Respondiendo a un amistoso envío personal, Mercurius Complutensis subraya su propia perplejidad filológica ante el nuevo “vicio solitario de hacer asientos en nuestras bitácoras personales”.
De su magisterio anoto el “asiento”, que me parece más sensato y oportuno que el bárbaro “post” y el espantoso “postear”. Sin embargo, sospecho que se trata de primeras indagaciones filológicas que sería urgente ahondar.
“Bloguero” suena en mis oídos con entonaciones de barrio bajo. Y “bloguer / s” adolece de un cosmopolitismo anónimo. Adentrándome en un terreno para mí mal explorado, y haciendo un guiño no sé si perceptible a la profesión de Lisias y Demóstenes en la Grecia de Pericles, aventuré hace meses un “blogógrafo” inspirado en el «blogographos» que ha hecho fortuna en una cierta “blogosfera” anglosajona, muy versada en cuestiones filológicas.
Sin embargo, en Francia sugieren un “bloc notes” que no tiene la sonoridad marina de nuestra “bitácora”. Dicho esto, ¿cómo nombrar con propiedad al escritor de cuadernos de bitácora, al escritor de bitácoras, en definitiva?
Busco y no encuentro en la bitácora de José Antonio Millán la respuesta definitiva. Las versiones española, inglesa, francesa,
italiana y alemana de Wikipedia tampoco aportan materiales definitivos, ni mucho menos. Sospecho una perplejidad oceánica. ¿Qué hacer…? ¿Qué dicen los doctores en filología “blogográfica”?