Frank Horvat, Vogue, Italia, 1980 – 86.
¿Cómo dudar que las colecciones privadas de Vogue son mucho más importantes para la historia de la sensibilidad, el arte y la fotografía, en particular, que las de una gran mayoría de museos de arte contemporáneo..?
Vogue en beauté, 1920 – 2007, en la BNF, presenta una colección de obras de grandes maestros, Richard Avedon, Edwin Blumenfeld, Guy Bourdin, Horst P. Horst, Frank Horvat, Helmut Newton, Irving Penn, Man Ray, Edgard Steichen, Martio Testino, citados por orden alfabético, entre muchos otros, que hablan por sí solas de una historia por escribir del arte de nuestro tiempo.
Publicidad, moda, alta costura, han fecundado de manera gloriosa nuestra visión del mundo y de otros mundos por venir, que el gran artista funda con su arte.
“¡Como me emocionó tu artículo –me decía, Néstor Almendros, hace años, en la terraza de Lipp-, afirmando que toda mi obra era un épico combate de la luz contra las tinieblas…!” El fotógrafo se sirve de su técnica y de la publicidad, la moda, la alta costura, para imaginar nuevos mundos. Obligado recuerdo de Lawrence, tantas veces citado: “Hay dos clases de hombres. Los que sueñan, y cuando despiertan creen que han soñado. Y los que sueñan despiertos. Estos son los más peligrosos, porque son capaces de realizar sus sueños”.
- Fotografía Moda y Vogue, en este Infierno.
Adela says
EXPOSICIÓN DE PINTURA de ÁLVARO CUARTANGO, en Sala Municipal de Exposiciones del Ayuntamiento de Barakaldo, Bizkaia, Biblioteca Central, bajo, Parque Antonio Trueba, del 20/11/07 al 10/12/07.
Inauguración: 20 de Noviembre, a las 19:00 horas
Álvaro Cuartango (Bilbao, 1966), pintor formado artísticamente entre Bilbao y Berlín, muestra en esta exposición una selección de obras de su serie El rostro del alma (mayo 06-abril 07) y algunos trabajos posteriores. Dentro del marco de un expresionismo figurativo, el espectador podrá escrutar en cada cuadro cuál es la biografía que ha gestado ese rostro, unas veces atormentado, otras más sereno, como si recorriese una galería de personajes casi cotidianos, pero arrancando el artista de ellos los rasgos más brutales y afables. Del colorido, el dominio técnico y la estudiada pincelada brotan organismos aparentemente independientes, de una profundidad espiritual que invita a meditar sobre la tristeza, bravura, desesperación, serenidad y soledad del ser humano. Óleos sobre lienzo, en los que Álvaro Cuartango vuelca alegorías y rostros del mundo que ha interiorizado. El espectador, al salir de la sala, rumiará la belleza de los colores que ha visto, pero caminará meditando hasta su casa.