El presidente Jacques Chirac decidió invitar al José Luis Rodríguez Zapatero a pronunciar un discurso ante la Asamblea Nacional, para premiar su alineamiento diplomático.
Nicolas Sarkozy, ministro del interior y presidente de la Unión por un Movimiento Popular, ha preferido invitar a Ángel Acebes a pronunciar una conferencia sobre inmigración en una sala especial de la misma Asamblea, por razones no menos políticas: su “complicidad” personal con el ex ministro español del interior.
Ese fuego de invitaciones cruzadas en la cúspide del Estado francés es la parte visible de una bizantina guerra de posiciones.
Reinstalado en el ministerio del interior, el primer movimiento de Sarkozy ha sido destituir a un altísimo policía responsable, a su modo de ver, de la guerra sucia desencadenada contra su persona y matrimonio, desde las oscuras sombras del poder de Estado.
Hay quienes temen que los medios periodísticos favorables a Chirac, en Francia, y Zapatero, en España, entren en campaña contra Sarkozy, cuando llegue al momento, prestándose a maniobras desestabilizantes.