Menton. Villa Fontana Rosa, 17 enero 2009 Foto JPQ.
En la Costa Azul más elitista y cosmopolita, la alcaldía de Menton, “la perla de Francia”, celebra a Cervantes, don Quijote, la más alta cultura española, los jardines valencianos y andaluces, las playas y cerámicas valencianas, presentando como una “joya universal” los jardines de Villa Fontana Rosa, la legendaria propiedad de Vicente Blasco Ibañez.
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En su guía de la Costa Azul, el geógrafo anarquista Elisée Reclus estimaba que Menton era, y sigue siendo, la ciudad más soleada de Francia, célebre por sus naranjos y limoneros.
Detalle que no escapó a Blasco Ibañez, en la cúspide de su fama universal, convertido en el escritor español más vendido, en varios continentes, durante los años 20 y 30 del siglo pasado.
Agitador político, republicano federal y subversivo, editor, traductor, folletinista de genio, periodista y viajero excepcional, autor de superventas, en Europa y los EE. UU., cuando los grandes maestros de las generaciones de 1898 y 1927 apenas vendías decenas o centenares de ejemplares, Blasco Ibañez comenzó siendo un periodista político ultra radical, un novelista de genio comercial admirable, capaz de escribir novelas populares sobre Valencia y media España, sobre la Costa Azul, sobre Argentina, sobre varios continentes…
A esas genialidades, tan diversas, es necesario añadir un radicalismo político virulento, unas ambiciones sin fronteras y una pasión por los viajes que supo convertir en folletines periodísticos, hablando de medio mundo, las Américas y Europa. El talento de agitador nato lo condenó al destierro. El talento de folletinista, periodista y autor de superventas lo condujo a París y Hollywood, que lo consagró como una de las grandes estrellas del último cine mundo y el primer cine hablado, convirtiéndolo en el primer gran escritor español multi millonario en dólares de la época.
Entre la bibliografía colosal de don Vicente, “Los cuatro jinetes del Apocalipsis” (1916) y “Mare Nostrum” (1924), quizá fueron dos de las obras de la definitiva consagración universal. La primera versión cinematográfica de “Los cuatro jinetes ..”, realizada por Rex Ingram, en 1921, fue interpretada por Rodolfo Valentino. La segunda fue interpretada por Tyrone Power. El mismo Ingram realizó, en 1926, “Mare Nostrum”, la primera gran película de los estudios de cine de la Victorine, en Niza, en la Costa Azul. Quedaba sellada para siempre la relación entre el gran novelista valenciano y Menton.
Tras un viaje excepcional por los EE. UU., cobrando mil dólares por artículo de folletín, escribiendo novelas populares que se vendían por centenares de miles de ejemplares, Blasco Ibañez decidió comprarse una gran propiedad en la Costa Azul, en Menton.
Greta Garbo había interpretado el personaje de una joven española imaginado por don Vicente en “Entre naranjos”. Valentino interpretaba un español de opereta universal. Don Vicente era un genio, un agitador y un proscrito relativo en su patria. Multimillonario, el valenciano errante se compró una gran propiedad en Menton, que decidió transformar en algo así como en un santuario laico, Villa Fontana Rosa, que tiene mucho en común con la Rosebud de Ciudadano Kane / Orson Welles: una “casa” muy semejante a la cueva del tesoro del cuento de Ali Baba en “Las mil y una noches”.
Don Vicente comenzó por construir jardines, adecentar dos o tres inmuebles, siempre fiel a sus recuerdos valencianos y españoles. Se hizo traer mosaicos y cerámicas valencianas. Pidió a los constructores locales que se inspirasen en los modelos de sus primeras propiedades en la playa de la Malvarrosa. Los jardines fueron concebidos a la manera de los jardines sevillanos (Cristina) y granadinos (Alhambra), siguiendo “pautas” que él consideraba persas y arabigoandaluzas.
En la puerta de Fontana Rosa, el escritor valenciano imaginó un jardín de los novelistas. Cervantes “preside” esa puerta, acompañado de Balzac y Dickens. En el estanque de ese jardín, otro busto de Cervantes está rodeado de mosaicos y cerámicas valencianas, bajo unas columnas que celebran el gran arte griego y mediterráneo.
El viajero que siga su camino, por el dédalo de los jardines, se cruzará con una escultura de don Quijote y Sancho, dando la bienvenida a los visitantes, que descubrirán un laberinto de evocaciones culminando con una sala de cine privado, con ciento cincuenta butacas.
El cine rindió homenaje a Blasco Ibañez en numerosas ocasiones. Hollywood pagó mucho dinero por conseguir los derechos de adaptaciones de un escritor que, en los EE. UU., era tan tan leído como la Biblia. En Villa Fontana Rosa, don Vicente se hacía pasar obras clásicas y contemporáneas, rodeado de una cierta élite burguesa, financiera, industrial, instalada en la Costa Azul, donde llegó a concebir una residencia para escritores españoles. Proyecto que Baroja consideró “poco realista”.
Blasco Ibañez murió en 1928 en Menton, en Villa Fontana Rosa, consagrado como celebridad mundial. El traslado de sus restos mortales a Valencia, en 1933, también tuvo ecos multitudinarios. La guerra civil española, la Segunda guerra mundial, fueron devastadoras, para el escritor y para Villa Fontana, que estuvo en la línea fronteriza que enfrentaba a las tropas francesas e italianas.
Andando el tiempo, Villa Fontana fue olvidada en Valencia y España, donde nadie pensó en pagar los impuestos correspondientes. El gran proyecto más íntimo de Basco Ibañez pasó a ser propiedad de la alcaldía de Menton, que consiguió consagrar la antigua residencia del novelista valenciano como monumento histórico nacional. Siguieron años de reconstrucción de la vieja propiedad amenazada, que terminó convirtiéndose en un joya histórica, cultural, incluso turística.
Don Vicente imaginó una suerte de villa ideal, consagrada a sus sueños infantiles y juveniles, celebrando la literatura y las culturas, construida siguiendo los modelos de las arquitecturas y jardines valencianos, murcianos, andaluces, mediterráneos. Menton le rinde homenaje de la manera más pulcra: intentando reconstruir con fidelidad las ilusiones y ambiciones de un escritor valenciano. Amén. ABC, El tesoro de Blasco Ibañez en la Costa Azul más lujosa + PDF.
Fina says
Quiño,
¡Qué bonita es la Costa Azul y cuánto encanto tiene Villa Fontana Rosa!
Gracias por introducirnos en el paraíso intimo de Blasco Ibañez y en sus jardines… Estas historias me fascinan. Menos mal que todavía existen cosas bellas, dignas de ser contempladas y que nos alegran la existencia… 🙂
Buen descanso a todos/as.
JP Quiñonero says
Fina,
Sí …
Menton, Villa Fontana Rosa… Qué de recuerdos..!
…
Los españoles dejaron perder esa propiedad, por no pagar los impuestos … y la casa de Blasco Ibañez pasó a ser patrimonio nacional francés …
Nadie se avergüenza en Valencia, en España…
En fin…
…
Q.-