campos de batalla, como capitán aventurero, al frente de comandos de fuerzas especiales, como general de cuerpos de ejército, como jefe del Estado.
Passions es una cartografía preciosa de esos y otros combates, públicos y privados, íntimos. También es una “caja de herramientas” imprescindible para comprender el “gran juego” que ha iniciado el ex presidente.
Giscard, Chirac, Mitterand, son juzgados con la precisión de un gran estratega curtido en el ejercicio cruel de la conquista y ocupación del poder. Sarkozy toma buena nota de los errores propios y ajenos. ¿François Hollande? Pasará a la historia política por su mediocridad. ¿François Fillon, el antiguo primer ministro y traidor? Hundido en su insignificancia. ¿Macron? Un hombre de talento, un confidente. Cuando llegue el momento, él y Marine Le Pen serán los únicos rivales dignos de Sarkozy, cuyo programa político personal se resume de este modo: “Hacer la síntesis entre la derecha de orden y las clases populares”.
A la espera de la hora, por llegar, Sarkozy confiesa su simpatía y respeto por los Macron. ¿La esposa del presidente? Le llegó a decir a Sarkozy, en una cena íntima, en el Eliseo: “Siempre voté por usted. Y no me arrepiento”. ¿El punto débil de Macron? La arrogancia. “El único pecado que los franceses no perdonan nunca es la arrogancia”, dice Sarkozy. La arrogancia macroniana estuvo en el origen último de la fronda de los chalecos amarillos.
El semanario socialdemócrata L’Obs afirma en su portada que existe un “entendimiento secreto” entre Macron y Sarkozy. Es de notoriedad pública que los antiguos consejeros y ministros de Sarkozy tienen puestos eminentes como consejeros en el Elíseo y ministros de Macron.
Giscard y Macron demostraron, en su día, que el modelo político francés permite conquistar el poder supremo, el Elíseo, sin estar al frente de un gran partido. Un comando de pocos pero aguerridos soldados permite ganar la batalla decisiva, en el momento crucial. Esa es la ilusión y esperanza secreta de Sarkozy: proponer la “síntesis” entre la derecha de orden y las clases populares; alternativa plausible, cuando la futura campaña presidencial vuelva a proponer en escena el duelo entre Macron y Marine Le Pen.
Sarkozy, Fillon y el suicidio de la derecha tradicional francesa.
Sarkozy entre los suyos, en Trocadero, ante la Torre Eiffel.
Francia está cambiando de República.
Quiño,
Me cuesta entender “la política”, pero al leerte, comprendo ciertas cosas con más claridad.
Gracias y buenas noches a todos/as.
Fina,
Sí… la política es una actividad que puede ser muy noble y muy sucia, canallesca. Entre los políticos, hay de todo, de lo bueno a lo más sucio. Entre los mejores y más temibles, casi siempre, la gran mayoría son “asesinos” y predadores solitarios, felinos siempre solos, errantes en una soledad absoluta, total, sin orillas, consagrados a…
…
Cuando se han ganado y perdido todas las batallas sin cuartel, puede quedarles un sabiduría muy fina, incluso delicada, implacable, en sus análisis y retratos. Es lo que me ha atraído del último Sarkozy,
Q.-
Quiño,
¡Qué bien lo explicas y resumes!
Muchas gracias.
Fina,
Anda, anda…
Q.-
Quiño,
Es la pura verdad.