Mientras sigo la marcha fúnebre de los negocios franco – europeos, intento desintoxicarme escuchando a Django Reihnard (1910-1953)
¿Alguien recuerda a Django en Caína?
Mientras escribo, los mozalbetes de LCI afirman muy serios que, en verdad, el jazz gitano de Django es “la última música genuinamente francesa”. Evito la crónica negra de la “música ligera” francesa y su rosario de cadáveres ambulantes. Django, oigan, era otra cosa. Un Señor. De hecho, si no recuerdo mal, Woody Allen le dedicó una de sus últimas películas.
Influenciado por Amstrong, hermano mayor de Charlie Parker, Coltrane y Lady Billie Holiday, Django elevó la guitarra de jazz (jazz manouche, dicen los franceses, jazz gitano, sería más propio) a maravillosas cumbres de melancolía.
Que los jóvenes entusiastas de LCI estimen que el jazz manouche de Django es la última música genuinamente francesa tiene algo de sintomático, muy hondo: un gitano apátrida consagrado como último representante de una música francesa “nacional”. Afortunadamente, la Europa de los gitanos, los murcianos y la gente de mal vivir sí existe. Acabo de escribirle a PCB, diciéndole que los cantes gitanos de su legendario Archivo me acompañan desde hace casi treinta años. ¡Como me han enriquecido y como me han hecho feliz las voces de la Tía Anicha la Piriñaca y Mrs. Holliday, el saxo de Blackbird (El Perseguidor) y las guitarras de Paco de Lucia y Django Reihnard!
Carlos says
Sí, pero era belga ¿En Francia le consideran como suyo? Es una costumbre muy francesa «nacionalizar» a quien les conviene. Como a Picasso.
Hace poco mencioné en mi blog a otro guitarrista belga mucho más joven, Philip Catherine, al comentar el fallecimiento de Niels-Henning Oesterd Pedersen, excelente bajista danés.
Y además de La Piriñaca ¿no citarías a Manuel Soto Sordera?
Juan Pedro Quiñonero says
… bueno… nació en la frontera belga, efectivamente… pero vivió toda su vida en París, y él se consideraba francés… hay montañas de testimonios, carlos…
dicho esto: NADA MÁS AGRADABLE QUE ENCONTRAR A ALGUIEN QUE LE GUSTE DJANGO…
hombre… entre los flamencos, hay la tira a NO olvidar, lo de la Piriñaca es un guiño a Pepe Caballero Bonald… su Archivo comienza con Ella.
Juan Pedro Quiñonero says
… enviado el «mensaje» me horrorizo yo mismo de mi francofilia… ¡¡abajo las froneras y los estados!!!!!!!… la Europa de gitanos murcianos y gente de mal vivir ya hablaba de otra cosa… sorrryyyyyyyy
Eduardo says
Pues ya somos tres. Ayer mismo recordé en el blog las grabaciones del quinteto del Hot Club De France con Django y Stephane.
Y también coincido con que el contrabajo del impronunciable NHOP era de otro mundo. Todo esto se junta si recordamos que Grapelli dedicó un disco de homenaje a su viejo compañero, ‘Young Django’, con Philip Catherine y Larry Coryell a la guitarra, NHOP al bajo y el violin eterno de Grapelli.
Juan Pedro Quiñonero says
Vista y leída la erudición de Eduardo, quede constancia de mi respeto. Sobre Grapelli confesaré mi admiración frenética, ligada a otras cosas íntimas… fue mi mujer quien me lo descubrió: de ahi que muchas de sus cosas me recuerden viajes y viajes en coche, escuchando… cursilerías del tipo Roses de Picardie, que tenían su aquel cuando las cantaba Montand. Pero esa es ya otra historia.
Eduardo says
Admiración, ésa es la palabra. La última vez que ví a Grapelli, hacia finales de los ochenta, me pareció infinitamente más joven que yo.
juan banderas says
a mí también me gusta dyango así como esta blog que forma parte ya de mis rutinas más queridas por tantas otras afinidades, estéticas y morales…
Anonymous says
Django era de un pueblecito belga de la frontera belgo-francesa que se llama Liberchies (www.django-liberchies.be) y donde se celebra desde hace un par de años un festival de jazz «manouche», aunque es en Samois sur Seine donde se celebra el más conocido festival de este tipo de jazz.
