Carretera de Kerdruc a Névez, 1 septiembre 2019. Foto JPQ.
Hay una Galicia electoral, política, social, cultural; y una Galicia mítica, artúrica, indisociable de los países bretones, murcianos, incluso de un legendario plagio de Camilo José Cela:
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Bretaña y Galicia artúricas… países bretones, murcianos y …
Apenas han pasado veinte años … Mi historia y geografía celeste tienen un final feliz, confundiéndose con una geografía e historia bien reales.
“Hay desde tiempo inmemorial entre Galicia, Cornualles y la Bretaña un legendario camino sembrado con pepitas de oro por infinitas generaciones de hombres de arpa y espada. Un venerable director de El Faro de Vigo descubrió hace años, y nos dejó cumplida noticia, en las páginas de su periódico, de un misterioso ducado de Yss, “perdido en una larga y terrible noche, como la Atlántida platónica, bajo el mar”. Es fama que las tierras de Yss pertenecieron a los señores de Kervodec, de quienes todavía tuvo noticia Chateaubriand, que llega a hablar del último vástago de tan ilustre linaje, camino de la guillotina, elogiando su entereza de alma, en el último y fatal instante, sin saber, siquiera, que en el castillo de sus antepasados debía desaparecer, con los disturbios revolucionarios, el discutido documento donde un monje gallego, oriundo de Santiago, hacia el siglo III, todavía citaba a Lanzarote del Lago entre sus antepasados.
“El monje gallego que llegó hasta lo que más tarde sería el Gran Hotel de Cabourg, inmortalizado por la Recherche, llevando la buena nueva que él había escuchado, directamente, de un discípulo siriaco de San Pablo, en Arévalo -la tierra donde Moisés de León escribió en arameo, en parte, su Libro del Esplendor-, bien pudo ser el primer peregrino de un camino cuyo rastro comenzó a historiar Alfonso Rodríguez Castelao, en 1924 / 1929, durante un viaje a Francia que contribuyó a cambiar el rumbo de la historia de la cultura gallega.
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“En la Bretaña, primero, y en Galicia, su tierra, más tarde, Castelao buscaba la huella, los rastros, las artes y la gracia de infinitos canteros populares, sembrando los caminos, las encrucijadas, los atrios de las iglesias y los acantilados con innumerables cruces / cruceiros, As cruces de pedra na Galiza, homenajes y recuerdos a tantos ancianos, hombres, mujeres y niños que tomaron, para no volver, los caminos del cielo y el mar.
“En la cartografía de los cruceiros, fijada por Castelao con tanto amor y arte, se confunden los caminos y las vidas de muchos seres de muy distinta especie y condición. Ya muy lejos de la Bretaña, en la frontera histórica de la Normandía y la Picardía, en los acantilados próximos al valle de la Bresle, donde encontraron amoroso refugio, un día, Rosa Chacel y Timoteo Pérez Rubio, y mis hijos descubrieron mucho más tarde el perfume de la brisa atlántica, en los altos de Ault y el Treport, en la ruta de Guillermo, camino de Hasting, todavía descubrí yo algunas cruces anónimas, clavadas en tierra, a la memoria de antiguos marinos.
“Historiando la Revuelta árabe, Lawrence afirma que, a su modo de ver, hay dos tipos de hombres. Aquellos que al despertar creen que sus sueños fueron pura ilusión, y aquellos que sueñan despiertos. “Estos últimos -dice- son los más peligrosos; porque ellos están dispuestos a jugarse la vida para hacer realidad sus sueños”. Desde esa óptica, la geografía mítica de los cruceiros gallegos y bretones devuelve a las áureas palabras de la leyenda artúrica sus primeras y más fecundas raíces terrenales → Galicia artúrica.
Esa historia tuvo en su día un cierto y melancólico éxito: Camilo José Cela copió literalmente mi artículo → La joven agitadora y el plagio de Cela a Quiñonero.
Veinte años más tarde, el fin de semana pasado, Marc, Ophelie y JF me descubren la realidad bien real de las cruces bretonas que Castelao fue el primero en comparar con los cruceiros gallegos.
Esas realidades míticas, celestes -indisociables del bosque de Brocéliande, tan esencial para el ciclo artúrico-, también tienen una dimensión social, cultural y política cuya “traducción” administrativa son los Paises bretones / Pays de Bretagne, cuya existencia temo ser el primero y único en comparar con otros países sospecho que impensables, al día de hoy → Países catalanes, murcianos, vascos, extremeños, etc.
Fina says
¡Ay, Quiño!
Gracias!!! Cómo me gustan tus historias y leyendas…!!!
Son tan bonitas que hasta otros te las copian…
Palanteeeeee……!!!!!!!!!!!!
JP Quiñonero says
Qué bien, Fina … Esa Galacia y Bretaña artúricas, son tan bellas…
Vamossss
Q.-