Si Gracián habla con precisión de “las cuatro naciones de España”, Cervantes crea los arquetipos canónicos del extrañamiento del español desterrado en su patria: Don Quijote y el morisco paisano de Sancho. Me extiendo por extenso en esa tragedia fundacional en el capítulo IX, 9 de mi libro De la inexistencia de España (Madrid, 1998), que Camilo José Cela tuvo la amistosa generosidad de presentar en la Biblioteca Nacional y recomendar personalmente, en las Cortes. Ese capítulo se llama “Don Quijote y las naciones españolas, desterradas y encantadas en España”.
De ahí mis dudas sobre el Estatuto de Cataluña y la “realidad nacional” de Andalucía, metamorfosis temporales y políticas de una tragedia de insondables raíces históricas, que la política pudre y solo la cultura pudiera iluminar –quizá– con una luz menos torva.
Archives for mayo 3, 2006
España ¿cuantas naciones..?
El 7 marzo 2006, Le Monde [edición fechada 08.03.06] se preguntaba “España ¿cuántas naciones?” Y Juan María Atutxa, antes de hacerse pública la “realidad nacional” andaluza, respondía: “Hablamos de tres naciones”.
Israel, Palestina, Córdoba y «realidad nacional»
Israel celebra el quincuagésimo octavo aniversario de su independencia. Haaretz publica un suplemento especial indispensable para intentar comprender el punto de vista de una de las partes en conflicto bíblico.
Amir Oren recuerda a Moshe Dayan: “Shall we live by the sword for all time?” Pregunta trágica, que no me atrevo a traducir: ¿Viviremos siempre sirviéndonos de la espada? “El conflicto es irresoluble” ( .. ) “Sangría sin fin, hasta el fin de los tiempos”.
David Kroyanker habla de “la casa árabe”, anterior a la fundación de Israel, y publica una foto de una suntuosa mansión árabe, ilustración de un pasado que “Israel ha tratado de borrar”: “Sueño de constructores, pesadilla de historiadores”. Kroyanker habla del uso político de la casa –y su construcción: espejo del alma de su constructor o propietario–, en Palestina. Y habla del “esfuerzo y amor” de un famoso educador palestino, Khlil Sakakini, que construyó la suya en el vecindario de Katamon, en 1937; y, soñando que construía una suerte de “hogar nacional”, dio a cada habitación un nombre: Saná, Damasco, Córdoba, Bagdad, El Cairo. Y llamó a las puertas de aquel hogar difunto “Las puertas de la Eternidad”. “Córdoba”: hoy ¿co capital? de otra “realidad nacional”?
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Európolis. Zapatero, Morales y los simios.