La prensa europea percibe la figura y los desafíos inmediatos que deberá afrontar Benedicto XVI desde estos ángulos :
-Descentralizar el gobierno de la Iglesia y abrir el sacerdocio a hombres casados, padres de familia (Le Monde), para intentar combatir el «escenario» de una Iglesia sin sacerdotes, víctima de la ausencia de vocaciones.
-Enterrar púdicamente los « discursos normativos » sobre el sexo, para intentar abrirse a las nuevas sociedades secularizadas (The Times), sin olvidar el inquietante problema de la lucha contra las enfermedades transmitidas en el lecho amoroso.
-Responder a las primeras inquietudes de las iglesias reformadas (protestantes), e intentar ahondar el diálogo con judios y musulmanes (Frankfurter Allgemeine Zeitung), cuando la unificación espiritual del mundo es una larga marcha en la que compiten cristianos, judios, musulmanes, hindúes y agnósticos, entre otras confesiones religiosas y profanas.
Los desafíos subrayados por la FAZ, el Times y Le Monde no prejuzgan las imprevisibles respuestas que pudiera dar Benedicto XVI a tales debates de fondo, pero tienen la virtud, al menos, de replantear el puesto del Vaticano en la nueva geografía espiritual, política y material del mundo, con una claridad que enturbian los muy diversos beateríos carpetovetónicos.