Apel-les Fenosa La Tempête Pourchassée par le beau temps 1957
On the road again
A vueltas con la mudanza, advierto que me resisto a separarme de las fotos de mis padres, de mis reproducciones de la legendaria cabeza de Hygeia (que compré en el museo de Atenas) y la Victoria de Samotracia (regalo de C., que la compró en el Louvre), de mi máscara griega de Pablo Gargallo.
Se trata de un miedo físico, infantil: temo que la mudanza en curso me ampute por azar de cosas esenciales de mi vida.
Entre los papeles que todavía debo ordenar, me persigue la invitación de Nicole Fenosa a la expo que este verano debo descubrir a JF y PJ, Giacometti – Fenosa (Fundación Apel-les Fenosa, El Vendrell, Baix Penedés, 977 154192).
¿Alguien se acuerda de Fenosa? Él se hizo hombre en el seno de una familia de artistas con mucha sensibilidad anarquista spenceriana, a la manera de Faure o de Borges. Cuando yo llegué a París todavía vivía. Su viuda, Nicole, es una mujer encantadora, frágil, tenaz. Le tiemblan las manos sin cesar. De una fidelidad que recuerda la voz a ti debida de Garcilaso / Pedro Salinas.
Recogerme con esas imágenes, esos recuerdos, me ayuda a comenzar el día, bastante antes que amanezca. Contemplo la cabeza de Hygeia, la máscara de Gargallo y me asaltan los versos de la elegía de Riba consagrada a Sunion, escrita en el destierro, repitiendo su fe inquebrantable en el gran arte, que yo heredé de mis padres, con su gusto por guardar imágenes, fotografías, reproducciones; a la manera que Swann se sirve de tales recursos para ilustrar al niño que, andando el tiempo, será al narrador de la Recherche. Como, en mi caso, esa manía de guardar papeles e imágenes quizá venga de alguna manera de aquella humilde reproducción de Las Hilanderas que teníamos en nuestra casa de Totana y se perdió para siempre en otra lejana mudanza.
Passy says
En una cena con J.M. Bonet nos contaba cómo en una de sus mudanzas, alguien vestido con un buzo de trabajo anduvo merodeando escaleras arriba y abajo. Cuando por fin el caco disfrazado decidió llevarse una caja de buen peso, terminó por abandonarla en la escalera, entre piso y piso, al darse cuenta de que sólo contenía libros… pero qué libros. Una fortuna en mitad de un rellano.
Bon courage et attention
wang wei says
Las mudanzas brindan la ocasión de descender desde la acelerada desmemoria del tiempo que nos enajena a los estratos arqueológicos de la vida que vamos dejando atrás sin contemplaciones. Es el momento de la piedad, de indultar esto o aquello, o el de atreverse por fin a despojarse uno de todo: ¡la gran tentación! La que yo voy a emprender dentro de un instante es más fácil que la suya. Dejo la casa y me voy a la calle. Espero que las sombras me sean hospitalarias. Unas rosas me esperan al borde del tráfico urbano. No conozco hilanderas que las quieran copiar en el tapiz de un sueño más acogedor. Están ahí, a la intemperie, debajo de tantos párpados, en los ojos de nadie.
¡Suerte!
jclavijo says
Todo se resume en Debussy. El espíritu en continua mudanza hacia su dimensión telúrica en La siesta de un fauno.