TLS (nº 5376, 14 abril 06) publica un largo artículo de Chris Perriam, A strange unnatural history, consagrado a glosar el tema de la homosexualidad en España, a través de la obra de Álvaro Pombo, insistiendo en la importancia de la “gay literary tradition” carpetovetónica, en la que se incluye a Antonio Gala, Eduardo Medicutti, Terenci Moix, Luis Antonio de Villena y Juan Goytisolo. El autor cita unos párrafos estilísticamente rústicos que considera “higly unusual” en la tradición novelística española, e insiste aquí y allá en secuencias sado masoquistas, entre otras formas de crueldad. La fascinación hipócrita del tono de voz ante la “extrañeza” de la homosexualidad termina por denunciar –para mi sensibilidad– el exhibicionismo de alguna de las partes, convertida la intimidad carnal en una mercancía muy atractiva en los hiper donde se venden chucherías “modernas”, envueltas con el celofán las mejores marcas.
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Biografía NO autorizada de CJC. El jardín encantado de sus escapadas nocturnas
maty says
A la búsqueda del ¿suculento? mercado homosexual, todo es valorado sin importar su verdadero valía.
Lo importante, lo verdaderamente trascendente, es la calidad de lo escrito, no la condición sexual del autor ni el público al que va dirigido, presuntamente.
La poesía es una de mis aficiones literarias. La amorosa, me encanta (tal vez no haya abandonado mi adolescencia). Luis Cernuda, uno de nuestros escritores malditos a causa del repudio provocado entre tantos escritores hispanos de su época por su conocida homosexualidad, es autor de unos grandes versos allá en el año de la venida de la II República.
Gracias a San Google no tengo la necesidad de teclearlos.
Si el hombre pudiera decir lo que ama
Si el hombre pudiera decir lo que ama,
si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo
como una nube en la luz;
si como muros que se derrumban,
para saludar la verdad erguida en medio,
pudiera derrumbar su cuerpo,
dejando sólo la verdad de su amor,
la verdad de sí mismo,
que no se llama gloria, fortuna o ambición,
sino amor o deseo,
yo sería aquel que imaginaba;
aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos
proclama ante los hombres la verdad ignorada,
la verdad de su amor verdadero.
Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguien
cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío;
alguien por quien me olvido de esta existencia mezquina
por quien el día y la noche son para mí lo que quiera,
y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y espíritu
como leños perdidos que el mar anega o levanta
libremente, con la libertad del amor,
la única libertad que me exalta,
la única libertad por que muero.
Tú justificas mi existencia:
si no te conozco, no he vivido;
si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido.
Luis Cernuda
– Los placeres prohibidos, 1931 –
PD: Cuanto más te leo más consciente soy de mis grandes lagunas literarias, sobre todo en lo referente a la literatura española del siglo pasado. Demasiado malditismo y, por qué no decirlo, sectarismo y envidia, anidan entre los que se dedican a la pluma.
PD2: La semana que viene espero «estar liberado» de mis anotaciones sobre software, e intentaré abordar l’Estatut. Ya conoces mi oferta de ayuda para el «restyling» bitacoril, que mantengo.
Juan Pedro Quiñonero says
Hola, Mati,
OK con la cosa literario homosexual.
Sobre restyling.. estoy envuelto en mil menudencias y no controlo bien la cosa técnica: con lo cual, tomo nota y ya te contaré.
Sobre Cernuda. Puestos a citar, recuerdo su «responso» a la República, tantas veces citado y tan pocas reflexionado:
«¿España?», dijo. «Un nombre.
España ha muerto».
De Impresión de destierro, escrito en Glasgow en 1939.
Pablo Giordano says
Interesante blog que recomendaré en el mío. Un abrazo desde Argentina.
Juan Pedro Quiñonero says
Gracias, Pablo,
Q.-