Gallimard reedita La Plaça del Diamant, en su “vieja” traducción de Bernard Lesfargues, en colaboración de Pierre Verdaguer, que data de 1971. El comentario de Valérie Marin La Meslée en Le Point es muy entusiasta; como el de André Clavel en L’Express sobre la última novela de Juan Marsé, aunque su parábola taurina no sé si corresponde al hondísimo puesto del maestro catalán en la historia de la novela de su tiempo, que es el nuestro. El comentario de La Meslée es muy honrado, emotivo y altamente respetuoso, sin que tampoco esté presente, quizá, el puesto de Rodoreda en la historia de la novela catalana contemporánea.
Busco en un estante mi vieja primera edición francesa de ese libro (del que también tengo las primeras ediciones catalana y castellana); y me dejo embargar por el recuerdo del perfume de las primeras lecturas, todavía solo, en un Madrid mesetario. Cierro los ojos, y me asaltan las imágenes de las primeras visitas a esa plaza, tantos años después, caminando con mis hijos por ese barrio, cada verano. El asesino siempre vuelve al lugar del crimen. “My dear, these things are life”, dice Meredith en la celebre cita de Mme. en el umbral de su libro.