El enfrentamiento de Abacus y el Gremio de Libreros de Barcelona y Cataluña plantea varios problemas de fondo para el futuro mismo de la cultura: ¿Cómo distribuir y comercializar la cultura, para evitar que la producción masiva de bestsellers no asfixie a los editores minoritarios y ofrezca el servicio culturalmente más eficaz a lectores y escritores? Librero independiente, Llibreter ha dado su opinión. Otros grandes libreros de Madrid, Sevilla, Zaragoza, Murcia, Valladolid, etc., pudieran y debieran intervenir. A título personal, me ha parecido interesante pedir su opinión a un librero en el que confío, Toni Cantó, de Robafaves (Mataró). Y este ha sido nuestro diálogo -vía @- con el que este Infierno pudiera iniciar nuevos rumbos:
—-¿Hay un enfrentamiento entre distribución hiper y el modelo cooperativo?
—-En realidad, el problema cooperativo, sólo es Abacus. Abacus tiene unas doce tiendas en Catalunya, cuatro de ellas en la ciudad de BCN, y en todas apuesta por el tipo de tienda «gran superficie» con libros, juguetes didácticos, material escolar y de oficina de cara al gran consumo de las escuelas y des las Asoc. de padres. Ellos son Cooperativa de consumo, o sea que un grupo de consumidores se constituyen en cooperativa para poder comprar productos directamente al productor para obtener un mejor precio. Otras cooperativas, cómo Robafaves, lo son de trabajo, un grupo de personas se constituyen en cooperativa de trabajo asociado para gestionar ellos mismos sus puestos de trabajo. La guerra no es modelo cooperativo contra hiper, sino librería tradicional contra una gran superficie que por condiciones del proveedor (al tener muchos puntos de venta, compra más barato) y por ser una cooperativa de consumo, puede vender los mismos libros que los otros libreros pero a un mejor precio para el usuario final (amparándose en la ley de cooperativas, se salta la ley del precio fijo del libro que sólo permite el 5%).
—-La Ley catalana de cooperativas, ¿permite o no permite hacer más barato el acceso a los bienes culturales, libros, etc?
—-Efectivamente, la ley de cooperativas permite que éstas vendan los productos a sus asociados a un precio muy por debajo del precio de la «tienda normal», ya sean libros, productos alimentarios o cualquier otro producto.
—-En términos culturales, los pequeños editores –Renacimiento, Pre-Textos, Candaya, Cort, Quaderns Crema, Acantilado, Calambur, La Veleta, etc. – son víctimas de la “gran” distribución, consagrada a bestsellers y libros de “masas”. ¿Quién y como puede ayudarlos mejor, el librero tradicional o las cooperativas?
—-Por definición creo que debemos ser los libreros tradicionales los que debemos apoyar a éstas editoriales, la fuerza de la librería independiente radica en saber escoger los fondos que vamos a tener, y a defender, en nuestras librerías. De todas maneras, las librerías independientes han de encontrar el equilibro y ofrecer fondos de calidad y fondos que le permitan la subsistencia.
—-Convirtiéndose en difusores de “masas”, ¿no corren las cooperativas el riesgo de “pervertirse”, transformadas en meras distribuidoras de bestsellers, en detrimento de la cultura de calidad forzosamente mucho más minoritaria? ¿Qué hacer?
—-Si, esto ya está ocurriendo, los usuarios acuden a las cooperativas a comprar el «libro fácil” (bestseller), pero para los libros que necesita una recomendación, o que intuye que serán de difícil localización, se dirige a las librerías de «fondo» (normalmente tradicionales). La solución es difícil, pero tal y como están las cosas actualmente, la única salida es el dialogo. Cooperativas, libreros y Administración deben hablar y llegar a acuerdos para acabar con las incongruencias entre la Ley de cooperativas y la Ley del libro. Pero atención, debemos mantener el precio fijo en los libros, ya que si no va a ser el fin de muchas librerías independientes.