Salvador Dalí escribiendo La vida secreta de Salvador Dalí, en el domicilio de Caresse Crosby, Hampton Manor, Virginia, 1941.
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TRAS EL DESIERTO VANGUARDISTA, EL ARTE
Esta exposición, Dalí, Centro Pompidou, es un jalón importante en el proceso en curso de reescritura de las historias oficiales del arte contemporáneo, dominadas hasta hoy por la figura patriarcal y saturnal, a un tiempo, de Pablo Picasso, anunciando la “muerte” del arte antiguo tras la eclosión de las vanguardias.
Convertidas las vanguardias históricas en piezas de museo; enterradas en la tumba de lo inservible las terminologías que canonizaron más de medio siglo de vanguardias; derogados los órdenes y desórdenes vanguardistas en la tumba del mercado o la museística más tradicional… comenzaron a proliferan muy diversos intentos de escritura de la historia del arte contemporáneo.
Proceso en curso, desde hace veinte o treinta años. El Pop inició el rescate de realismos y figuraciones de entreguerras, que encontraron prolongación a través de nuevas generaciones de artistas insensibles a las catacumbas vanguardistas. Los historiadores del cine y la fotografía descubrieron “puentes” y terrenos mal explorados por la historiografía tradicional. La evolución de los creadores de “performances” o pintura “gestual” encontró semillas insepultas que habían sobrevivido a la desertización vanguardista. La aparición de nuevas herramientas de trabajo (nuevas tecnologías, cámaras digitales, etcétera) permitió a grandes maestros, como David Hockney, comenzar a roturar nuevos territorios artísticos.
OTROS GENIOS TUTELARES, DUCHAMP, DALÍ
Picasso fue la piedra fundacional de casi todas las historias oficiales que culminaban con las vanguardias. Pasada la página vanguardista, Picasso sigue siendo un genio absoluto, claro está. Pero otros genios tutelares nos ayudan a comprender de otra manera, muy distinta, el arte de ayer, el arte de hoy y el arte que vendrá, quizá.
Ese el marco que permite comprender el alcance de esta exposición. Jean-Hubert Martin, comisario general, estima que “entre los jóvenes artistas, Dalí suscita hoy más emulación y estímulo que Picasso”.
No llegaría yo a tanto. Si me parece indispensable subrayar que, junto a la magna tradición picassiana, hay otras tradiciones paralelas y menos subterráneas de lo que pudiera parecer: la que encarnan Marcel Duchamp y Salvador Dalí, entre otros.
CRÍTICA RADICAL DE LOS OBJETOS ARTÍSTICOS
Duchamp ha sido víctima de una insondable ignorancia. El patriarca dadaista ha suplantado al más genuino de Étant donnés (Museo de Filadelfia), una obra única en la historia del arte, cuya mera existencia ya nos invita a reescribir y repensar la historia del arte contemporáneo. En el momento álgido de su fama e influencia dadaista, Duchamp decidió recluirse para trabajar en esa obra excepcional, una encrucijada de todas las matrices del arte de su tiempo, que es el nuestro.
No es un secreto que Duchamp y Dalí fueron amigos, hasta el fin. Ambos compartían una visión del arte, el trabajo y los oficios del artista muy alejados del “aventurerismo” picassiano. Picasso fue un genio absoluto, cómo olvidarlo. Pero “solo” fue un pintor y escultor genial. No sintió la tentación de trabajar otras artes de su tiempo (cine, fotografía, etcétera). Duchamp y Dalí, por el contrario, si trabajaron e hicieron aportaciones magistrales en otros terrenos artísticos. En Étant donnés se integran la pintura (“tradicional”, realista en la magna tradición vermeeriana, la misma a la que pertenece Dalí), la fotografía, la linterna mágina (tan capital en la génesis del cinematógrafo), la mística, la alquimia, la “performance” y la crítica más absoluta y radical de la conversión de los objetos artísticos en meras cosas que se compran, se venden y se abandonan en museos consagrados a la especulación financiera.
NOUCENTISME, IBÉRICOS
A través de más de doscientas obras (pinturas, esculturas, dibujos, fotografías, cortos cinematográficos, etcétera), esta gran exposición, comisariada por Jean-Hubert Martin, Montse Aguer, Jean-Michel Bouhours y Thierry Dufrêne, nos invita a repensar el puesto de Dalí en la historia general de las artes del siglo XX, mucho más allá de su puesto bien convenido en la historia del movimiento surrealista.
Siete grandes “capítulos” de la exposición nos proponen otras tantas vías de exploración.
El artista “ultralocal y universal” nos recuerda lo esencial. El joven Dalí es ante todo un pintor “catalán”, cuya obra oscila entre el Noucentisme estrictamente catalán y el movimiento de los Ibéricos, consagrados en una legendaria exposición madrileña.
REVOLUCIÓN SURREALISTA
Tras esa introducción, el Salvador Dalí de la Residencia de Estudiantes y las primeras vías surrealistas es ya un artista de nuevo cuño. La pintura es compatible e indisociable de la subversión cinematográfica con la que sueñan la extraña pareja Dalí – Buñuel. ¿Cómo olvidar que el trabajo de ese dúo es un aldabonazo único en la historia del cine y la fotografía?
Perdida la revolución surrealista en el dédalo de sus muy distintos caminos que se bifurcan, sin llegar a encontrarse, Dalí pasa del surrealismo al “método paranoico – crítico”. Una aventura muy mal estudiada. Dalí considera idelista e infantil el mero abandono surrealista: prefiere practicar a una creación mucho menos idealista y más proclive a la provocación.
SEMILLAS Y RAÍCES DE NUEVO CUÑO
El “método paranoico crítico” precipita a Dalí en el mito y la historia. Una aventura muy personal, con muchas relaciones mal estudiadas con la Nueva Objetividad alemana, con De Chirico y los muy distintos realismos de entreguerras. Cuando Picasso se deja arrastrar por el vendaval de las abstracciones y el “fin” de la figura en el cuadro y la obra de arte, Dalí está “volviendo” a Vermeer y Velázquez, desde una óptica diametralmente opuesta. Picasso “reinterpreta” a los grandes genios renacentistas y barrocos. Dalí propone seguir aprendiendo de ellos.
Esa búsqueda de unas raíces de nuevo cuño, que siguen estando en Velázquez y Vermeer, lleva a Dalí a interesarse por la ciencia, la mística, la física, la óptica y las nuevas tecnologías. La “puesta en escena” daliniana tendrá durante los años 60 y 70 del siglo pasado la vertiente de un mercader y provocador de genio, un “comunicador” excepcional. Ocultando la realidad íntima más esencial de un artista que está explorando territorios inéditos, intentando comprender la relación entre la evolución de la historia general de la conciencia y la historia general del arte. En esas estamos, en la hora del alba del arte que está naciendo.
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Figueras, Museo Dalí, 19 agosto 2008. Fotos JPQ.
- Homenaje a Hopper, 6.
- Homenaje a Hopper, 5.
- Homenaje a Hopper, 4.
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- Hopper, Nueva York ? París ? Madrid, ida y vuelta.
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- Un relato inédito de Salvador Dalí.
- Dalí, arte, profecías, erotismo (s) …
- Dalí e Ignacio Gómez de Liaño, al cine.
- Fotografía y Arte en este Infierno.
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ABC,17noviembre 2012.
Cristóbal says
Me quito el sombrero…
JP Quiñonero says
Cristóbal,
Hombre…
Q.-