No creo que el nuevo Estatuto resuelva el “problema catalán”.
Hay, cuando menos, dos visiones diferentes de Cataluña y España. En la historia de la cultura, la Generación del 98 y el Noucentisme encarnan parcialmente esas dos visiones, que no son forzosamente antagónicas. Los hombres del 98 se dolían de la desmembración o falta de vertebración de España, y tenían una visión trágica del mundo. Los noucentistes aspiraban a crear un nuevo orden y tenían una visión olímpica y “constructivista” de la realidad. La guerra civil zanjó provisionalmente las diferencias culturales.
Azorin (gran admirador de Prat de la Riba) y Unamuno (gran admirador de Maragall, con quien compartía una misma concepción de la lengua) intentaron construir “puentes”. Eugeni d’Ors (patriarca noucentiste) osciló entre Barcelona y Madrid. En nuestro tiempo, ese diálogo de fondo, que tuvo muchas otras semillas y caminos que nunca llegaron a encontrarse, ha sido sustituido por el matonismo o el chalaneo político. De ahí que, una vez zanjada la cuestión estatutaria, ambas partes quedarán insatisfechas; ya que ambas partes evitan lo esencial, creyendo sacar partido provisional. Ante el drama en curso, el silencio o sometimiento de los intelectuales al dictado de los ideólogos solo me inspira escepticismo e inquietud.
Creo haber escrito el único libro donde la realidad histórica de Cataluña y España se intenta comprender en el marco común de la historia de la cultura. Perdón por este vertiginoso ataque de soberbia.
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( 1 ) El Estatuto dejará sin resolver el problema de Cataluña. ( 2 ) España / Cataluña. Lecturas para intentar escapar al infierno de los ideólogos. ( 3 ) Sobre España, el concepto de nación y la destrucción de Cataluña. ( 4 ) Catalanes impublicables o infumables en Madrid. ( 5 ) España / Cataluña. La sombra de Caín.