Visto por el New York Times, el desastre de la Cumbre europea de Bruselas es una vergüenza, en la que todo el mundo, España incluida, tiene su parte de miseria vergonzante.
El Times neoyorquino se complace en terminar su crónica del hundimiento del Titanic institucional de la UE con una cita simbólica: la del primer ministro de Luxemburgo, Mr. Juncker, “ashamed”, avergonzado, ante el penoso espectáculo de la Europa rica echando sus miserias a la cara de la Europa pobre… Una chica joven, pero pobre y mal vestida —-me digo—-, llamando a la puerta presupuestaria que le cerraba una madrastra cínica y desalmada, mirando sin cesar su rostro tumefacto de bruja egoísta en el espejo cruel de sus feudales castillos de irás y no volverás.