Para los nostálgicos, el verdadero «heredero» del estilo Django que se puede escuchar ahora -salvando las distancias- es Bireli Lagrene (www.lagrene.com), que vive en Estrasburgo.
Animo con este blog que me gusta mucho y si encima se habla de jazz, miel sobre hojuelas.
Exiliado
Anonymous says
Vengo de ver a tchavolo schmitt quartet en directo, acompañados por Florin Nicolescu, Christophe Lartilleux y Dorado Schmitt entre otros. Creo que es la primera vez en mi vida que he llorado en público, sin palabras. Por cierto era entrada libre.
Juan Pedro Quiñonero says
.. que envidia…
Q.
Anonymous says
increible el concierto…increible, sin palabras…acabo de descubrir a unos genios de la musica…eternamente agradecido a quien decicio traerse a coruña a estos genios
dabelne says
Nunca he sido racista, es más, siempre les defendía. En la tele o cuando surgía el tema del racismo discutía contra alguien que los rechazaba. Parece que la sociedad actual es totalmente intolerante , llena de prejuicios, racista, ¡si todos somos iguales!. Eso creía yo, pero hoy he sentido una gran sensación de alivio al encontrar esta web. La razón es simple: vivo con gitanos.
Os contaré mi historia. Hace 3 años mi pareja y yo compramos una casa para irnos a vivir juntos. La compramos de segunda mano, aunque sin estrenar, pero acababan de entregar las llaves y había poca gente viviendo en el edificio. Además, es un conjunto residencial privado, con piscina y jardines, a las afueras de la ciudad, en un pueblecito costero, núcleo de vacaciones de la gente de la capital. ¡Quien iba a pensar….!
En fin, al comprar la casa no vimos a nadie extraño y al instalarnos, tropezamos con 2 familias gitanas de buen aspecto, vestían de marca, saludaban…No nos quedamos intraquilos, la verdad. Pero el caso es que cada vez llegaban más.
El primer día de apertura oficial de la piscina la urbanización se llenó de tanta gente, que ésto parecía una de las cuevas del Sacromonte granadino. Fue un verano horrible… pero lo achacamos a que tal vez, sería por la novedad de la piscina. Mi padre me decía que no me preocupase, que en invierno la cosa cambiaría. Pero lamentablemente no fue así. Fue el primer verano horrible de los 3 que llevamos aquí. Y me temo que no será el último.
Desde entonces tanto en verano como en invierno, llevamos sufriendo DIARIAMENTE ruidos, música a un volumen infernal tipo caseta de feria, gritos, palmas y voces hasta las 4 o 5 de la madrugada en dias laborables, patines y bicicletas en los portales, portazos en portales, balones de reglamento rebotando contra la pared de nuestro salón y empeñados en mi casa (ya que vivimos en un bajo y éste linda con el portal). Para recuperarlos se emplean gritos y patadas en la puerta, da igual la hora las 3, las 4, o las 5 de la tarde… Ellos no duermen siesta. Y por la noche si es verano. Las plantas y el césped de la piscina se han tenido que replantar no se sabe ya cuantas veces, porque las palmeras constituyen magníficos columpios y el césped es perfecto para clavar sombrillas de playa, sillas, mesas, etc. Las llaves de la luz de los portales desaparecen constantemente, las cerraduras están destrozadas, las puertas del ascensor completamente arañadas y los porteros electrónicos tienen los botones literalmente machacados (estamos hablando de un edificio de apenas 3 años).
El perímetro de la piscina lo recorre una valla metálica para seguridad, pero es saltada y golpeada PERMANENTEMENTE con palos, piedras, lo que sea. Y los horarios no sirven en esta comunidad, pues al terminar la jornada laboral del socorrista, la piscina se cierra, pero ellos se quedan siempre dentro del agua hasta altas horas de la noche, lanzándose en bomba, y nadandosilenciosamente». Se intentó habilitar una zona de césped fuera de la piscina para el juego de los niños con pupitres, bancos, etc, hasta la llegada de unos columpios que se iban a comprar. Duraron 24 horas, y por supuesto se canceló la compra de los columpios.
