
Pavillon Gabriel, antiguo Alcazar d’été, 2 marzo 2017. Foto JPQ.
Católica, creyente, pero no practicante, Brigitte Macron (70 años, el 13 de abril próximo) susurra a su esposo, Emmanuel (46 años, desde el 21 de diciembre pasado), consejos íntimos que pueden atizar problemas inflamables.
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Un día antes que Marine Le Pen (extrema derecha) presentase en la Asamblea Nacional (AN), primera cámara del Parlamento francés, un proyecto de Ley para generalizar el uso obligatorio del uniforme en las escuelas e institutos de Francia, la primera dama declaraba: “Yo llevé el uniforme en la escuela y el instituto, durante quince años. Mi faldita y mi jersey azul marino me gustaba. Soy partidaria del uniforme en la escuela, como algo sencillo y simpático, nada triste”.
Aquella noche de primeros de enero pasado, se dice que Emmanuel Macron, triste y melancólico, le dijo a su esposa, al principio de una cena íntima, en el Elíseo: “Querida, en qué jaleos te metes y me metes. Tu uniforme se transformará en cacerolas que me irán persiguiendo los próximos días”.
Semanas más tarde, Carla Bruni de Sarkozy, amiga de Brigitte Macron, con la que intercambia SMS y WhatsApps con frecuencia, teme que lo peor está por venir para la pareja presidencial, cuando declara: “Ser la esposa del presidente es un martirio. En el caso de Brigitte, temo que no sabe lo que le espera. Lo que ella piensa y dice, lo que hace su esposo, terminará convirtiéndose en una pesadilla”. La primera dama de Francia nunca ha ocultado su simpatía personal por el expresidente, que ella misma confesó, en su día: “Voté por usted, Nicolas. Su proyecto me gustaba”. Años más tarde, instalada ella misma en el Elíseo, Brigitte Macron solo tiene amigos y amigas conservadores o centristas de centro derecha, entre los que destacan Rachida Dati (ex ministra de Justicia) de Sarkozy, Delphine Arnault, hija del hombre más rico de Francia (Bernard Arnault, propietario del grupo LVMH, referencia mundial del lujo francés), Brigitte Taittinger, una de las herederas de una de las más grandes casas del champagne francés. La esposa del jefe del Estado también tiene amigos de la farándula, que destacan por su conservadurismo tranquilo.
Stéphane Bern, es un viejo amigo de los Macron: experto en familias reales europeas, especialista en la familia real británica. Fabrice Luchini hace reír a los Macron: es un actor muy popular, defensor a ultranza del “teatro tradicional”. Bernard Montiel, otro íntimo, es animador de radio y tv, que ha consagrado su vida a la defensa e ilustración de la canción popular “de toda la vida”.
Brigitte Macron tiene otros amigos y actividades filantrópicas importantes, en defensa de la infancia maltratada y las familias menos favorecidas. Pero, como consejera íntima del jefe del Estado, tiene tendencia a defender causas conservadoras, cuando su esposo intenta dar “una de cal y otra de arena”, a los muy distintos públicos y electorados.
Ante la reforma del sistema nacional de pensiones, que enfrenta a cara de perro callejero a su marido contra los sindicatos, Brigitte Macron ha declarado: “Mi deseo es que los jóvenes de hoy tenga una pensión, mañana. Comprendo a los manifestantes que piden la retirada del proyecto en curso de discusión parlamentaria…”. “Comprensión” no comporta “aprobación”, pero la ligereza verbal (¿?) vuelve a ser un “consejo” inquietante para su esposo y jefe del Estado. ABC, Brigitte Macron, la consejera más íntima y problemática del jefe del Estado + PDF.
Brigitte Macron, primera dama con mucho trapío; no solo glamour / amoroso.
Todos con uniforme todos con el mismo corte de pelo menos el Quim . Alguna vez la política dejo de ser negociaciones entre familias políticas económicas militares. Solo hay un poder que se mantiene gracias al voto del celibato pero no el de castidad la Iglesia católica. Mira como desfilan los poderosos en una guerra permanente mientras ellos mantienen sus jerarquías sus riquezas su doctrina siempre la misma con pequeños cambios y pensar que se inspiraron en Platón y sus filósofos reyes. Macron debería saber todo esto y más y debería haber asesorado a Putin Xi Biden que no se casen ni creen familia para que el poder estuviese en manos más fiables. Un nacionalismo católico o comunista podría ayudar a un poder de individuos alejados de las corrupciones y de la irracionalidad por estar dentro de ellas.
¡Caramba, Josep!
Lo que me había perdido por no estar al corriente de lo que sucede en España…¡Vaya presencia la del “Quim”!
Bueno, por San José, espero estar de nuevo en mi querida ciudad natal y ponerme un poco al día.
¿Crees de verdad que el casarse y tener familia quita fiabilidad?
Creo que un hombre verdaderamente honrado y virtuoso no debería dejarse influenciar ni corromper por nadie, aunque me pregunto si existen tales hombres…
En fin, no perdamos totalmente la fe en el género humano…
José,
Vaya usted a saber.
Hay católicos y católicas …
No tengo claro que Putin se deja aconsejar por nadie, y menos por ninguna mujer…
A ver…
Q.-