Entre los 85 metros cúbicos de cajas de la mudanza, vaya usted a saber donde está la carpeta del libro en curso de escritura. La pruebas ya ajustadas en página de mi nuevo libro, Ramón Gaya y el destino de la pintura, se han salvado del desastre por azar. El cuaderno / dietario está en el fondo de una maleta con cosas íntimas; pero el paleta jamaicano que no ha terminado la cocina ha puesto encima un lavadero con dimensiones equivocadas…
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… con lo cual me repliego en el único ordenador que todavía funciona para anotar los libros pendientes de corregir o escribir:
–La verídica historia de la escritora Celia Jiruña Carón, novelista de rompe y rasga, autora de libros sencillamente imprescindibles, heredera de la magna tradición cainita, en cuya obra se cruzan el surrealismo subversivo, las tradiciones hampescas y el esperpento; hasta que la celebridad la vuelve loca y se fuga con un locutor / comunicador de Radio Caína, indiferente a su vejez corrompida y su gordura, ya ennoblecida por quienes la odiaron, célebre, riquísima, premio Nobel y Quimera de su propia ruina… La locura de Lázaro.
–La verídica historia de los viejos revolucionarios perdidos en el destierro, traicionados por sus hijos, vendidos por sus nietos, condenados a la miseria absoluta, para terminar abatidos por la policía como perros abandonados.
–La verídica historia de los orígenes de la Mafia filantrópica que tomó Caína enarbolando la bandera de la libertad, el progreso y la justicia… a la manera de música celestial interpretada por los Flautistas de Amelín / Caína, que pronto sembraron la vida cívica con esposas apaleadas en nombre de la justicia popular, hijos abandonados en nombre de la libertad, hermanos montando negocios de bulderos, sobornos cobrados en nombre del progreso, cadáveres enterrados en cal viva para lavar la cara de los líderes carismáticos…
–La verídica historia del Líder Carismático -primer beneficiario histórico de la Mafia filantrópica-… con el colofón de la Misa mayor concelebrada en la Catedral de Caína, con ciento cincuenta ataúdes esperando el juicio final, tras la matanza de los inocentes… y una voz de Madre o bruja shakesperiana gritando a su paso: “.. ¡Asesinoooooooooo!!!!”… Una primavera atroz.