Lo último fue esta primavera, cuando vaciaron la piscina para reparar unos desperfectos Y…¡¡¡ATENCIÓN!!! ¡estaban jugando con los balones y los patines dentro de ella! las ruedas de los patines rozándose contra el suelo de la piscina y rompiendo los azulejos! El calibre de los juegos fue tal, que de tanto dar pelotazos
derribaron un muro de cemento que acababa de construir el albañil y todavía no estaba seco. Lógicamente se tuvo que reconstruir con el consiguiente coste adicional, que tuvimos que pagar todos. Hace 6 meses se pintaron las fachadas y los portales y para ello se han tenido que aprobar ya 2 derramas en una casa
(vuelvo a repetir) de apenas 3 años de antigüedad. Hoy día las paredes de los portales parecen las de una casa de 20 años.
Yo empecé pagando 50€ de comunidad hace 3 años cunado compré la casa (pagar más hubiera sido demasiado) pero ahora pago 80€. El presidente les comunicó a los padres de los niños responsables del tamaño destrozo lo que había ocurrido, y la respuesta fue: «los niños tienen que jugar ¿Me puede decir alguien por qué tengo que pagar yo los destrozos deliberados de otras personas irrespetuosas que no saben vivir en comunidad?¿Creeis que ésto es justo?
Somos 150 vecinos y cada vez son más las familias gitanas emparentadas que tengo la desgracia de ver diariamente. Lo peor de todo es que no sabemos si están alquilados (ya que sólo 3 compraron vivienda) o se hacinan en pisos de 2 habitaciones con toda la parentela (mama, papa, churumbeles, abuelos, tios y sobrinos, etc.) porque como se llaman a gritos entre ellos, hemos tenido el infortunio de conocer el grado de parentesco que les une a cada uno, sus nombres, «a qué se dedican» (en los mejores casos), la comida que comen cada día, a dónde van el fin de semana y demás detalles que no nos importan en absoluto, pero que tenemos que escuchar diariamente a voces ante nuestra ventana. Para ellos no existen los porteros electrónicos si no es para romperlos.
Para resumir mi historia os diré que ha sido una constante en nuestra vida tener que llamar la atención permanentemente a unos niños que no son nuestros requiriéndoles que dejen el puñetero balón para cuando estén en el campo de futbol. Y qué es lo que recibíamos a cambio: insultos, amenazas, intimidaciones, quemaduras en el toldo, colillas y basuras en la terraza, arañazos en el coche y la permanenete frase»los niños tienen que jugar» . ¡Y yo tengo que descansar EN MI CASA señora! (por no llamarle otra cosa).
Eso sí, siempre vienen ellas, muy soberbias, que si va a venir su «mario» a hacerle no se qué al mío, que me voy a enterar, que siempre protesto yo, que si no me gusta lo que hay, pues que me aguante o si no, que venda la casa y me vaya… Las veces que me han ya llamado hija de puta…
Lo de vender surtió efecto, la verdad, porque en tres años se venden más de 20 viviendas en el recinto. Se venden sí, pero nadie las compra (se ha debido correr la voz). Así que como el vendedor no vende, pues alquila, y ¿a quién? a los gitanos hermanos, primos, tios o cuñados de los que ya viven aquí. Alquilados que tienen voz y voto en las juntas. ¡Increible! Las juntas de nuestra comunidad son peores que las de la famosa serie de televisión: agresiones verbales por doquier e insultos a todo aquel que esté en su contra, porque ellos no saben dialogar ni respetar, sólo saben agredir y amenazar, y sólo si van en grupo, porque eso es de valientes. Así que las juntas de vecinos les encantan, están en su salsa. Es como ir de fiesta, van toda la familia a dar por saco.
Os diré que yo trabajo en casa, pero no puedo hacerlo ya que me tengo que poner tapones o irme a casa de mis padres, que viven a 12 km si no quiero tener que doparme con ansiolíticos. Mi pareja trabaja por turnos y cuando trabaja de noche el descanso en casa durante el día es imposible. ¡Y todo por reclamar el DERECHO A DESCANSAR EN NUESTRA PROPIA CASA!
