Hace apenas veinte años que murió Michel Foucault, a los 58 años, víctima del Sida.
Archives for agosto 2005
U2, Sacco y Vanzetti, París hacia el alba
Ya muy de madrugada, a las puertas de París, Juan Florencio y Pedro nos llaman desde Caldetes para intentar transmitirnos su fascinación por Bono y U2. Como el cansancio de ocho o nueve horas de autopista les recuerda mi incultura musical e insensibilidad social, JF me dice que es “imprescindible” que escuche cosas como How to dismantle an atomic bomb, Sunday, bloody Sunday, o Miss Sarajevo.
En un peligroso ataque de sinceridad, les confieso que, en verdad, cuando yo era poco mayor que ellos escuchaba cosas como The ballad of Sacco and Vanzetti. Pero ni Pedro ni JF saben quienes eran Bart Vanzetti y Nicola Sacco. Escucho el silencio de su perplejidad. Y me agarro al pretexto de lo que cuestan las comuninicaciones telefónicas París / Caldetes para no embarcarme en una larga explicación sobre la biografía de tales personajes.
Amanace. Y la radio del coche nos envía una vieja canción de Jacques Dutronc, Il est 5 heures, Paris s’éveille. El París de esa canción ya no existe. Les Halles y la Villette, han desaparecido. Las stripteaseuses son otras. Les amoureux estamos fatigados por otras razones. Feliciano ha muerto. Carmen y yo seguimos al volante. Rumbo a la rue de Seine. Desauyunaremos en el Flore. La plaza de St-Germain ha cambiado de nombre. Estará limpia. Ya no hay saxofonistas ebrios de coca que se caen de rodillas ante la clientela cosmopolita del Flore, como en El perseguidor. Carmen busca un sitio limpio donde aparcar. Todo lo que hago es soñar contigo, decía una viejísima canción interpretada por Astaire. Corto.
Giotto, Bach, la Gioconda, el Prado, a precios de ganga. Cierre definitivo
Saldos de agosto (Cierre sin inventario)
Con una casa desmantelada, otra por vestir, los niños solos en Caldetes y mil kilómetros por recorrer, a Carmen se le ocurre que vayamos a Marciac, que nos pilla casi de camino, entre Caldes d’Estrac y París, para intentar escuchar, siquiera unas horas, a los Blind Boys of Alabama, o a Eliane Elias, o a Wynton Marsalis, o a la Count Basie Orchestra, o a Mont Alexander, corriendo tras el Spirit of Jamaica…
La locura humana no tiene límites.
Le recuerdo que tampoco hemos escuchado las habaneras en Águilas y no es seguro que las escuchemos en las Fiestas de Gracia. Ni hemos ido a cenar al Hispania. Y los P* nos esperan en vano en Can Suñé. Tampoco he vuelto a una pista de tenis. Y Juan Florencio y Pedro tienen un juego que me dejaría en la cuneta a una rapidez pavorosa. Tengo por corregir las pruebas de página de Ramón Gaya y el destino de la pintura. Y dejo para el otoño la corrección de La locura de Lázaro.
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Cuando salgo a la calle, abro un periódico —-haciendo un esfuerzo físico, para evitar que se me caiga de las manos—- o vagabundeo por el underground virtual, me siento agredido por algo mucho peor que el “relativismo valor”, la “muerte de Dios” y el “hundimiento de todos los valores”: “estética científica” (para nombrar una academia de peluqueras), “cultura del sexo” (Libe, para vender periódicos), “cultura gay” (para estar en el ajo), “culturas étnicas” (en las fiestas de los mismos pueblos donde los murcianos estamos muy mal vistos), “cultura empresarial”, “escritores” (calificativo con el que los colegas blogógrafos nombran cualquier cosa)… cacofonía lingüística que dice lo que dice sobre el descenso fatal a una tierra de nadie algo menos heroica que el infierno: la nadería shakesperiana creciendo como una marea negra de basura donde no sé si se hunde algo que no sé si llamar civilización y que me recuerda los comic underground de los años sesenta y una portada del New Yorker: un viejecito beat vende sus últimas chucherías… ante su tenderete, jóvenes bien pensantes contemplan maravillados un juguetito disney, ignorando a la Gioconda, que también se vende como otro trasto viejo, sin comprador.
