El rosario de artículos y matizadas declaraciones de líderes catalanes sobre el incierto futuro del proyecto de nuevo Estatuto me hace sospechar que, en verdad, para mi sensibilidad, la clase política catalana está sembrado unas semillas cainitas de inquietante alcance para Cataluña misma, ya que todos avanzan proyectos sencillamente antagónicos.
Esa siembra nefanda coincide, al mismo tiempo, con el florecimiento de un matonismo verbal hasta hace pocos años inexistente en la gran prensa catalanista.
Ha unos días (7 agosto) La Vanguardia publicaba un texto canónico de Antoni Rovira i Virgili en el que se hablaba del “hecho biológico catalán”. LV escribía: El legado ideológico de Antoni Rovira i Virgili, escrito desde un catalanismo que defiende los rasgos específicos de la identidad catalana, recobra actualidad e interés en el actual momento que se vive en Catalunya por el debate del nuevo Estatut. ¿Me atreveré a decir que el silencio indiferente ante la apología del “hecho biológico catalán” coincide con el matonismo al que hago referencia, y que bien debiera inquietar a los catalanes preocupados por la construcción de Cataluña? ¿Me atreveré a recordar quienes utilizaban en Moscú y Berlín la terminología del “hecho biológico”, en los años 30 del siglo XX, para afirmar una cierta identidad política?
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Ver:
(1). Países catalanes, murcianos, vascos, extremeños, etc.
(2). Construcción y destrucción de Cataluña.
(3). Cataluña cainita.
(4). Catalanes impublicables o infumables en Madrid.
(5). Nuevas formas de esquizofrenia en Caína, Cataluña y Francia.
Anonymous says
ESTOS ANDALUCESSSSSSSSSSSSS
Dolors