AMC en Barna y legendario paisaje californiano de ER
[… amigos, conocidos, hijos, esposas, amigas, colegas, etc., inundan mi @ con mensajes de este tipo: ¡hasta el gorro de la Unión Europea!… ¡corta el rollo diplomático europeo!… ¡aburres a las ovejas con ese soporífero seguimiento del peñazo europeo!!! ..]
Ante un rechazo quizá tan justificado de mi esquizofrenia laboral, le propongo a Carmen que lo dejemos todo y nos vayamos a Caldetes el fin de semana. Cenaríamos en el Hispania, beberíamos cava con los P* en su terraza de San Cugat. Etc. Iríamos a ver en Barna la expo de Ángel Mateo Charris, uno de los figurativos – metafísicos levantinos que más me gustan.
“¡Estas loco!… Charris tiene mucho talento. Pero estamos sin un duro. Cambiamos de casa este verano”.
Ante su rechazo, sugiero a Carmen que reserve un hotel, en Londres, a primeros de agosto, para no perdernos la retrospectiva de Edward Ruscha en la Royal Academy.
“¿¡Cómo se te ocurre!!?…”. Estaremos en pleno delirio de mudanza. Y tienes cita con Ramón Jiménez Madrid, en Águilas, por esas fechas”.
Cuando las mujeres no quieren… No quieren. Y caigo en un pozo de melancolía, ojeando y volviendo a ojear el último catálogo de Charris. Esa luz de mi infancia. Que no es la de un patio sevillano. Si no la luz inmortalizada por Gaya en su Fuensanta, donde moja sus pinceles —-quizá sin saberlo—- el joven Charris. Y los paisajes californianos de Ruscha… mi adolescencia… La 101, entre LA y San Francisco. Ruscha decía que Monet tuvo el Sena como él tuvo la 66, el highway que lo conducía desde Oklahoma a su escuela en LA. Autopistas, carreteras, que me hablan de la ruta de mi primera lectura en inglés de Lolita, con un diccionario, en una playa de Laguna, tan cerca de San Diego y la frontera mejicana.
[ .. ]
Decido ahogar mis penas con una botella de Cristal de Roederer.