Ángelus Novus de Paul Klee, Museo Jerusalén. Claude Simon.
In Memoriam
La Chaine Info (LCI) anuncia la muerte de Claude Simon.
Los colegas deben consultar las biografía oficiales, antes de percibir que, en verdad, Claude Simon era (1913), con Julien Gracq (1910), uno de los dos patriarcas de la literatura francesa de nuestro tiempo.
Un maestro al que el premio Nobel (1985) no añadió nada, si no una nota de confusión.
Como Gracq, como Jean d’Ormesson (1925), en registros muy diferentes, Simon todavía era un superviviente del Gran estilo de la prosa francesa del siglo pasado. Gran estilo declinante, me apresuro a subrayar: víctima de una insondable melancolía fúnebre, de la que no siempre se salvan los maestros más jóvenes, como Pascal Quignard o Patrick Modiano.
Claude Simon todavía pertenecía a una generación muy marcada por su participación en la Guerra civil español, simpatizante de la CNT / FAI, horrorizado por los crímenes comunistas en la Barcelona de 1937.
Viejas historias. Indisociables del laberinto atormentado de su prosa. Los lectores de Historia y La ruta de Flandes (traducidas tiempo ha; invendibles, hoy como ayer) recordarán hasta que punto el recuerdo vertiginoso de los horrores de la guerra, la mirada del Ángel de la historia (Paul Klee) iluminan con dolor los interminables meandros de una lengua que avanza pidiendo socorro, socorro, socorro. Negándose a callar. Dejándonos el melancólico rastro de una voluntad inquebrantable: escribir es un tormento con el que sembramos el sueño mesiánico de la resurrección. Amén.
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