Place de la République, 13 abril 2019. Foto JPQ.
Cinco días después del incendio de la catedral de Notre Dame, las manifestaciones de protesta de la franquicia de los chalecos amarillos, que estalló hace cinco meses, culminó el Sábado de Gloria con un rosario de incendios y ataques de vandalismo callejero, neutralizados con cañones de agua y gases lacrimógenos en el corazón de París.
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Emmanuel Macron recibió en el Elíseo a su ministro del Interior, Christophe Castaner, a última hora de la mañana de ayer, para matizar la estrategia oficial, cuando se temía un nuevo “sábado negro”, que no tardaría en confirmarse.
Hubo manifestaciones y vandalismo callejero en una docena de ciudades de provincias. Pero el vandalismo, los incendios y enfrentamientos más violentos ocurrieron en París, desde el principio de la manifestación que comenzó entre el barrio de Bercy, donde se encuentra el ministerio de Economía y Finanzas, y la plaza de la República, en el corazón histórico de París.
Las reivindicaciones originales de la franquicia de los chalecos amarillos (poder adquisitivo, precio carburantes, fiscalidad) han pasado a un muy segundo plano, sustituidas parcialmente por “exigencias” entre mesiánicas y apocalípticas: “¡Macron debe dimitir!” “¡Queremos otra clase política!”. “¡Los millonarios deben soltar la pasta!”. “¡Queremos referendos de iniciativa popular para cambiar las instituciones!”.
La modesta participación en la manifestación parisina (unas 9.000 personas) se transformó pronto en una batalla campal itinerante, a lo largo de varios kilómetros, para culminar en la plaza de la República.
Errantes entre los manifestantes muy gritones pero más o menos pacíficos, bandas de vándalos violentos metían fuego a coches, motos y bicicletas. Las fuerzas del orden, muy presentes, intervenían pronto, estallando batallas que culminaban con la utilización masiva de gases lacrimógenos.
A lo largo de varios kilómetros, la manifestación parisina se transformó en un “rosario” de grupúsculos violentos, itinerantes. Cuando no apedreaban un comercio metían fuego a varios coches. Un despliegue excepcional de gendarmes y anti disturbios consiguió “canalizar” a los manifestantes hasta “encerrarlos” en la plaza de la República.
Según el ministerio del Interior, en París hubo unos 9.000 manifestantes, 27.900 en toda Francia. Según la misma fuente, el Estado movilizó ayer a 60.000 policías, gendarmes y anti disturbios, que realizaron 14.000 controles preventivos y 189 detenciones. Despliegue y acción policial que no consiguió evitar el vandalismo, que culminó en la plaza de la República parisina, durante varias horas.
La inmensa mayoría de los comercios, bancos, bares y restaurantes de la plaza de la República habían cerrado y tomado precauciones: cubriendo portales y edificios con defensas metálicas o de madera. Gendarmes y anti disturbios formaron “vallas” humanas de protección.
Esa técnica policial de seguridad permitió contener los destrozos. Pero no pudo evitar el incendio de decenas de bicicletas, motos y automóviles, dando una saña particular a los enfrentamientos físicos, que también tuvieron la dimensión angustiosa de nuevo cuño.
“¡Lo que tenéis que hacer es suicidaros..!” gritaban con frecuencia los chalecos amarillos más violentos. Invitación al suicidio que coincide con una crisis profunda de las fuerzas del orden, víctimas de ataques de angustia intima y social: un gendarme, policía o anti disturbios francés se suicida cada dos días, desde principios de este año. Esa ola de suicidios se ha transformado en un drama que las fuerzas del orden viven con callada angustia, coincidiendo con la “rutina” de los estallidos de violencia semanal.
Atacados a botellazos, pedradas y petardos, los anti disturbios respondieron con gases lacrimógenos durante varias horas, en la plaza de la República.
