Discovery vuelve a casa. Yo abandono la rue Gay Lussac por la rue de Seine, que no es exactamente la base Edwards de California, inmortalizada por una novela y película memorables.
Cambiar de casa, en ocasiones, también puede ser algo épico, entre la conquista del espacio y la huida. En nuestro caso, nos vamos cansados y felices. La secuencia final tiene algo del fin de The getaway de Sam Peckinpah: él y ella consigen vencer todos los obstáculos y ponen rumbo a Tijuana, del otro lado de la frontera, tras la batalla épica de San Diego. Y el trabajo “hercúleo” de ayer tiene algo del combate sin fin del Chuck Yeager de la ficción.
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Mientras me despido diciendo adiós a esta casa (la casa material donde he vivido; no la “casa” virtual de este infierno), escucho unos pasos en la oscuridad… esos hombres armados de sogas y… ¿vienen por mí o por el piano?…
…. silencio… travelling hacia la biblioteca vacía… fundido en negro…
Voz en off.: “… el largo adiós…”