Hiroshima, Roquetas, apaleamientos criminales, el Estatuto y otras literaturas
Comentando con cierta malevolencia el asesinato a palos perpetrado por un guardia civil, el Times de Londres recuerda que, hace ya algunos años —-no tantos, en definitiva—-, varios guardias civiles torturaron y terminaron por asesinar a dos turistas (holidaymakers) sospechosos de ser miembros de ETA, en Almería, no lejos de Roquetas de Mar.
Tema clásico en la literatura cainita: el asesinato por apaleamiento. CJC ha contado incontables crímenes de ese tipo. En los Sueños quevedescos hay ejemplos canónicos. Esa tradición libresca tiene un nervio trágico que no tienen los tristes matones de turno. En definitiva, Pascual Duarte es un personaje shakesperiano. Los asesinos de nuestro tiempo incluso hablan por radio y tv para manchar a las víctimas con sus bajezas post mortem.
Ni que decir tiene que nadie dimitirá como consecuencia de tales atropellos criminales. Por los años del GAL y Filesa, algunos italianos culpables de delitos menos graves se suicidaron para no sufrir la vergüenza pública. Hubiera sido ingenuo pensar que quienes se enriquecieron matando terroristas (un director general de la Guardia Civil) o montando negocios corrompidos hubieran pensado en suicidarse, una vez perdido el honor. El honor: que ilusión idiota. Si hay que matar a un sospechoso a palos se mata. Y punto. En Miami, incluso un político negro, homosexual y corrompido se ha suicidado para escapar a la ignominia pública. En Caína, los contratantes de matones incluso cobraban y sospecho que cobran horas extras por secuestros, torturas y apaleamientos. Por otra parte, comentar estas cosas es francamente de mal gusto: es mucho más fino llorar por Hiroshima. Estos sucesos tampoco pueden perturbar la negociación de un Estatuto catalán evidentemente sensato.
Naipaul, Europa, el Islam y el Corazón de las tinieblas
El NYT publica una entrevista con uno de los más grandes escritores de nuestro tiempo, VS Naipaul, The Irascible Prophet: V. S. Naipaul at Home, que tiene la rara virtud de contemplar la actualidad más inmediata, candente, feroz, a la luz de la alta cultura.
Sus puntos de vista son evidentemente irritantes, pero reposan en unas convicciones sólidas, profundas, frutos de una vida consagrada a la escritura. Compartir o no compartir sus opiniones quizá sea intrascendente. Quedan los problemas de fondo, que resumo muy a vuela pluma:
* Europa (Western Europe) está hoy falta de una vida cultural sólida (a strong cultural life). De ahí su vulnerabilidad a la islamización.
* La peor catástrofe que le ocurrió a la India (dos o tres veces más grande que Europa, en términos demográficos) fue la llegada del islam.
* Las vanguardias artísticas son un campo de ruinas. Dicho a su manera: Modernism is over.
* Proust es aburrido y está falto de un centro moral. (Aquí me tomaré la libertad de discrepar profundamente: el corazón moral de la Recherche es la redención de la nadería del mundo a través del Gran arte).
* El Ulises joyceano es un “libro irlandés” que reposa en muchas historias prestadas…. Bueno, bueno…
* Conrad está muy por encima del dúo Joyce / Proust… quizá no llegase yo tan lejos. Pero si me parece imprescindible situarlo al mismo nivel. Con una ventaja que sería muy largo explicar: las grandes novelas de Conrad ya hablan de la “mundialización”.
* Los occidentales viven de quimeras: Una civilización que conquistó el mundo no puede morir. Frente a esa ilusión, Naipaul cita a un personaje de Conrad contemplando un espectáculo tropical que no sé si preludia el caos de las tinieblas o una incierta batalla: “A half-naked, betel-chewing pessimist stood upon the bank of the tropical river, on the edge of the still and immense forests; a man angry, powerless, empty-handed, with a cry of bitter discontent ready on his lips; a cry that, had it come out, would have rung through the virgin solitudes of the woods as true, as great, as profound, as any philosophical shriek that ever came from the depths of an easy chair to disturb the impure wilderness of chimneys and roofs”.