Sin vacaciones, sin casa, en el destierro, se tiene la enorme ventaja de poder refugiarse, al anochecer, en diminutos cines donde pasan viejas películas de otro tiempo.
Así, vuelvo a ver Winchester 73 y The Far Country / Tierras lejanas. Y vuelvo a repetirme hasta que punto esas películas —-que descubrí antes de la adolescencia, acompañando a mis padres al cine; como yo voy con mis hijos, en circunstancias tan distintas—- entre tantas otras, por supuesto, fueron esenciales en mi formación, para alejarme de todo relativismo moral y confirmar mi fe en lo Bueno, lo Bello, lo Justo; para ilustrar cosas esenciales en la vida, como la resistencia ante el dolor y la adversidad, la confianza en un incierto mañana, la determinación a salir adelante… cosas esenciales para un niño nacido en una familia arruinada por la guerra civil, con un padre todavía recién salido de la cárcel.
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No sé si los jóvenes periodistas y escritores de Caina, sus pueblos y ciudades tendrán tanta suerte como yo, que aún pude recibir el consejo de maestros limpios y honestos. Los jóvenes colegas que hoy abran la prensa de la mañana tampoco sé si advertirán hasta que punto están condenados a consumir basura de caballo:
A* es un excelente crítico. Trata a quienes le pagan con una obediencia, fervor y asiduidad que nunca tuvo para las únicas personas que lo quisieron, en su juventud.
B* es un canalla. Y da lecciones de periodismo e independencia, con un lenguaje de matón, que es su verdadero oficio.
C* es un joven trepador cuya primera virtud es alagar las bajas pasiones de los beatos y beatas que se estremecen mirando como hace pipí y caca por escrito.
D* es un joven falangista que ha puesto al día la retórica josé antoniana de una “España limpia”, montando su pequeño negocio de perseguidor de infieles y ateos de tal religión, sin otro Dios que la vanidad.
E* ha sido monaguillo en una iglesia de provincias, comisario del PCE, enchufado de un rosario de gobiernos; y ahora le dora la píldora al amo que le paga por dar la sana doctrina que corresponde a la mafia filantrópica del momento.
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“Caína va bien…”