Le tomo a Edwy Plenel —-ahora que es criticado es el
mejor momento para defenderlo, sin compartir forzosamente
sus posiciones—-, en Le Monde de hoy, una frase de
Cornelius Castoriadis, que él respesca de un libro póstumo:
“Ninguna política digna de ese nombre puede basarse
en la mentira”.
Hanna Arendt hubiese podido escribir una sentencia
semejante. Pero ¿qué político o gobierno español o francés
de los últimos treinta años pudiera ser digno de principios
tan estrictos?
Con cierta prudencia verbal, Plenel estima que Francia se
ha precipitado en “el grado cero de la política”. ¿Qué decir
de la española o catalana?