Desesperados, hemos tenido que escribir 5 cartas al administrador de la comunidad, ante el caso omiso del presidente por nuestras quejas (que o bien, parece estar cagado de miedo, o bien, no vale para desempeñar sus funciones, o las dos cosas a la vez). En fin, le rogamos que convocase una reunión para tratar un problema que se hacía ya insostenible: el de los juegos con balones en el recinto, un lugar donde no hay suficiente espacio para esta clase de juegos, y en el lugar
donde se hace (un estrecho pasillo de acceso a los portales) apenas pasa un carrito de bebé. No existe zona de juegos en esta urbanización y la gente que compró el piso sobre plano lo sabía, «ellos» lo sabían.
Todavía hoy me pregunto ¿cómo es posible que ciento cuarenta y tantos vecinos no puedan contra unos pocos? Menos mal que cada vez se va sintiendo más fuerte la voz de la gente civilizada indignada, de la gente que respeta las normas, de la gente que tiene críos y los tiene que tener encerrados en su casa por miedo a que les hagan cualquier cosa, de la gente que va a una piscina que está pagando y que desde las 11 de la mañana hasta la 9 de la noche permanece invadida por
gente que no la paga, que no vive allí y que encima se tiene que quedar en un rincón amedrentada, de la gente que se ha gastado 30 millones en un sueño, en el sueño de su vida llamado hogar y que necesita descansar, VIVIR, en definitiva. ¿Creeis que ésto es justo?
Una vez alguien dijo en una reunión: «¡Aquí hace falta un vigilante!» Pobrecillo, se lo iban a comer entre unos pocos. ¡A ellos le vas a meter un policía en casa! ¡Faltaría más!Pues tenía razón aquel señor. Qué pena que al final no se hiciera ¡Uno con la porra bien gorda tenía que venir !(dijo otro señor). Nada. Al final lo único
que logramos fue imponer la norma de no jugar con balones y bicicletas dentro del recinto, pero en balde. Está claro que las normas escritas y aprobadas en junta no sirven de nada, si se envían por correo no las leen, y si se cuelgan en el tablón, las rompen. Tampoco la ley sirve para nada. Para ellos la única ley es el «ojo por ojo».
Para concluir, en la actualidad siguen jugando con balones, pero no delante de nuestra casa, ahora se van delante de otras casas. Ahora serán otros los que protesten, los que no puedan descansar, dormir siesta, trabajar o simplemente ver la tele. ¿Creeis que ésto es justo? Yo creo que no. Por eso cuando algun progre defiende al pueblo gitano, lo «salaos» que son, el arte que tienen, lo guapos que son los famosos de la tele, el Farruquito, el que baila, la que canta…, la tan ansiada integración que ampara el estatuto de Andalucía…yo me indigno y les pregunto: ¿habéis vivido con ellos?¿No? Pues entonces no opineis, ni siquiera tendríais que haber haber votado ese estatuto. Quereis la integración de los gitanos pero que vivan lejos de vosotros y vuestros hijos.
Yo padezco depresión y ansiedad desde hace hace tres años por ellos, discuto con mi pareja por tener o no tener hoy, mañana o pasado enfrentamientos con ellos, y vivo en continuo desasosiego pensando que será de nosotros cuando tengamos hijos y debamos explicarles por qué no pueden relacionarse con ellos. Y cuando esta casa sea más vieja, se devalúe ¿y no consigamos venderla?
Cuando te compras una casa tienes un sueño, una necesidad de echar raíces. En nuestro caso el sueño se ha truncado y el futuro de nuestras raíces es incierto.
Algunos de mis amigos son del norte de España y me dicen que soy muy sosa porque no me gusta el flamenco, ni la rumba, que no parezco del sur. Pues lo admito,no soporto nada que tenga que ver con este pueblo, porque me repugna, y me repugna porque ellos mismos son los que han atentado contra mi intimidad y mi seguridad; son ellos mismos los intolerantes con la sociedad, porque «SU» SOCIEDAD es la única que les importa y son ellos mismos los se excluyen del respeto
porque son incapaces de respetar. No tengo nada contra los inmigrantes, sean moros, negros, blancos, chinos, de Europa del este o del oeste, pues tengo amigos brasileños, africanos y ucranianos. Nunca he sido racista. Ahora lo soy. No pretendo ofender a nadie y pido disculpas por la dureza de mis palabras, pero si sentir
odio significa algo demasiado fuerte, entonces deberé usar un eufemismo para definir mi racismo contra los gitanos, porque los conozco, porque vivo con ellos.