Jaime Salinas y Jorge Herralde -lectores y editores eminentes- fueron los primeros en advertir que hoy, en verdad, Joyce y Proust sería impublicables.
Espoleado por Eduardo Allende, Javier M., Carlos and co. me tomo la libertad de avanzar una docena de clásicos imprescindibles que -a mi modo de ver-, llegados por correo, firmados por autores desconocidos, no encontrarían editor en Madrid o Barcelona, hoy, por razones de palmaria evidencia:
* La voluntad, Azorín
* Camino de perfección, Pío Baroja
* El hombre perdido, Ramón Gómez de la Serna
* Niebla, Unamuno
* La copa dorada, Henry James
* Ulises, Joyce
* Recherche, Proust
* El ruido y la furia, Faulkner
* El castillo, Kafka
* La montaña mágica, Mann
* Hombre sin atributos, Musil
* El juego de las perlas de cristal, Hesse
* Paradiso, Lezama
* Rayuela, Cortazar
* El innombrable, Beckett
* Grande sertão: Veredas, Guimaraes Rosa
* Uno, ninguno cien mil, Pirandello
* Bajo el volcán, de Malcolm Lowry
* Manhattan Transfer, de John Dos Passos
* Palido fuego, Nabokov
[ .. ]
Ps. El Nicho me da pie para concluir con una nota chismosa. Yo sí he leído Madera de boj. Y me parece un libro sorprendente. Aunque este feo señalar, en mi libro Retrato del artista en el destierro cuento por lo menudo como Cela (que fue un padre o abuelo cordial y amistoso, incluso conmigo) copió varias frases de un artículo mío titulado Galicia artúrica. Frases que él utiliza sin nombrarme como epílogo del libro y de varios capítulos. Pero esa es, ya, otra historia. El Nicho pone el dedo en la llaga. Los últimos libros de Cela, enviados de manera anónima a los mismos editores NO se hubieran publicado. Pero Camilo tenía un talento admirable para las cosas del negocio. Mis respetos.