Steven Johnson, Co-founder & Editor-in-Chief de Feed, estima que la así llamada pop-culture (comics, musiquillas, vídeos, series de tv, etc) incrementa la inteligencia de sus consumidores, e intenta demostrarlo en un libro que no tardará en ser traducido por un avispado traficante de este tipo de inventos: Everything Bad Is Good por You (Riverhead).
La tesis de Johnson tiene algún fundamento. No poca música pop de los últimos cincuenta años, no pocos comics y series de tv, son mucho más interesantes que la basura pura y dura con la que inundan los super mercados los más eminentes editores. Que los Simpson son algo mucho más inteligente que la inmensa mayoría de las noveluchas publicadas en Caína me parece algo fácilmente admisible. Que muchos video juegos inteligentes (¿?) puedan ser tan apasionantes como el ajedrez es una hipótesis que no descarto de una sola tacada.
Por el contrario, comparar la Feria de Frankfurt (la primera, en su género, para la compra venta de derechos de autor) con la e3Expo que hoy se celebra en Los Ángeles (y es algo así como su equivalente en el terreno mundial de los video juegos) me parece un poco ofensivo. Incluso si la OCDE publica hoy mismo un informe insistiendo en la importancia creciente del negocio planetario de los juegos informáticos.
A mi modo de ver, las nuevas tecnologías de la información (edición de blogs incluida, ça va de soi) no son portadoras del bien ni del mal: todo depende de quien las use y como lo haga; de la misma manera que prensa escrita, radio y tv pueden ser factores de propagación de la libertad o instrumentos de tortura, manipulación e incomunicación de masas, como en tantas ocasiones ocurre en Caína. Nobody’s perfect..!
Carlos says
Estoy totalmente de acuerdo con tu opinión. La cultura es la cultura y la basura es la basura. Y luego a ambas se les pueden poner «apellidos»: cultura clásica o cultura pop o cualquier otro. Ningún género es en sí mismo superior a otro y en todos ellos hay obras maestras y hay bazofia. Un cómic como «Persépolis» de Marjan Satrapi es muy superior en cualquier aspecto a la mayoría de las novelas que se publican.
Como me decía mi madre de pequeño: «Hay que comer de todo», siempre que sea bueno, claro.