Ladurée. Rue Royale, 4 febrero 2012. Foto JPQ.
Odette creía que frecuentar esa pastelería a la hora del té era indispensable para consagrar la reputación de una mujer elegante → París, Proust. Gilberte, Albertine, Odette y nuestra crucifixión… Rue Royale esquina Faubourg-Saint-Honoré.
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Las celebraciones del 150 aniversario del nacimiento de Marcel Proust culminan con una apoteosis: gran exposición para repensar el puesto del genio en el advenimiento de la metrópolis moderna, medio centenar de libros para matizar, revisar y desvelar misterios mal explorados, comenzando por los infiernos y paraísos carnales del amor → Proust, gran cronista de la modernidad parisina → PDF.
Creo haber sido el primero si no el único en leer la Recherche como un Tratado de amor:
Proust y el amor… Aves enlazadas en la catedral del tiempo.
Proust y el amor… Don Juan, seducido por una furcia, en el Faubourg-Saint-Honoré.
José says
Recuerdo haber leído en Busca del tiempo perdido en el Raca 15 de Cádiz y el castillo donde hacia guardias . Durante este período los siete libros de Alianza me ayudaron a pasar el trago militar. A veces ayudado por mi amigo el gitanillo Heredia que no se cómo conseguía de los legionarios que venían de las africas algún porrillo. Me preguntaba pero que lees y le contestaba la vida de un aristócrata burgués parisino que escribe sobre el amor prohibido. Pero había amor prohibido. Bueno sobre onanismo homosexualidad lesbianismo .,.pero todo muy poético . Nuestro arte es el único que vale. El arte de toros y flamenco. Esto es Andalucía el único paraíso que queda me gritaba el gitanillo Heredia. Las ciudades están llenas de cuartos oscuros. Aquí todo es luz y mar. Eso es el amor lo demás es sexo mercantil. Seguro que el señor que escribió el libro que lees no conoció Andalucía. Otra cosa hubiese escrito si hubiese venido a nuestras fiestas. Pues no sé gitanillo Heredia. No sé no sé…que hubiese escrito a finales de nuestro siglo veinte y en el veintiuno. Andalucía ha ido cambiando y cada vez está más cerca de París.
JP Quiñonero says
José,
Muy optimista te leo .. «Andalucía ha ido cambiando y cada vez está más cerca de París…»
…
En efecto, el arte pone un poco de orden en el lío general de la vida … Proust lo hace a su manera y las artes del flamenco a la suya … quizá sea bueno que haya muchas maneras de mirar la vida con arte, incluso taurino, efectivamente,
Q.-
Fina says
Josep.
Pienso que en la vida siempre hay algo o alguien que nos ayuda a superar los malos tragos. Tus ángeles en aquél período fueron Proust y el gitanillo Heredia…
Que siempre nos asista algún ángel y nos conduzca hacia manifestaciones artísticas…
Ricardo+Lanza says
Contento por leer tu remembranza de Proust, ya que me traes con ella nuevos anuncios de esa eviternidad en que uno cree, y la obra del gran Marcel me vuelve a renovar esa creencia, casi la muta en religión porque ya se me hace teofanía, secreto en que me afirmo, texto mental que ni siquiera sé si reconozco mío, porque me acuden sus palabras, repito paisajes y personas, viene de súbito lo que puede que nunca haya leído, quizás en el pasado se perdió. Queda y se restablece la imagen de la vitrina y los frascos de los dulces, el olor y el sabor de los pasteles y bombones, ¿bella época de la infancia, ensoñación del arte de escribir, golosina sabrosa inexistente buscada en las viejas poblaciones, sueño de una vejez ya a siglo y medio vista en que nada te inmuta?
JP Quiñonero says
Ricardo,
Misterio, misterio … creo que describes bien la matriz esencial: «… bella época de la infancia, ensoñación del arte de escribir, golosina sabrosa inexistente buscada en las viejas poblaciones…».
Recuerdo el misterio, la fragancia, la seducción de los perfumes de la pastelería de mi pueblo… caverna de Alí Babá … alumbrando el mundo nuevo que vendría a través de la aventura, la palabra, la búsqueda del tesoro que se confunde con la vida…
Q.-
Ricardo+Lanza says
Allí, estimado, la leyenda mirífica mutaba en realidad: ¡todos los credos eran bombones y pasteles! ¡Concluía entonces la superstición! No más Mil y Una Noches, que era la Noche Mil y Dos, pues que todo resucitaba y uno sería ya eviterno, albergado dentro de una perenne vacación en que el bolsillo se llenaba de perricas, acabó la fatiga, no había desengaño, era Mañana de Reyes permanente, tantos y tan diversos los regalos que ocupaba gozarlos el resto de un tiempo permanente. Resucitaba Proust, libre del asma y las dolencias, como eterno escribano del gran arte de las letras.
Fina says
¡Ohhhhhhhhhhhhhhhh, Don Ricardo Lanza!!!!!!!!!
¡Qué decir! Enamora Ud. con su LOGOS…
JP Quiñonero says
Ricardo,
Amén …
Una «cura» o «tratamiento» con frecuentación de pastelerías es una manera como otra de descubrir paraísos insospechados, clarooooo…
Q.-
Fina says
Quiño,
Hoy pude hacer una «cura» o «tratamiento» de chocolate con churros que me condujo al paraíso… 🙂
Fina says
¡Cuánta belleza en su LOGOS, Don Ricardo Lanza!
Gracias!!!
Fina says
Don Ricardo Lanza…
¿Cómo, en vida, llegar a un estado en que nada te inmute?
Posee Ud. el gran arte de las letras.
Fina says
Don Ricardo Lanza,
Reciba Ud. mi agradecimiento por sus explicaciones sobre la cualidad de inmutable:
«No se inmuta, o sea, es inmutable, no varía en ese caso en su sentimiento, significa que ya no le quedan asignaturas pendientes, que no está penando por lo que no hizo, se lo impidieron o dejó de hacer; lo acepta a manera de película de la vida. Ese proceso se llamaría recapitulación o resumen existencial; se hace para salir del «cine» satisfecho. Luego, por encima de aquello, queda la Renuncia, a tu ser, a la misma esencia, a esperar lo que venga luego de haberlo trabajado, pero no pretendiendo que ha de llegar por estar aguardándolo y lo tienes merecido. Se trata de una especie de abandono, como bien lo definía el místico Juan de la Cruz: «… pues, aunque lo que espero no esperara, lo mismo que te quiero te quisiera…. A la vida, a uno mismo…»
JP Quiñonero says
Fina,
Efectivamente… el chocolate con churros es «cosa santa», decía mi abuela Encarna…
Q.-
Fina says
Quiño,
Cuánto sabía tu abuela Encarna…!!!!!
JP Quiñonero says
Fina,
Ah, las madres y abuelas… alfaguaras inagotables…
Q.-