Cinco días después del incendio de Notre Dame, el gobierno de Emmanuel Macron había prohibido las manifestaciones en los alrededores de la catedral, imponiendo medidas de seguridad muy llamativas, con una presencia disuasiva de fuerzas armadas, gendarmes y anti disturbios. Incendios y vandalismo amarillos no consiguieron alcanzar los Campos Elíseos ni Notre Dame. Pero su fiebre también se propagó por otros barrios.
Algunos manifestantes llevaban pancartas que decían “¡Nosotros también somos Notre Dame!”. Otros manifestantes lanzaban proclamas incendiarias contra las grandes fortunas que han hecho donaciones millonarias. Así, la tragedia histórica del incendio de Notre Dame y la crisis nacional de la franquicia de los chalecos amarillos se cruzan e iluminan, esta Semana Santa, con el aura de un inconcluso e imprevisible Vía Crucis nacional. ABC, 21 abril 2019: Chalecos amarillos: “Nosotros también somos Notre Dame”.
Le Monde, Gilets jaunes, acte XXIII : “On ne va pas céder, mais eux ne vont pas céder non plus…”.
Macron / chalecos amarillos… Saint-Germain, Sábado de Gloria.
Macron / chalecos amarillos … la Francia periférica, amenazada por la precariedad.
El futuro de Macron está hipotecado a la salida de la crisis de los chalecos amarillos.
Francia balcanizada, mal unida por la presión fiscal más alta de Europa.
José says
Los policias se suicidan en Francia tambien trabajadores despedidos precarios eventuales y fijos jubilados solitariosprecarios emigrantes… en todas partes es una locura cosmopolita de la que no se habla apenas.
La homeostasis mundial se desquicia eso que llaman noosfera se trasforma en eikasiaesfera y todo se brutaliza. Monstruos de todo tipo llenan el imaginario mundial. No hay limites ni para unos ni para otros la maquina los engulle a todos poco a poco. Las quejas no son solo economicas ni politicas son mucho mas profundas.
Fina says
Josep,
No nos lo pones nada fácil, sin signos de acentuación y con esos cultismos…Ni que fueras un filósofo griego…😃
¿Cómo recuperar la “homeostasis” personal y mundial? , ¿cómo reconstruirla?…
Irene says
Magnífica crónica, Q, gracias. Por aquí, el resto de papeles y digitales no cuenta lo que solo tú explicas. Información, información, información!
JP Quiñonero says
Irene,
Ah, qué ilusión…
Q.-
PS. Tras lo de cada día, Francia está viviendo una crisis y “metamorfosis” que algunos de los mejores sociólogos califican de histórcia… Francia, transformada en una suerte de archipiélago (dicen) de comunidades culturales que no siempre se entienden entre ellas… la franquicia amarilla es una o varias de esas comunidades… en fin.
ricardo lanza says
Puede que nunca vuelva por París, estimado, o quizás lo haga ese cuerpo astral que dicen de deseos; y ya entonces, de nuevo quede enhiesta Notre Dame, y tampoco la reconozca en su papel de patrimonio místico europeo, más de la alquimia que de la cruz cristiana, aunque ambas se encuadren en la misma división, puros arquetipos de tan amplios y densos, válidos, asimismo. Creer y esperanzar a todos sirve, sin duda del viejo es panacea, estimado.
Fina says
Don Ricardo,
Que la fe y la esperanza nos acompañen hasta el último instante.
Amén.
JP Quiñonero says
Ricardo,
Mi paisano Ramón Gaya dice en algún lugar que la realidad, la naturaleza, son sagradas… Observando lo real, amando lo real, incluso en sus rostros menos amables, es donde yo encuentro la razón de casi todo, que no siempre es muy amable. Pero incluso en la más rematada fealdad es posible encontrar rastros, huellas, destellos de algo sagrado, indisociable de nuestra naturaleza, cuando está habitada por el alma de las palabras, el Verbo, que también puede ser cosa visual. Véase Goya, claro,
Q.-