Ante los resultados más que previsibles de las elecciones vascas, el bizantinismo de la retórica ideológica y electoral oculta una realidad social y cultural granítica.
Muy groseramente:
-El 51 por ciento de los vascos se sienten poco, muy poco, nada o rematadamente nada españoles. Entre ellos, una minoría altamente significativa incluso es partidaria de apoyar a quienes creen en el crimen indiscriminado, el crimen político y el Terror.
-Otro 49 por ciento de vascos se sienten un poco, bastante, muy o reciamente españoles. Entre ellos, los hay que consideran posible y deseable dialogar con otros vascos más o menos proclives al diálogo; los hay que temen el riesgo catastrófico de tal diálogo; incluso hay un número creciente de vascos que se ven obligados a huir de Euskadi, porque se consideran amenazados o han sido víctimas de tropelías criminales.
Siendo lo que son los equilibrios y las relaciones de fuerza electorales, no es previsible la “victoria final” de ninguna de las partes. Y la lluvia ácida de los medios de incomunicación de masas audiovisuales solo introduce factores de odio cainita.
Cioran me escribía, hace siglos, que llegaría el día en sería urgente tirarse a la calle para denunciar la tiranía de la ignorancia desalmada. En esas estamos.
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