
Cour du Commerce-Saint-André, 27 marzo 2023. Foto JPQ.
En la geografía parisina, ese pasaje tiene un puesto muy particular.
[ .. ]
Balthus lo inmortalizó con una obra célebre; y, siglos atrás…
En el número 8 instaló Jean-Paul Marat la redacción de L’Ami du peuple (1789 – 1792), publicación legendaria, acusada de “incitación a la violencia” por un tribunal revolucionario (moderado). Marat fue asesinado en su bañera (escena inmortalizada por David) por Charlotte Corday, que fue guillotinada poco más tarde.
En el número 9 instaló Joseph-Ignace Guillotin su primera guillotina, “experimental”, que confirmó su eficacia guillotinando corderos, antes de instalarse con mucho éxito de público en la parisina Plaza de la Revolución, actual Plaza de la Concorde, donde fueron guillotinados Louis XVI y su esposa, Marie-Antoinette, entre otros millares de hombres y mujeres.
Siglos más tarde, en esa plaza se han sucedido muchas manifestaciones contra Emmanuel Macron. Pequeños grupos gritaban cosas de este tipo: “Aquí guillotinamos a Louis XVI. Llévate ojo, Macron, podemos volver a empezar”.
En fin …
De ahí este recuerdo de la más profunda mitología francesa, parisina. En el edificio donde Marat publicaba su periódico subversivo se encuentra hoy una elegante épicerie fine. En la planta baja del edificio donde se inventó y experimentó la guillotina, por vez primera, funciona hoy un acogedor bar de copas y tertulia turística.
Balthus, en el pasaje de la guillotina, el Terror revolucionario y los laberintos del amor.
Ya no hay palacios que asaltar ni reyes que guillotinar. Todo esto se acabó . Estamos en otros tipos de violencia y en un horror que apenas se puede describir ni los mejores artistas lo podrían plasmar. Es el horror invisible de una nueva solución final. Unos hablaron del juicio final otros de la lucha final incluso de la solución final. Nadie conoce ni sabe quiénes son los amigos ni los enemigos. En una inercia mecánica podemos pensar que cortando unas cabezas el problema se puede solucionar. La época de las revoluciones pasó. No hay diseños de lo que se quiere conseguir.La complejidad es tal que apenas hay posibilidades de volver atrás. Cuando el actual mecanismo social ha sido fabricado por millones de cerebros . Es como una roca con miles de estratos uno encima de otro y que solo podemos contemplar el último en el que estamos. Nos sobrepasa nuestra propia obra. Una obra que nadie dirige y de la que solo somos sus propios siervos y en nuestro horror intelectual sabemos que es un amo del que no podemos liberarnos. Puede que sea nuestra jaula final.
José,
Traducido al murciano coloquial: “Virgencita, virgencita…”
A ver si nos escucha,
Q.-
Josep,
¿No habrá manera de liberarse de la jaula…?
Me pregunto, en caso de conseguirlo, si no se nos habrán atrofiado las alas…