Rue de l’Arcade, 8 febrero 2012. Foto JPQ.
Vista / interior nocturno desde una de las habitaciones prostibularias frecuentadas por MP.
[ .. ]
El 150 aniversario del nacimiento de Marcel Proust (1871 – 1922), autor de una de las novelas más importantes de la historia de nuestra civilización, “À la recherche du temps perdu” (1913 – 1927), comienza con la publicación de nuevos inéditos de interés anecdótico y revelaciones sobre el infierno de sus intimidades sexuales.
Hace año y medio se publicó un primer volumen de inéditos, “Le Mystérieux Correspondant et autres nouvelles inédites”: pequeña colección de relatos que Proust no deseó publicar, trabajos muy juveniles alejadísimos de la prosa suntuosa de la “Recherche”. Esos inéditos se conocían desde 1952, cuando menos. Pero editores y herederos dejaron pasar las décadas antes de encontrar la oportunidad comercial más adecuada.
Esta primavera se publica un nuevo y pequeño volumen de inéditos, “Les Soixante-quinze feuillets”, anotados por Nathalie Mauriac, descendiente de los herederos, con un prefacio de Jean-Yves Tadié, biógrafo emérito y responsable de la más completa edición de la “Recherche”, con incontables notas, variantes, índice de personajes.
“Les Soixante-quinze feuillets” se conocían desde 1954 y fueron entregadas en 1962 a la Biblioteca Nacional, de donde han sido rescatadas con la respetable intención de celebrar el 150 aniversario. Esas setenta y cinco páginas manuscritas son un lejanísimo “eco” original de la escritura en todavía temprana formación de Marcel Proust, que tampoco deseó publicar esos manuscritos rescatados un siglo largo más tarde. En las páginas finales de la “Recherche” había comentado sus manuscritos abandonados de este modo: “Un libro es un gran cementerio donde los nombres de la mayoría de las tumbas tienen nombres borrados por el tiempo”. En esas estamos.
En la estela del 150 aniversario, dos investigadores, eruditos y prustianos eméritos, Thierry Laget y Pyra Wise, han descubierto la personalidad histórica y bien real de Willie Heath (1869 – 1893): un joven americano de quien Proust estuvo enamorado “profundamente”, hasta el extremo de dedicarle su primer libro, “Les Plaisirs et les Jours” (1896).
Laget y Wise están convencidos que Willie Heath pudo ser uno de los modelos de Charles Swann, uno de los personajes centrales de “La Recherche”, cuya personalidad se confunde con la del narrador del libro, por momentos. Personaje central, de uno de los dos o tres libros más importantes del siglo XX, Swann es un arquetipo canónico, con un puesto central en el libro de Proust, leído como un Tratado de amor, como la Divina comedia dantesca o El collar de la paloma.
Proust identifica personalmente al hombre bien real que inspiró su personaje, Charles Haas (1833 – 1902), nombrado expresamente cuando el narrador de la “Recherche” describe con nombres y apellidos a las personalidades presentes en un cuadro célebre, “Le Cercle de la rue Royale” (1866), de James Tissot.
Charles Hass fue el primer y esencial modelo de Charles Swann, sin duda. Pero … Willie Heath, el joven amante, puede estar, sin duda, entre los personajes “secundarios” que también “inspiraron” a Proust. Los retratos fotográficos de Charles Hass y Willie Heath confirman un parecido físico considerable, en línea directa de los gustos físicos del autor de la “Recherche”, entre lo gay exquisito y las “florituras” de un sado masoquismo “elegante”, que tiene su actualidad propia con motivo del 150 aniversario.
La geografía parisina de Proust, sus amigos y personajes, se confunde en un pañuelo. “Le Cercle de la rue Royale” que frecuentaba Charles Hass se encontraba a quinientos metros cortos del domicilio del joven Proust, a la misma distancia del prostíbulo gay & sado masoquista frecuentado por el novelista por los mismos años que conoció a Willie Heath y otros acompañantes. Quiere el azar que ese hotel siga funcionando, abandonadas tiempo ha sus actividades prostibularias, convertido en hotel para turistas acomodados, a unos centenares de metros del hotel donde residió una temporada José Martinez Ruiz, colaborador emérito de ABC, En busca del americano que amaba e inspiraba a Marcel Proust.
Proust, autor de un tratado de amor.
Creo haber sido el primero si no el único en leer la “Recherche” como un Tratado de amor:
Proust y el amor… Aves enlazadas en la catedral del tiempo.
Proust y el amor… Don Juan, seducido por una furcia, en el Faubourg-Saint-Honoré.
Jose says
Que decir de Proust y su obra que no se haya dicho. Siempre habrá algo que decir mientras se lea. Cada lector y cada época veran cosas no vistas. Recuerdo haberlo leído en el cuartel en la mili cuando podía me escondía en las letrinas y comparaba su mundo con el que vivíamos nosotros. Los siete volúmenes de alianza editorial me hicieron compañía mientras duró mi paso por el ejército. No quiero recordar los prostíbulos donde iban los militares para otro día. Siempre vivir con glamour proustiano en esta nueva Belle epoque.
JP Quiñonero says
Jose,
Bueno … decir, decir… lo de leer la Recherche como un Tratado de amor no es muy frecuente…
…
Hay una parte oscura y negra en el libro de Proust que los traductores españoles «dulcificaron» y no pocos «especialistas» desconocen o prefieren desconocer …
Palanteeeeee
Q.-